El Rally Dakar 2022 ya está aquí. Quedan algo menos de tres semanas para que arranque una de las pruebas más exigentes, emocionantes y apasionantes del año. El espectáculo de los rally-raids regresa a Arabia Saudí con muchas cosas por definir y con algunas figuras que se están llevando todo el protagonismo.
Como cada año, la modalidad de los coches se llevará la mayor parte del pastel del protagonismo. Sin embargo, la nueva edición que arrancará el próximo 1 de enero con el inicio del prólogo se presenta más apasionante que nunca y con varios frentes abiertos. Esa jornada no será la primera etapa de la carrera, que llegará el día 2 de enero, pero sí establecerá el orden de salida para dicho día y abrirá las primeras diferencias en la clasificación general.
Al-Attiyah, con ventaja
Si hay un nombre que resuena con intensidad especial y que brilla con luz propia ahora que el sol se pone en silencio tras las dunas del desierto Arabia Saudí es Nasser Al-Attiyah. El piloto catarí, líder de Toyota, llega un año como uno de los grandes candidatos a la victoria. Sin embargo, este curso el corredor que está a pocos días de cumplir los 51 años tiene un margen mayor por encima de sus grandes rivales.
Nasser tendrá enfrente, como viene siendo habitual, a la pareja que este curso formará en el equipo Audi, Carlos Sainz y Stéphane Peterhansel, ganador de la edición en 2021 con una distancia considerable sobre el catarí y muy por delante del español. Sin embargo, este curso parece ser Nasser quien parte con ventaja.
El 2021 ha sido un año diferente para todos, con muy pocas pruebas y poco rodaje. Entonces, el favoritismo no se establece por las buenas o las malas sensaciones, sino por la cantidad de dudas con la que irán llegando en los próximos días a Arabia Saudí para el último test antes de que comience la batalla. Y ahí, Al-Attiyah y Toyota se llevan la palma por delante del proyecto de Audi que no ha competido, que casi no ha podido hacer test completos y que tiene un coche en una versión inicial que ni el talento de Carlos y Stephan podrán llevar a su máxima expresión.
Lo cierto es que ahora mismo, la conciencia general que hay en Audi es ir día a día, consiguiendo terminar las etapas y ver en qué situación les deja la carrera para luchar por una hipotética victoria. Por eso, Nasser es ahora mismo el candidato número 1 a la victoria, la que sería su cuarta corona en el rally más complicado del mundo, la segunda con el Toyota Gazoo Racing.
Nasser lleva cuatro ediciones seguidas sin abandonar, lo que demuestra su regularidad y su fiabilidad. Además, lleva 12 años sin bajarse del podio, sin contar los tres abandonos que ha tenido en este curso. Desde 2006, cuando competía con BMW obteniendo un sexto puesto en la general, no hace un mal resultado. Además, lleva 14 años seguidos obteniendo al menos una victoria. El pasado curso, a pesar de que no se llevó la general, sí se apuntó cinco triunfos parciales. Ahora va a por la cuarta.
Campeón de la Copa Mundial
Lo cierto es que la preparación de Al-Attiyah, aunque más corta que en otras ediciones, está siendo muy buena. De hecho, de los favoritos es quién más y mejor ha rodado con un coche que conoce y domina a la perfección, algo que Sainz y Peterhansel no pueden decir, al igual que le sucede también a otros nombres que podrían estar en un segundo plano como es el también español Nani Roma.
El último éxito que ha sumado el catarí en su camino hacia Arabia Saudí ha sido la Copa Mundial de rally-raids. Tras conseguir la victoria en la tercera etapa, Nasser se apuntó la general de manera matemática. Un éxito que sin duda habla claramente de lo preparado que va a llegar el de Toyota a la salida en Ha'il.
Ha sido precisamente en Hail, donde terminará la jornada del 2 de enero, donde la Federación Internacional del Automovilismo ha consagrado al corredor asiático como nuevo rey de esta prueba que suele ser un buen termómetro para marcar cómo puede desarrollarse después el Dakar.
Nasser partió en segunda posición y durante la prueba superó al polaco Jakub Przygonski en una jornada de 249 kilómetros, una distancia mucho más corta de las que se encontrará cuando arranque la temida prueba entre las dunas del desierto de Arabia Saudí, las cuales están tranquilas, disfrutando de la calma que dan las impresionantes puestas de sol que se crean a la espera de que arranque la batalla de verdad.
Este es el quinto título que suma Nasser en esta prestigiosa competición que sirve de test para el gran desafío de estos pilotos año tras año. Ya había vencido anteriormente en las ediciones de 2008, 2015, 2016 y 2017. Un triunfo que ha llegado de la mano de su ahora inseparable copiloto Matthieu Baumel, con quien lleva desde el año 2015, cuando separó sus caminos de los de Lucas Cruz, quien ahora acompaña a su rival Carlos Sainz. Para Baumel ha sido su cuarta corona mundial.
"Un buen día para nosotros y otra victoria de etapa en nuestro haber. Ahora necesitamos traer el coche sano y salvo a la meta mañana". Esto decía Nasser al término de una prueba en la que Laia Sanz terminó séptima a 10 minutos del de Toyota, lo que le permite escalar al décimo puesto de la general.
El triunfo de la excentricidad
Este éxito posiciona un año más a Nasser Al-Attiyah, no solo entre los favoritos para ganar el Dakar, sino como el principal candidato a sellar el triunfo. El catarí, que suma 35 victorias parciales, aspira a romper su igualada con Carlos Sainz, ya que ambos acumulan tres entorchados, muy lejos de los 14 que lleva Peterhansel entre coches y motos.
El corredor de la marca japonesa es uno de los grandes nombres de la historia de la prueba, pero también lo es por las particularidades que presenta su trayectoria. No es fácil ver a una personalidad tan importante en una prueba de este nivel, pero no hay que olvidar que Nasser es el jeque del motor, título que ostenta además de manera oficial, ya que es primo del actual Emir de Catar y, por lo tanto, integrante de la inmensa familia real que controla el estado.
Al-Attiyah se ha convertido en una persona muy poderosa e influyente en el país, así como una marca reconocible en todo el mundo para una sociedad que cada vez brilla con más fuerza en el universo del motor y del deporte. Las particularidades de Nasser no se reducen solo a su título político, sino que además cuenta en su enorme palmarés con una anécdota muy valiosa, la de ser medallista olímpico. Fue en los Juegos de Londres del año 2012, en la disciplina de skeet, una modalidad de tiro al plato.
Al-Attiyah eligió este deporte una profunda rivalidad que surgió en su país. Su andadura profesional como piloto se inició en 1989, pero poco tiempo después se le prohibió competir durante siete años por una disputa surgida entre su familia y la del presidente de la Federación, quien se dedicó a promocionar a otros pilotos en su perjuicio. Comenzó su aventura olímpica en Atlanta 1996 y no regresó a los rallys hasta que un primo suyo recuperó la presidencia de la Federación de Automovilismo nacional. Ahora, años después de aquella reconquista, lo que espera recuperar es el cetro dakariano.
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