Carlos Sainz ha vivido una auténtica montaña rusa de emociones en la clasificación del Gran Premio de Bahrein. El piloto español ha pasado literalmente por todo, desde la decepción hasta la emoción, pero también la rabia de haber podido dar más, pero sentir que le falta todavía experiencia con el Ferrari y muchas horas de vuelto sobre la pista.
Sin embargo, lo mejor, más allá de los buenos y los malos resultados, han sido las sensaciones. Está claro que el Ferrari de Carlos Sainz no es el que termina 15º en la Q1 al borde de la eliminación, algo que ha podido pasar perfectamente, ni tan poco es el que se ha visto minutos después en la Q2 liderando la tabla de tiempos por encima de su compañero Charles Leclerc. Pero lo importante es que de ambas situaciones se ha aprendido.
El SF21 sigue demostrando ser un as a seguir a una vuelta, porque otra película será la carrera del domingo. Aún así el sábado ha sido para disfrutar, y mucho, en el Gran Premio de Bahrein que está repleto de emoción, con diferencias muy pequeñas entre todos los pilotos y con una carrera que promete ser apoteósica.
En ella pretente estar inmerso Carlos Sainz porque esa Q3, en la que no ha dado una gran vuelta, le ha permitido convencerse de que efectivamente ya está en la pelea. Saldrá octavo, por detrás de su compañero de equipo y por detrás de los dos McLaren, el coche del que se bajó para dar el salto a Ferrari. Pero no importa porque las sensaciones sí han sido buenas y la igualdad es máxima. Estar por delante de cualquier coche que no sea un Mercedes o un Red Bull es cuestión de tiempo. Y eso también puede pasar como ha demostrado 'Checo' Pérez tras morder el polvo en el circuito de Sakhir.
La montaña rusa
Además, tanto Carlos como Ferrari han tenido un ejercicio de supervivencia cuando el español se quedaba en medio de la pista, en el segundo sector, a pocos segundos de concluir la Q1. Para más dramas, Carlos era decimoquinto, justo en el borde, a punto de caer al precipicio y estar eliminado. Un problema en el motor de su SF21 le hacía decir basta. El español consiguió llegar a boxes a duras penas y muchos se temían lo peor.
Ya con el monoplaza dentro del garaje, llamaba la atención la pasividad de los mecánicos que no perdían la vida por arreglar el coche de Carlos para poder salir en la siguiente sesión. En realidad, esperaban datos e instrucciones para saber qué había pasado, pero los nervios son los nervios. Al final, problema solucionado y de qué manera.
Sainz y Leclerc firmaron los dos mejores tiempos de la Q2 y hacían soñar con un premio mucho mayor. Era una utopía, pero este año la Fórmula 1 está para ilusionarse con el madrileño vestido de rojo y con Fernando Alonso dando la cara en Alpine. Al final, tras una vuelta de apertura en pista con mucho tráfico, Carlos no pudo sentirse del todo cómodo con el coche y lo terminó pagando en una vuelta en la que se quedó a más de un segundo de Verstappen, en una situación similar a la de Alonso. Pero no pasaba nada, el talento estaba demostrado.
En análisis de Carlos
Tras la sesión, Carlos se mostraba muy contento en los micrófonos de DAZN con el trabajo de todo el equipo y con la reacción mostrada: "Ha sido estresante cuanto menos. Esa primera Q1, con el equipo y lo que ha pasado ahí... pero creo que hemos reaccionado bien, que nos hemos recompuesto bien después de ese shock y hemos conseguido hacer una buena Q2. Muy buena Q2 la verdad, cuando me he visto ahí primero estaba muy contento".
"Luego en la Q3 me ha falta un poco, me ha faltado ese poquito de experiencia después de un out lap con mucho tráfico y que no sabía muy bien qué esperar después de la curva 1, quizás he estado un poco conversador y he perdido mucho tiempo en el primer sector que luego me ha costado recuperar. En general, ha sido un fin de semana bueno hasta ahora".
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