El camino de Sorribes y Bucsa se vuelve sinuoso en París. No de manera definitiva, pero sí les desplazan de la carretera por el oro. La dupla formada por Shnaider y Andreeva -pupila de la española Conchita Martínez- hizo prevalecer su superioridad ante el tándem español y peleará el domingo por la presea dorada después de superar (1-6 y 2-6) a Bucsa y Sorribes que quedan relegadas a la final por el bronce. [Así hemos vivido la derrota de la pareja española en dobles femenino].

Son tenistas antagónicas las españolas. La expresividad de Sorribes y el callado trabajo de Bucsa. Dos caracteres muy diferentes que han mezclado beneficiosamente desde que unieron sus raqueta de rebote hace poco más de dos meses. Ambas cayeron en el individual el pasado lunes, además de Sorribes en el dobles mixto junto a Granollers, por lo que centraron sus esfuerzos el tándem femenino. 

Opacadas en París por la mastodóntica dimensión mediática de la pareja masculina -Nadal y Alcaraz- la dupla que comenzó como una mera probatura, adquiere magnitud olímpica e invita al optimismo de cara a regalar otra medalla a la delegación española. 

Tendrá que ser de bronce porque la claridad de ideas de las rusas así lo ha dictado. No se dejen engañar por el rostro angelical de Andreeva. La ternura que desprende desaparece cuando se enfunda la raqueta. Bien desde el fondo de la pista, o bien encima de la red.

El orden de los factores no altera el producto que no era otro que más puntos al bolsillo ruso. Todos los intentos de Bucsa y Sorribes por revertir el guion quedaban en vano. Buscaron partir a dupla rusa ensanchando la pista, aunque de nada sirvió porque Shnaider es el pegamento de Andreeva.

Bucsa y Sorribes, durante el partido de semifinales de los Juegos Olímpicos. REUTERS.

A más exigencia, mayor precisión desprendía su raqueta. Imposible de bloquear para Bucsa, inapelable para que Sorribes respondiera desde el fondo de la Suzanne Lenglen. La superioridad rusa, en cualquier caso, desembocó en nerviosismo a la hora de cerrar el partido. 

Un juego perdido y cuatro bolas de rotura levantadas. Conato de remontada para las españolas que quedó en amago. Lo sofocaron a tiempo las rusas, cuya mirada está ya puesta en la pelea por el oro. Bucsa y Sorribes, unidad de rebote, quedan relegadas a la pelea por el bronce.