La clásica medalla olímpica del taekwondo español deberá esperar. Tras el amargo sabor de boca que dejaron Adriana Cerezo y Adrián Vicente, la responsabilidad de la presea recaía sobre un Javier Pérez Polo que no pudo transformarlo en medalla. Cayó en el último asalto con el brasileño Edival Pontes y se esfumó las 17ª medalla de la delegación española. 

Javier Pérez Polo inició llevando la iniciativa y manteniendo las distancias con el brasileño, que logró igualar a falta de dos segundos para el final de un primer asalto que cayó de su lado por la técnica en ese último golpe. Todo el esfuerzo del español quedaba en vano.

La charla con su entrenador fue calmada, manteniendo la línea de trabajo llevada a cabo con sus psicólogos deportivos. El rendimiento del madrileño había sido prácticamente impecable, pero su rival iba por delante. Mantuvo la mente en blanco para vislumbrar la técnica que debía llevar a cabo y ejecutó correctamente. 

Javier Pérez Polo, durante su combate en semifinales. REUTERS.

Todo se decidiría en el tercer y último asalto. Javier entró concentrado, convencido de que su hoja de ruta le daría el bronce, pero en ella no estaban los dos trunks consecutivos del brasileño. Estuvo cerca de dejarlos en vano tras dos penalizaciones consecutivas a Edival, pero era tarde, el cronómetro ya estaba agotado.

El discreto arranque en el torneo del brasileño y el esfuerzo que tuvo que hacer en el tramo final de la jornada -tuvo que pasar por la repesca- aventuraban un panorama estupendo para el madrileño. Nunca iba a tener tan cerca la ocasión de un brillo olímpico como aquí en París. Duodécimo en Tokio 2020, ya había escalado puestos, estaba al lado de su objetivo.

El taekwondo sigue vacío

La octava medalla olímpica en taekwondo para España va a tener que esperar. Queda solo la opción de Cecilia Castro, su pareja, que entrará en acción el próximo viernes. sigue con una asignatura pendiente el taekwondo con el medallero. Fue a última hora, en el penúltimo combate de la categoría de -68 kilos, como telonero de la final que disputaron su verdugo, el uzbeko Ulugbek Rashitov y el jordano Zaid Kareem, cuando el madrileño de 27 años se quedó en puertas de su sueño.

El brasileño, en contra de lo que se esperaba, afrontó sin complejos un duelo con el que no contaba. Y triunfó. Ganó el bronce Pontes y dejó a Pérez Polo como una nueva decepción para el deporte olímpico español.