La primera jornada de test en Bahréin ha dejado una de las imágenes más esperadas por la Fórmula 1. El apellido Schumacher ha vuelto a grabarse en un monoplaza siete años después de que Michael se despidiera por segunda, y definitiva, vez del Gran Circo.
El testigo del Káiser lo ha tomado su hijo Mick. El joven piloto alemán forma parte desde esta temporada de la cantera de Ferrari y la escudería del cavallino le ha elegido para rodar con su monoplaza durante la primera jornada de pruebas en el trazado de Sakhir. Tras 39 vueltas, el germano ha colocado al bólido rojo segundo en la tabla de tiempos final con una vuelta de 1:29.976, solo por detrás del Red Bull de Verstappen.
La decisión de dar el asiento en los test a Mick Schumacher parece más un premio que una declaración de intereses por parte de la escudería italiana. Mick no ha sido la única cara extraña, la primera jornada en Sakhir ha reunido varios nombres que han llamado la atención: Pietro Fittipaldi, nieto del bicampeón de Fórmula 1 Emerson Fittipaldi que ha pilotado para Hass; y Fernando Alonso, que ha vuelto a McLaren para colaborar con los de Woking y Pirelli en la evolución de los neumáticos.
Schumacher: un apellido que marca
Por mucho que lo intente, Mick siempre ha sido y será el hijo de Michael y el sobrino de Ralf. Superar los éxitos de su padre es casi una misión imposible pero incluso los de su tío supondrá un reto. El hermano del Káiser compitió en F1 once temporadas en las que ganó seis carreras, logró seis poles y se subió 27 veces al podium.
Desde que dio el salto a la Fórmula 4, la mirada de los medios y los fans del mundo del motor han estado sobre él. Las comparaciones han sido habituales y constantes. Michael ganó la Fórmula 3 con 21 años en su segunda temporada en la categoría, por su parte Mick se ha adelantado dos años a su padre y lo ha logrado con 19, también en su segundo año en la categoría.
La gran diferencia entre ambos es que Michael dio el salto de ganar el campeonato de la F3 alemana a la Fórmula 1 con Jordan, un Gran Premio, y con Benetton en la recta final de la temporada. Mick aún tiene tiempo para igualar el debut a los 22 años de su padre en F1. Antes de eso, Ferrari quiere que gane experiencia en la F2 y demuestre que es capaz de pilotar en una escudería como la italiana.
Si algo ha demostrado Mick es constancia en los campeonatos en los que ha participado. En la Fórmula 4 compitió dos años. Tras una primera temporada en la que solo ganó una prueba y se subió dos veces al podium, en su segundo año compatibilizó la F4 alemana con la F4 italiana, acabando segundo en ambos certámenes y cosechando diez victorias y 22 podiums en total.
En 2017, el equipo italiano Prema, de la F3 europea, le dio la opción de dar un paso más en su carrera. Tras una primera temporada en la que conoció la dureza del campeonato y solo pudo conseguir un podium, Mick se reivindicó en 2018. El pequeño Schumacher logró su primer título mundial gracias a ocho victorias y 14 podiums.
La temporada 2018 solo esconde un 'pero' para Mick. El alemán corrió por segunda vez el Gran Premio de Macao, una de las pruebas más famosas y peligrosas del automovilismo mundial y que Michael Schumacher conquistó en 1990. El joven piloto tuvo que conformarse con un quinto puesto en la que seguramente sea su última participación en la prueba.
Alemania - Ferrari: ¿pareja ganadora?
Con Michael Schumacher, Ferrari vivió su más reciente época dorada. Cinco títulos mundiales consecutivos del Káiser, y seis mundiales de constructores, demostraron el dominio con puño de hierro con el que el alemán y la escudería italiana dominaron entre 1999 y 2004.
Los cambios en el reglamento y un tal Fernando Alonso, apartaron a Schumacher de las victorias y anunció su retirada a finales de la temporada 2005. Desde entonces, Ferrari ha conquistado: dos títulos de constructores (2007 y 2008), un mundial de pilotos (2007 - Kimi Raikkonen) y muchos fracasos. Ni con Fernando Alonso al frente, ni con Sebastian Vettel han logrado la senda de un proyecto ganador y dominador como aquel.
Volver a ver el apellido Schumacher en un bólido rojo ha sido, para los más nostálgicos, algo muy especial. Pero la realidad es que a Mick aún le queda tiempo para dar el salto, al menos para verle con un asiento en Ferrari.
La escudería italiana tiene dos figuras muy seguras. Por un lado, el joven monegasco Charles Leclerc que se ha convertido en la gran revelación de esta temporada y que promete dar muchas tardes de gloria a los tifosi de Ferrari.
Por otro lado, Vettel se ha convertido en la eterna duda en la escudería italiana. El piloto germano llegó de Red Bull con el reto de volver a ganar un mundial pero el dominio de Mercedes, los fallos de pilotaje y los errores de estrategia han dado al traste con ese sueño. Hasta 2020, el cuatro veces campeón del mundo de F1 tiene contrato con Ferrari, así que no sería quizás hasta 2021 cuando Mick Schumacher tuviera una ventana para subirse de forma oficial al monoplaza.
El cambio de cromos entre Vettel y Mick solo será posible si antes el joven heredero del Káiser demuestra de todo lo que es capaz en la Fórmula 2, y quizás quién sabe también pasa un año por alguna de las escuderías hermanas de Ferrari en la F1 (Alfa Romeo o Haas). Además el efecto Leclerc tendrá que consolidarse ya que la firma italiana necesitará un líder a la altura de su leyenda y el joven Schumacher aún estará lejos de tales objetivos.
[Más información: Mick Schumacher, hijo del 'Káiser', debuta con Ferrari en los tests de Bahrein]
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