Gonzalo, el niño donante de órganos que murió al volante soñando con ser Alonso

Gonzalo Basurto, el sábado por la tarde, acudió al circuito Fernando Alonso para hacer lo que más le gustaba: subirse a un kart y pasárselo bien. Era un chico normal, alegre, sonriente y divertido. ¡Todos le querían! Tenía 11 años y disfrutaba conduciendo a toda velocidad. Hasta que todo se torció. A las 18:30 horas, cuando daba una vuelta por el trazado, cogió una curva y chocó circunstancialmente con otro compañero. Su coche volcó y cayó sobre él. Sufrió dos paradas cardiorrespiratorias, fue estabilizado y trasladado al Hospital Universitario de Asturias. Luchó con todas sus fuerzas por agarrarse a la vida, pero falleció en la madrugada del sábado al domingo. Como donante, perdió su vida, pero ayudará a salvar otras muchas.

Su historia dejó sin respiración al mundo del automovilismo. Gonzalo Basurto, al igual que otros muchos chicos de su edad, soñaba con ser como Fernando Alonso compitiendo y entrenando en el circuito al que da nombre el piloto de McLaren-Honda. Allí acudió el sábado por la tarde para entrenar en una sesión privada, según confirmó a este diario la Federación Española de Automovilismo. El niño, de 11 años, preparaba la carrera del día siguiente, una cita puntuable para el campeonato de Asturias de Karting que debería haberse celebrado el domingo por la mañana, pero que finalmente tuvo que ser suspendida.

ALEGRE, DIVERTIDO Y BUEN JUGADOR DE FÚTBOL

La noticia de su fallecimiento se hizo oficial el domingo por la mañana y pilló por sorpresa a Villarcayo de Merindad, lugar donde residía su familia. Allí, todos sabían del gusto del niño por el automovilismo, una pasión que había heredado de su padre y de su tío, según confirmó su entorno a EL ESPAÑOL. Su otra pasión era el fútbol. Gonzalo jugaba en el equipo alevín del pueblo, el Nela, por la banda. Era rápido, espabilado y se le daba bien el deporte, reconocen.

La familia Basurto, que vivía cerca de la plaza, era una de las más queridas del pueblo. Su abuelo, Javier, había montado una empresa de construcción hace años en Medina de Pomar, un pueblo que se encuentra a 10 kilómetros de Villarcayo, y daba empleo a muchas familias, según reconocen desde la peña Athletic, donde conocían bien a la familia. Ahora, tras la jubilación del abuelo, la empresa la llevaban Fernando, el padre del niño, y Álvaro, su tío.

Aunque la empresa estaba en Medina de Pomar, la residencia familiar estaba en Villarcayo. Allí, el niño que quería ser Fernando Alonso acudía cada día al colegio Princesa de España. “Era una familia muy querida. Él era muy alegre, muy movido y le gustaba mucho el motor”, confirman a este periódico desde el entorno. De ahí que su muerte haya afectado por igual a todos los habitantes del pueblo, donde se han quedado en estado de shock y no han parado de darle ánimos a la familia desde que ocurriera el accidente.

“Estamos muy dolidos”, explicaba el alcalde, Adrián Serna, a este periódico. “Ellos eran de aquí de toda la vida. Cuando hemos recibido la noticia no nos lo creíamos. Es una tristeza enorme”, confesaba. A la vez, también ha decretado un día de luto oficial y, tras recibir la “trágica noticia”, ha reconocido que se está estudiando hacerle algún tipo de homenaje a Gonzalo, que llevaba dos años conduciendo karts.

La noticia también pilló por sorpresa a Fernando Alonso, que dio el pésame a la familia a través de Twitter y dijo estar afectado. “Despierto de madrugada en uno de los días más tristes. Destrozado. Desde aquí, un abrazo enorme a la familia de Gonzalo”, reconoció. Y lo propio hizo Carlos Sainz, que apuntilló: “El deporte del motor recuerda de vez en cuando el riesgo”.

Las muestras de cariño le llegaron desde el mundo del automovilismo y también desde el futbolístico. Los equipos de la zona también quisieron dar el pésame y recordar al pequeño Gonzalo. “La pérdida de un ángel que ahora ayudará desde el cielo a todo el club”, tuiteó el CD Gamonal. Y le siguieron el Burgos, el Norma, el Becerril… Todos. Fútbol, motor, velocidad y vida. Gonzalo falleció por un fatal accidente, pero arropado por todos. Que descanse en paz.