Carlos Sainz es un trabajador incansable. El piloto madrileño está asombrando a todos en Maranello por su enorme dedicación y por su gran capacidad de esfuerzo y sacrificio para ponerse cuanto antes al máximo nivel e intentar superar a su compañero Charles Leclerc, con más experiencia dentro de la escudería y pilotando monoplazas del equipo italiano.
Por eso, cada vez que puede, Carlos implementa su trabajo en los circuitos con esta especie de test privados y personalizados y con la enorme cantidad de horas que pasa en la fábrica ferrarista, trabajando codo con codo con los ingenieros y mecánicos. Sigue muy de cerca las evoluciones del SF21 y también los avances que se van descubriendo de cara al 2022, el año marcado como el del asalto al título.
Sin embargo, tras las dos carreras que se han celebrado, el español ha dejado muy buenas sensaciones en el equipo y, además, a él también le han llegado sensaciones muy positivas desde su monoplaza, por eso se muere de ganas por estar al máximo de su rendimiento para así poder exprimir a tope un coche que este año sí, tiene potencial para lograr cosas muy grandes.
El español ha dejado muy buenas sensaciones en el equipo y, además, a él también le han llegado sensaciones muy positivas desde su monoplaza, por eso se muere de ganas por estar al máximo de su rendimiento para así poder exprimir a tope un coche que este año sí, tiene potencial para lograr cosas muy grandes. Como se pudo ver en Imola, soñar con podios ya no es una utopía absoluta.
Leclerc y Sainz han demostrado tener el talento suficiente para poder estar ahí cuando pasen cosas, algo que ya consiguió este pasado fin de semana Lando Norris, quien rascó el primer podio de la temporada para McLaren en la locura de Imola. Con coches más igualados, estas carreras son más factibles incluso aunque no llueva. En el caso del piloto inglés de McLaren, ya ha conseguido quedar por delante de un Red Bull, un coche teóricamente superior, en las dos carreras. Esa es la meta también de Sainz y Leclerc.
Test en Fiorano
De momento, Carlos sigue sin descanso tal y como ha demostrado esta semana en la que ha realizado un test privado que Ferrari ha organizado para él con el objetivo de seguir quemando etapas al mayor ritmo posible. En esta última ocasión, el madrileño ha realizado nada más y nada menos que 300 kilómetros con el SF71H de 2018, el monoplaza con el que ya 'debutó' a finales del pasado mes de enero y que fue su primera experiencia como piloto de Ferrari con un volante real entre las manos.
El objetivo de estos test es seguir explorando los diferentes tipos de reglajes que le ofrece su equipo, así como conocer al completo el funcionamiento de su nuevo volante, el cual es muy similar en el actual SF21 que en el SF71H de 2018 con el que ha realizado estas pruebas en el circuito privado que hay junto a Maranello. La misión no es otra que llegar a Portimao y Barcelona, las dos próximas carreras, en la mejor forma posible para repetir las buenas tandas finales de Bahrein e Imola, donde llegó a rodar por encima de los ritmos de Leclerc.
Los esfuerzos de Carlos se están centrando también en conocer el coche mejor en las sesiones de clasificación de los sábados, el aspecto que más se le está atragantando al español. En Imola reconoció no haber conseguido realizar una vuelta completa perfecta, lo que se traduce en una peor posición en la parrilla de salida. Todo es cuestión de tiempo, pero Sainz quiere reducirlo al máximo. El objetivo sigue siendo pulir esas décimas que se le escapan en la clasificación y que sin duda le dejarán mucho más cerca de los McLaren y, partir de ahí, pelear de tú a tú con Norris y Charles y empezar a soñar con subirse al podio con los colores de Ferrari en lo que será una foto para la historia.
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