El presidente de EE.UU., Donald Trump, dio a viva voz este domingo la salida de la prueba automovilística de las 500 Millas de Daytona, Florida (EE.UU.), en una ceremonia soleada en la que estuvo acompañado por su esposa y Primera Dama de la Estados Unidos, Melania Trump.
"¡Caballeros, enciendan sus motores!", exclamó Trump ante el micrófono del circuito ovalado de Florida, uno de los más famosos del país, para dar salida a los 40 pilotos de esta prueba.
Los pilotos acto seguido arrancaron las máquinas de veloces vehículos Chevrolet, Ford y Toyota, con diseño igual a los de diferentes modelos de estas marcas fabricadas en serie.
Los organizadores del histórico circuito del Daytona International Speedway nombraron a Trump como "el gran mariscal" para esta primera prueba de la temporada dentro de la modalidad de la NASCAR. Trump se convirtió así en el segundo presidente en asistir a las 500 Millas de Daytona. Anteriormente lo hizo George W. Bush (1995-200), también republicano, en 2004. El mandatario tuvo a su cargo pronunciar las famosas palabras de arrancada de la competencia, uno de los acontecimientos deportivos del año más seguidos por televisión por aficionados de todo el país.
Trump afirmó al llegar al autódromo que "la Daytona 500 es una "exhibición legendaria" y la catalogó como "pura gloria estadounidense".
"No importa quién gane", le dijo a la multitud, "lo que más importa es Dios, la familia y el país".
También agradeció a los hombres y mujeres de las fuerzas armadas, institución que esta jornada voló seis aviones de combate de antes de comenzar la carrera.
"El caucho arderá, los fanáticos gritarán y la gran carrera estadounidense comenzará", dijo Trump.
La organización de la sexuagésimo segunda edición anual del Daytona 500 dijo que las entradas para el evento estaban agotadas desde días antes.
El máximo interés estaba marcado al tratarse de la primera justa de la temporada y la carrera más esperada de 2020, que completa 200 vueltas al circuito, o lo que es lo mismo, 500 millas (804 km).
Daytona Beach, convertida en los últimos años en la meca de la velocidad, construyó un circuito con forma de óvalo en 1936, cuyo trazado pasaba la mitad sobre asfalto y la otra mitad sobre arena. Este autódromo fue reemplazado en 1959 por el actual Daytona International Speedway, que desde entonces es un símbolo de este deporte en EEUU, además del circuito donde se disputan las 500 Millas de Indianápolis.