Fueron 145 minutos larguísimos, prácticamente un partido y dos prórrogas entre el tiempo reglamentario y añadidos, en los que el vendaval ofensivo español amagó con ser infructuoso durante más de una hora y media, pero acabó abrazando la épica final. Hermoso primero y Paredes después (2-2) forzaron un tiempo extra que desembocó en la exitosa tanda de penaltis para España sobre Colombia. [Así hemos vivido la victoria de las de Montse Tomé].
La corona de la selección española femenina continúa la búsqueda de su tercera arista. El Mundial 2023 y la Nations League 2024 aguarda a la espera de un nuevo acompañante en la vitrina. Tuvo que ser Aitana Bonmatí, la vigente Balón de Oro, quien culminara el billete a semis. No sin sufrimiento, el ingrediente que esta selección ha convertido en su compañero de viaje.
Las de Montse Tomé se impusieron a todo. Al empuje de Colombia, que se adelantó y puso tierra de por medio en el marcador, a la impotencia de un partido en el que pocas cosas les salieron de la manera esperada y a las dudas de las propias jugadoras. Sus rostros mutaron acorde al desarrollo de la trama en Lyon, cuna cinematográfica de los hermanos Lumière en la que España sacó su propia película de superación.
Por feliz fuera el final, no se olvida la sinuosidad del guion. Colombia sorprendió, tal y como aseguraba Pavi 24 horas antes de llevar a cabo su plan, no impactaron desde la pizarra, pero sí en la ejecución. El rival, desconocido para España en el cara a cara, pero popular en el fútbol español con Linda Caicedo -Real Madrid-; Leicy Santos -ex del Atlético-; o Mayra Ramírez -ex del Levante-, tuvo las ideas más frescas que el combinado español.
Un bloque que no deja de ser peligroso por muy conocido que sea. España llegaba tarde a las ayudas, cualquier intento de presión quedaba en vano, no cerraban los costados y se les veía un punto por debajo físicamente. Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, desaparecidas, imprecisas en el pase. España, inoperantes en ataque y estériles en defensa.
Carmona, Aleixandri, Paredes y Batlle sufrieron horrores para contener a Linda, Leicy Santos y Mayra. Un pase de la segunda lo culminó la tercera ante la salida de Cata Coll y encendía las alarmas españolas después de que el VAR no señalara una posible falta previa sobre Alexia en el germen de la jugada.
España no encontraba soluciones a los problemas generados por Colombia. Ni siquiera el cambio táctico situando a Salma como carrilera lograba frenar los avances de Mayra, aunque la solución fue un cambio. Tomé dio entrada a Hermoso, que reclamaba minutos, y la claridad se abrió paso. Dio fluidez a la circulación y fue indetectable entre líneas.
Recogió un rechace y devolvió a España las esperanzas a diez minutos del final. En ese momento Colombia centraba sus esfuerzos en ganarle tiempo al tiempo. Una sustitución, un trago de agua, los cordones desatados... cualquier intangible era favorable para dejar correr al cronómetro.
Sin embargo, casualidad o destino, el fútbol quiso que Irene Paredes, errática en los dos goles encajados, forzara la prórroga anticipándose a su marca sobre la bocina. La prórroga parecía favorable para las de Tomé, pero se transformó en un combate nulo, sin apenas bofetones. No llegó el gol y el partido pasó a hablar el idioma de los penaltis cuya mejor intérprete fue Cata Coll.
Detuvo el primero y acertó el lanzamiento de otro. Mariona acertó, como hicieron Vanegas y Eva Navarro. La mandó a las nubes Salazar. Y Salma acercó la victoria con otro tanto más. Carabali puso suspense y Aitana Bonmatí la sentencia. España ya está en semifinales, a un paso de las medallas. Las de Montse Tomé confiaron y creyeron más que nadie. El oro, a dos triunfos.