Es hablar de Spa-Francorchamps y tener ya un olor a gasolina, motor y emociones. Sus curvas, su recta en bajada que abre Eau Rouge, punto de todo encuentro para el amante del motor, sus bosques, sus colinas... todo (y algo más) hacen de este circuito uno de los preferidos para cualquier piloto. Es uno de los trazados más míticos de la historia del automovilismo, cuna del motor, amigo de todo piloto que quiera sentir el poder de atracción de este mundo.
Spa, sede de prácticamente todas las categorías y competiciones (también motociclismo, hasta 1990), ha visto grandes de las luchas deportivas del motor (inolvidable aquél adelantamiento de Mika Hakkinen a Michael Schumacher, entre otros), pero siempre podrá mostrar orgullo por ser el circuito en el que 'nació' Fernando Alonso. Era agosto de 2000 y el español, con 19 años recién cumplidos, se plantaba ante el mundo de la Fórmula 1. Una victoria aquí en la Fórmula 3000, la segunda división, para simplificar, de la F1, le abrió las puertas de la gloria. Briatore se fijó en él, le cedieron a Minardi, debutó en Renault... y a partir de ahí ya saben todo lo que ocurrió.
Como si de un amor de verano se tratara, Alonso nunca más volvió a ganar en el lugar de la primera vez. Años y años que se le atragantó una victoria y no solo eso, ya que Spa acabó convirtiéndose en el lugar del principio del fin. Allí alcanzó el clímax 'juvenil' pero allí se hundió en la madurez de su carrera. Cuando tocaba el Mundial en 2012, Grosjean le embistió en la salida del GP de Bélgica, le obligó al abandono e inició el declive. De ser líder sólido a no volver a ganar ninguna carrera aquél año, motivo por el que acabó perdiendo el campeonato en beneficio de Vettel.
En realidad, aquella carrera en Spa-Francorchamps es la representación de las frustraciones de Alonso en la F1 de los últimos años. El accidente fue duro y peligroso. "Tengo un trofeo de campeón del mundo menos, pero gané una vida", bromeaba años más tardes Fernando. Y esa es la frase. Allí donde nació deportiva mente en 2000, volvió a nacer físicamente en 2012 y ahora quiere renacer en lo que a la victoria se refiere en 2018.
En otras circunstancias, eso sí. En Spa no solo se corre Fórmula 1 y eso es una de las cosas que aprendemos con el asturiano. Fernando Alonso consigue este fin de semana que el aficionado medio conozca que en el trazado belga también se acoge una de las pruebas del Mundial de resistencia, ese en el que este año se ha sumergido el asturiano, en su afán por querer demostrar que es el piloto más completo. Este sábado (a partir de las 13:30 horas) se disputan las 6 Horas de Spa, la primera carrera del Mundial de Resistencia (WEC), que por primera vez durará dos años.
Y allí estará Alonso, con infinita esperanza de hacer algo grande en el mundo del motor. A falta de alegrías en F1, el asturiano se refugia en las pruebas de resistencias, que ya moldeó el año pasado al participar, retirándose en el tramo final por problemas en su coche, en las 500 Millas de Indianápolis. Ahora se emerge en el Mundial, que durará dos años (cinco carreras en 2017 y otras tres en 2018) y en el que tiene previsto participar en todas las pruebas: las 6 Horas de Silverstone, las 6 Horas de Fuji, las 6 Horas de Shanghái y las 1.000 millas de Sebring, además de las míticas 24 Horas de Le Mans, valedera para este Mundial, y única, junto a las 6 Horas de Spa, que se celebrará dos veces en este campeonato bianual.
Fernando Alonso, tras una dubitativa sesión de clasificación, en la que hizo peor tiempo que su compañero Kazuki Nakajima, es optimista para la prueba de este sábado, en la que saldrá primero por sanción al Toyota nº7, el de sus principales rivales, por exceso de consumo de combustible. Aquí sí es favorito. "Estamos en primera fila los dos coches (en referencia a los dos Toyota Gazoo Racing) y tenemos serias opciones de ganar la carrera", comentó tras la clasificación. El español anotó un tiempo de 1:55.143 en su mejor vuelta y prácticamente la única, ya que el terrible accidente de Fitipaldi interrumpió el ritmo de este viernes. La pole, para Alonso, Nakajima y Buemi, aunque el mejor tiempo fuera para el japonés Kamui Kobayashi, también de Toyota, y acompañado por Conway y Pechito López, estuvo en 1:54.583.
En LMP1 (Le Mans Prototype 1, principal categoría en el Mundial de Resistencia) Alonso comparte aventura con otros viejos conocidos en la Fórmula 1, como su excompañero Jenson Button, Vitaly Petrov o Bruno Senna. El objetivo, además de la victoria, es llegar perfectamente preparado a las 24 Horas de Le Mans (16-17 de junio), el gran reto de Fernando, que busca la segunda pieza para conquistar la Triple Corona. La primera ya la tiene (Mundial de F1) y la tercera se volverá a intentar en Indianápolis. Es, todo ello, por el afán de querer ser el piloto más completo de todos los que existieron. Así es Fernando.
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