Ray Zapata abrió la final de suelo en París 2024. Siempre es complicado ser el primero en un momento tan importante y tan tenso, pero al gimnasta español no pareció importarle enfrentarse a una situación así.

Concentrado, pero sin perder la sonrisa, hizo su aparición en el Bercy Arena para disputar una nueva final olímpica de suelo. Los recuerdos, por supuesto, eran inmejorables teniendo en cuenta que la última vez en Tokio 2020 se había colgado la plata de una manera impresionante.

Zapata resopló, saludo, y se puso manos a la obra. Enseguida empezó a clavar todas las maniobras, a cortar el aire con sus piruetas y a clavar los pies cada vez que aterrizaba sobre el suelo. Muy pocos fallos, a menos a simple vista, los de Zapata en este ejercicio que cada vez tenía mejor pinta.

Ray fue ganando en confianza a medida que avanzaba su actuación, y tras 80 segundos de ejercicio parecía un serio aspirante a conseguir de nuevo medalla por segundos Juegos consecutivos.

Exultante, enseguida sonrió y celebró la buena actuación que acababa de firmar. Las sensaciones eran muy buenas. Es cierto que había cometido algún pequeño error, pero nada que hiciera pensar en un desenlace fatal. 

La referencia de la clasificación era de 14,600, se esperaba algo más incluso del gimnasta español, pero la incertidumbre se apoderó enseguida de la situación. Los jueces tardaron en hacer pública la nota de Ray Zapata, tanto, que la tensión fue creciendo con el paso de los minutos. 

Ray Zapata, durante la final de suelo en París 2024. REUTERS

Algo no iba bien, no era normal que se dilatara tanto la decisión, hasta que se vio un 14,333 de nota final. No era ni mucho menos lo esperado, porque Zapata ni siquiera pudo superar su calificación de la fase previa. 

La decisión de los jueces levantó enseguida innumerables reacciones críticas entre los aficionados y los expertos españoles. Finalmente, Zapata tan sólo pudo ser séptimo en la final de suelo.