Los Juegos Olímpicos de París 2024 no solo destacaron por el desempeño deportivo, sino también por un gesto solidario que marcó la diferencia en un contexto de creciente demanda de ayuda alimenticia en Francia.
Más de 100 toneladas de alimentos que no fueron consumidos durante el evento fueron redistribuidas a diversas organizaciones benéficas, ayudando a mitigar el desperdicio de alimentos y beneficiando a miles de personas necesitadas.
La iniciativa de redistribución de alimentos surgió a raíz de un acuerdo firmado entre el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos (Cojop) y tres importantes asociaciones de ayuda alimenticia: Restos du Cœur, Missing Chain y la Federación Francesa de Bancos de Alimentos.
Este acuerdo tenía como objetivo principal evitar el desperdicio de alimentos y garantizar que los productos no consumidos por los deportistas y espectadores pudieran ser reutilizados para satisfacer la creciente demanda en los bancos de alimentos.
La implementación de este plan fue todo un éxito. Según informó Grégoire Béchu, responsable del proyecto de alimentación sostenible de París 2024, a Libération, se estima que se redistribuyeron más de 100 toneladas de alimentos en toda Francia.
Trabajo urgente
Este logro fue particularmente significativo en un año marcado por la inflación, que ha visto un aumento en la demanda de ayuda alimenticia y una disminución en las donaciones individuales.
El Banco de Alimentos de París y de la Isla de Francia (Bapif) fue uno de los principales receptores de estos alimentos. François Gras, presidente del Bapif, comentó que solo en la villa olímpica se recuperaba hasta una tonelada de alimentos por noche.
Los productos, que incluían desayunos, lácteos, frutas y verduras frescas, fueron distribuidos al día siguiente, ofreciendo un apoyo crucial a las familias necesitadas durante el verano.
Este tipo de alimentos, criticados por algunos atletas por no cumplir con sus expectativas, fueron altamente valorados por las organizaciones benéficas por su calidad. Para muchos beneficiarios, la comida proveniente de los Juegos Olímpicos representó una variedad y cantidad que no suelen recibir en las donaciones habituales.
La redistribución de alimentos durante los Juegos Olímpicos no solo tuvo un impacto positivo inmediato, sino que también estableció un precedente para futuros eventos deportivos.
La Federación Francesa de Bancos de Alimentos ya había implementado un sistema similar durante la Copa del Mundo de Rugby en 2023, pero la escala de los Juegos Olímpicos permitió un alcance mucho mayor.
En la región de París, se recogieron aproximadamente 60 toneladas de alimentos, lo que representa una contribución significativa para las organizaciones benéficas en un momento de alta necesidad.
El Banco de Alimentos de Indre, que recogió más de 10 toneladas de alimentos en Châteauroux, fue otro beneficiario clave. Según Marie-Dominique Patureau de Mirand, presidenta del banco, algunos días se realizaron hasta tres viajes de ida y vuelta para recoger todos los alimentos disponibles.
Esta operación no solo evitó el desperdicio de alimentos, sino que también permitió que el banco abasteciera a 68 socios, entre asociaciones y tiendas de alimentación solidaria.
El éxito de esta iniciativa ha llevado a las organizaciones benéficas a considerar la posibilidad de establecer convenios similares en futuros eventos deportivos, tanto nacionales como internacionales.
De hecho, la convención para la redistribución de alimentos se renovará durante los Juegos Paralímpicos, que se celebrarán a finales de agosto de 2024. Este modelo de recuperación y redistribución de alimentos podría convertirse en una práctica estándar en eventos de gran magnitud, ofreciendo una solución efectiva al problema del desperdicio alimenticio y al mismo tiempo apoyando a las comunidades más vulnerables.