Vuelve la Fórmula 1. Lo hace en Canadá, séptima prueba de un Mundial que sigue liderando Hamilton (con 14 puntos de ventaja sobre Vettel) y en el que Fernando Alonso no esconde ya que puede ser el último en el que participe. No lo dice con palabras, sino con gestos. El simbolismo es muy importante en un momento en el que el asturiano tiene ante sí la duda del futuro respetando el presente.
El asturiano llega a Canadá con la mente puesta en el próximo fin de semana, cuando cumplirá uno de los principales objetivos que se marcó a principio de año: debutará en las 24 Horas de Le Mans, una de las míticas y más grandes pruebas del motor, que pertenece además al Mundial de Resistencia que lidera, eso sí, con una sola carrera disputada, las 6 Horas de Spa que ganó a principios de mayo.
No oculta el asturiano su predilección por esta prueba: ha ido cebando su participación en las redes sociales, colocando continuamente imágenes y textos en los que elogiaba esta prueba... y la IndyCar, otra categoría del automovilismo en la que ya participó en 2017 en las 500 Millas de Indianápolis. Fernando Alonso, pese a que tiene una prueba de Fórmula 1 este fin de semana (y otras 14 hasta final de año), está más centrado en los nuevos retos. Tanto que si ahora llegara alguien que no supiera su pasado, al que colocaran únicamente para examinar su presente, pensaría que es un piloto de IndyCar, ya que lo promociona más (mucho más) que la Fórmula 1.
Cosas de la ilusión y de los nuevos retos que se afronta el piloto español, algo a lo que también ayuda el actual equipo McLaren por dos hechos diferentes pero entrelazados: desde la escudería británica ya se empieza a descartar poder ganar en los dos próximos años y estarían estudiando colocar un equipo en la IndyCar. Los mensajes son muy claros.
Fernando Alonso participó en las 500 Millas de Indianápolis de 2017 con el equipo Andretti Autosport, un socio de McLaren, que permitió al asturiano ausentarse la pasada temporada del Gran Premio de Mónaco para participar en esta prueba de la IndyCar. Desde McLaren se considera que aquella asociación fue de gran éxito, pese a que Fernando Alonso no pudo terminar un problema (precisamente por el problema del coche), y no descartan adentrarse en estas otras pruebas del motor.
Zak Brown, CEO de McLaren, ha puesto a un grupo de personas a evaluar hasta que punto sería viable un equipo en IndyCar, un rumor que cada vez coge más fuerza y más tras el fichaje del brasileño Gil de Ferran, subcampeón de la IndyCar en 2003 (aquél año ganó las 500 Millas de Indianápolis) y tercero en 2002, en su equipo de asesores. De Ferran es además un experto de esta prueba. "Estamos considerando otras categorías, principalmente la IndyCar está bajo análisis", reconoció Brown, que explicó que el fichaje de Gil de Ferran se debe al mencionado interés por la IndyCar y que "cualquier experiencia que tenga para ayudarnos a mejorar, será bienvenida".
El brasileño ya asesoró a Fernando Alonso en su participación en Indianápolis el año pasado y el piloto asturiano se deshizo en elogios hacía él. "Es bueno tenerle aquí, tal vez con un enfoque nuevo o un punto de vista diferente en algunas de las cosas que estamos haciendo. Es un gran tipo", dijo el español, que añadió que "su contribución quizás se note más adelante, en un par de meses".
Según informa el portal Autoweek, Zak Brown y Eric Boullier, jefe del equipo McLaren F1, se reunieron en Detroit, donde se celebró el pasado fin de semana la séptima y octava carrera de la temporada de la IndyCar, con los pesos pesados de la IndyCar con la intención de sondear el terreno y explicarles sus intenciones. Y fue en esa reunión donde Boullier habría asegurado a los organizadores que si McLaren finalmente aterriza allí, será con "un piloto de clase mundial", lo que cierra aún más las quinielas en la figura de Fernando Alonso. Luis García Abad, mánager del piloto español, estaba en esa reunión.
"Preparado para ver y disfrutar de la carrera del día", escribió Fernando Alonso en su Twitter sobre las 500 Millas de Indianápolis el mismo día que había competido en el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, la que catalogó como "la carrera más aburrida de la historia", dando otro paso más en su desapego a la competición que hasta ahora ha sido su casa.