Carlos Alcaraz va a pelear por darle una nueva medalla de oro a España en los Juegos Olímpicos de París. No es ninguna sorpresa, era una de las principales bazas del equipo español para engordar el medallero, así que el tenista murciano cumplió con las mejores expectativas y se coló en la gran final después de ganar al canadiense Auger-Aliassime en las semifinales (6-1, 6-1). [Así vivimos la victoria de Carlos Alcaraz ante Auger-Aliassime]
El partido no tuvo ningún tipo de historia. Había cierto temor por ver si Alcaraz no acusaría el cansancio que lleva acumulado en estos Juegos Olímpicos, donde ha llegado a jugar incluso dos partidos por día al formar pareja con Rafa Nadal en el cuadro de dobles, pero nada más lejos de la realidad.
Alcaraz voló sobre la pista y se impuso con una facilidad pasmosa a un rival que también había estado presente en el cuadro de dobles mixto, por lo que su fatiga era similar.
El claro reflejo de la superioridad del murciano fue el marcador. El 6-1 de la primera manga dejó claro que Auger-Aliassime no pudo sino achicar agua de manera infructuosa. El canadiense sufrió el primer break en su segundo servicio, y a partir de ahí fue incapaz de ganar ni un solo juego con su saque en este primer set.
Los juegos fueron cayendo uno tras otro a favor del español. No hubo reacción alguna desde el otro lado de la pista, pero no por la incapacidad de Felix Auger-Aliassime, sino porque Carlos Alcaraz estaba completamente encendido.
El murciano lleva maravillando en estos Juegos Olímpicos desde el día de su debut, y parece que cada día que pasa se encuentra todavía más a gusto si cabe. En las instalaciones de Roland Garros se encuentra como en casa, quizás bien aleccionado por Rafa Nadal, y se nota que está en un estado de forma pletórico.
El 6-1 cayó como un auténtico mazazo, y enseguida se vio que Aliassime no iba a poder recuperarse de un golpe tan duro. El guion fue prácticamente calcado, porque en el momento en el que Carlos Alcaraz apretó mínimamente el acelerador volvió a romper el servicio.
El canadiense ya fue incapaz de levantar cabeza. Se resignó a aceptar la realidad, y esa no era otra que Carlos Alcaraz iba lanzado a por la final y, lo que es todavía mejor, con el menor desgaste posible. Otro 6-1 lapidario para clausurar el encuentro en poco más de una hora.
España ya tiene una medalla más en su casillero, aunque todavía no se vea reflejada. Queda por saber próximamente si será de oro o de plata, pero Carlos Alcaraz va lanzado hacia el que podría ser un nuevo oro para la expedición española en París 2024.