Mick Schumacher (Vufflens-le-Château, Suiza, 1999) es el nuevo campeón del mundo de Fórmula 2. El hijo del heptacampeón del mundo sufrió en la última carrera del Gran Premio de Sakhir, pero su principal rival, Callum Illot, no pudo conseguir los puntos que necesitaba a pesar de que el alemán no sumó. A sus 21 años y justo cuando se acaba de confirmar su fichaje por el equipo Haas para la próxima temporada, consigue el cetro del campeonato que antecede a la Fórmula 1.
Schumacher acabó el campeonato con 215 puntos, catorce más que Ilott, el único que aún podía arrebatarle el título de F2 en la última prueba del año; y que concluyó décimo este domingo una carrera que ganó el indio Jehan Daruvala. El alemán tuvo problemas con sus neumáticos, teniendo que hacer una parada que le impedía luchar por los puestos delanteros cuando luchaba de tu a tu con el piloto inglés. Aún así, hizo la vuelta rápida de la carrera para confirmar su posición en el mundial.
A pesar de haber cerrado el año con un floja carrera, Mick Schumacher mostró su alegría por el título conseguido. "Estoy sobrepasado ahora mismo. Tardaré unos días en asimilarlo. Estoy muy feliz y agradecido, sobre todo a todo el mundo en el equipo", comentó el hijo del 'Kaiser' nada más bajarse de su monoplaza en el circuito de Sakhir, en las afueras de Manama, la capital del reino arábigo.
"Campeón de la Fórmula 2 suena muy bien; obviamente sonaría mejor si hoy hubiese hecho una mejor carrera, pero hemos hecho lo suficiente y al final lo que queda es que ganamos el título. Aparte de a todo el equipo, le quiero dar las gracias también a Callum, que me ha presionado mucho y me lo ha puesto muy difícil", explicó un emocionado Schumacher, que ya está más cerca de seguir los pasos de su padre. Ese es el próximo reto en su carrera, prolongar el legado de su apellido.
El legado
Ahora todo dependerá de lo que haga en Haas. En Maranello todos esperan que la historia acabe con el mejor de los finales: otro Schumacher de rojo. Allí donde Michael ganó cinco de sus siete mundiales y alcanzó el Olimpo del motor, esperan ahora con muchas ganas a su hijo Mick. Y si todo sale bien, hasta habría un plan trazado para que el pequeño 'Schumi' no tardara mucho en desembarcar en la Scuderia.
Para Mick no será nuevo pisar el paddock de Fórmula 1. Más allá de haber estado cerca de su padre en tiempos pasados, él ya ha estado subiéndose a varios de los monoplazas más míticos del heptacampeón del mundo: desde el Benetton B194 que llevó en Spa en 2017 hasta el Ferrari F2004 que pilotó en Hockenheim y en Mugello este año. Ahora, afronta este nuevo reto con el título de la F2 bajo el brazo, como hicieron Charles Leclerc o George Russell.
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