Desde que Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se dio un chapuzón en el río Sena para garantizar el buen estado de sus aguas, el triatlón estuvo en el punto de mira. Desde entonces, la prueba ha cabalgado a caballo entre el caos organizativo y la polémica. 

París prometía albergar la prueba de triatlón más impresionante de la historia. Invirtieron más de 1.400 millones de euros para limpiar las aguas, pero, pese al gran desembolso económico, se tuvieron que suspender los primeros entrenamientos por el insalubre estado del río.   

La segunda sesión de aclimatación para los deportistas también se canceló por las lluvias y, para más inri, la espiral de anulaciones fue culminada con el aplazamiento de la prueba masculina de triatlón horas antes de que los atletas iniciaran la competencia en el Sena. 

Antonio Serrat, durante el triatlón disputado en los JJOO de París. REUTERS.

"Me levanté a las cuatro de la mañana, la carrera era a las ocho y la Villa está algo alejada. A mí me gusta correr diez minutos para que el cuerpo se vaya activando y volvimos a la villa después de correr, se dio la noticia de que se cancelaba la prueba. Siendo la hora que era no quedó otra que volver a la cama a descansar", asegura Antonio Serrat, triatleta español que ha competido en París durante su conversación con EL ESPAÑOL. 

"Lo hemos intentado llevar lo mejor posible, pero siempre afecta un poco. Nos hubiera gustado haber entrenado los días previos en el río para familiarizarnos con las corrientes, pero no pudo ser. Creo que desde la organización eran los primeros interesados en que se pudiera entrenar cuanto antes en el Sena, pero no creo que mi rendimiento se haya visto afectado por esto porque para todos es igual", amplía Antonio Serrat.

La prueba masculina se celebró un día más tarde de lo esperado, pero la feminina según el horario previsto aunque no sin polémica. Al caos organizativo en general se sumó una salida anticipada que colmó el vaso de la paciencia española. "Creo que la Federación Internacional se ha reído de nosotros. Ha habido una salida una y no se ha repetido", aseguró Godoy, triatleta española, tras la prueba.

Miriam Casillas fue un paso más allá con sus declaraciones. "Desde la organización no han pensado en los atletas, se han centrado en el escenario, en la imagen y en vender la imagen del Sena. No se ha pensado nada en la salud de los atletas. Si se hubiera hecho no se hubiera realizado en el río y hubieran tenido un plan B", sentenció.

El caos organizativo fue tal que se llegó a plantear la posibilidad de eliminar la prueba de natación y convertir el triatlón en duatlón, lo que desembocó en un malestar efervescente entre los deportistas que incluso llegaron a estudiar la posibilidad de plantar a la competición. "Había rumores", asegura Antonio Serrat a este periódico. 

Jorge García, entrenador de Anna Godoy reconoció que la posibilidad estuvo sobre la mesa. "Contemplaban competir en duatlón, pero los atletas, en ese caso, hablaron de hacer un plante, incluso yendo a la salida y quedarse quietos. No sé si todo el mundo lo hubiera hecho, pero se planteó. Incluso se llegó a plantear a la organización", dijo el técnico.