Con la temporada 2020 de Fórmula 1 descartada al 99,99%, Fernando Alonso tiene la mirada puesta para el próximo año en un calendario de carreras, menos intensivo que en 2019, que le permita disputar algunas de las pruebas más emblemáticas del automovilismo.
El Dakar será su primer gran reto el próximo mes de enero. El asturiano trabaja desde hace semanas de forma permanente con todo el equipo de Toyota y junto a Marc Coma, su nuevo compañero de viaje.
Sobre lo que hará después poco se sabe, salvo que seguramente repita aventura en la Indy500 gracias al nuevo plan de McLaren en la IndyCar (disputará la temporada completa tras la alianza con el equipo Arrow Schmidt Peterson Motorsports (Arrow SPM) y del motorista Chevrolet.
Woking, en marcha
La despedida de Fernando Alonso el pasado mes de noviembre ha acabado siendo una de las mejores noticias para McLaren. La escudería de Woking ha podido trabajar desde entonces sin la presión mediática que suponía ver a un dos veces campeón del mundo a la cola de la parrilla. La llegada de Sainz y Norris ha sido un soplo de aire fresco para un equipo que necesitaba renovarse de arriba abajo.
Desde que dejara la F1, Alonso ha repetido en innumerables ocasiones que volvería solo si tuviera a su disposición un coche competitivo con el que poder luchar por el título. Desde ese mismo día, McLaren trabaja para lograrlo.
La llegada del alemán Andreas Seidl a la dirección del equipo supuso el primer punto de inflexión para los de Woking. El fracaso en la Indy500 esta temporada demostró que Zak Brown necesitaba una mano fuerte que se encargara del equipo de Fórmula 1 y quién mejor que Seidl.
Desde el fichaje del nuevo jefe, el ambiente en McLaren ha cambiado: la receta para el éxito está clara y todos trabajan para alcanzarlo. "Ser autocrítico, cuestionarse todos los días, tener la mente abierta y abierta al cambio, esforzarse para lograr mejoras permanentes, aceptar riesgos y fracasos, aprender de los errores y respetar a los competidores", aseguró Seidl en su presentación.
La mejora en el rendimiento del McLaren esta temporada es otra gran noticia de cara al futuro. Los ingresos de la Fórmula 1 se distribuyen a los equipos en función de su posición en el mundial de escuderías, acabar 2019 como la cuarta supondrá un repunte en el presupuesto de la firma, es decir, más dinero para desarrollar el coche de 2020 y 2021 (año en el que un cambio de reglamento entrará en vigor obligando a los equipos a adoptar importantes modificaciones en los coches).
James Key es otra de las claves del futuro de McLaren. El inglés se incorporó al equipo como director técnico en marzo y es responsable de desarrollar tanto el actual MCL34 como el MCL35, el monoplaza de la próxima temporada. Seidl ha confesado que el desarrollo del próximo coche ya está en marcha desde hace tiempo: "Comenzamos inmediatamente después de los test de invierno con una fase inicial del concepto, que es diferente a años anteriores. Esto, junto al hecho de tener un director técnico claro, me da muchas esperanzas".
A pesar del cambio en el reglamento que llegará la temporada 2021, McLaren tiene claro que esta campaña debe trabajar duro para cambiar radicalmente el concepto de su monoplaza en 2020: un nuevo coche más competitivo y cercano al de 2021. "Debemos arriesgarnos e intentar desbloquear ese segundo y medio de carga aerodinámica", asegura Carlos Sainz sobre las modificaciones que sufrirá el MCL35, en declaraciones recogidas por el diario AS.
Mercedes, la punta de lanza
La guinda del pastel que prepara McLaren para 2021 y con el que quiere conquistar a Fernando Alonso es el motor Mercedes. Desde que en 2014 se rompiera la relación entre ambas empresas tras el acuerdo de los de británicos con Honda, todo el trabajo que salía desde Woking siempre cojeaba desde el lado de la potencia del motor, más aún en plena era híbrida en la que el propulsor alemán ha dominado desde el primer momento.
La falta de rendimiento del motor Renault ha obligado a McLaren a tomar una difícil decisión. Apostar porque la firma francesa logre superar sus problemas internos (técnicos y financieros) o buscar un propulsor que sea competitivo actualmente. Sobre la mesa, solo dos opciones: Mercedes y Ferrari. El acuerdo con los italianos era muy difícil y con los alemanes era recuperar la fórmula del éxito pasado. Además, el nuevo reglamento de la F1 no modifica nada relevante en los motores con lo que se espera que el de Mercedes siga siendo el más potente y fiable junto con Ferrari.
El reto para McLaren será superar al equipo Mercedes usando su mismo propulsor. El diseño del coche será ahora la pieza clave que decida el éxito o no en 2021. Con este panorama toma aún más importancia una de las primeras decisiones de Seidl tras llegar a su cargo: impulsar la reconstrucción del túnel del viento de Woking. La presión recaerá sobre James Key, que es ahora el responsable técnico y encargado de la producción de todos los monoplazas de la escudería británica.
Por primera vez en mucho tiempo, las piezas encajan en Woking. Si 2019 ha supuesto un punto de inflexión en la crisis de resultados de McLaren, 2020 y 2021 deben ser más de lo mismo. Para ello, Carlos Sainz debe consolidar su posición y seguir creciendo al ritmo que lo haga el coche, aún con el temor a ver cómo su contrato acaba al final de la próxima temporada y muchos anuncian la llegada de Alonso. Si el madrileño es competitivo y lidera a la escudería británica tendrá seguro un hueco en su futuro.