La Fórmula 1 está calentando motores para la nueva temporada, pero hay algunos que tienen más temperatura que los otros. El único coche de la parrilla que ha visto la luz para la temporada 2022 es el Haas de Nikita Mazepin (Moscú, Rusia, 1999). La escudería estadounidense volverá a correr con los colores de Rusia por su principal patrocinador, Uralkali. Los albores del conflicto entre Ucrania y el país presidido por Vladímir Putin solo han hecho que recrudecer esta polémica, con el piloto involucrado militarmente.
La escudería ya sorteó la censura de la bandera de este país en las competiciones deportivas por la sanción que impuso la Agencia Mundial Antidopaje a Rusia durante cuatro años en diciembre de 2019. Se debe a que son los colores de la compañía petroquímica, que coinciden con los de la simbología de la nación de Mazepin. El piloto tiene detrás a una de las principales empresas de fertilizantes del mundo, que casualmente es propiedad de Dmitry, su padre. Eso sí, él corre representando al Comité Olímpico Ruso.
A pesar de contar con todas estas facilidades, no se ha podido librar de la 'mili' rusa. El servicio militar en Rusia generalmente cubre un período de un año para los hombres de entre 18 y 27 años. Para los deportistas de élite, hay excepciones que les permiten acceder a un puesto en un "ejército de élite" en tres años. La polémica sobre esta situación saltó en 2021 y Mazepin aclaró que ya llevaba dos años preparándose, por lo que en este 2022 se convertirá en "oficial de reserva".
En medio del conflicto, Mazepin podría ser llamado a filas por Rusia si la situación se recrudece. Es una cuestión que a Haas no le preocupa, así como tampoco las posibles sanciones con las que amenazan Europa y Estados Unidos al país por su actividad cerca de la frontera ucraniana. "Si ocurriese algo, como una sanción o lo que sea, lidiaremos con ello, pero por el momento no podemos hacer nada al respecto", explicaba esta semana pasada Guenther Steiner, el director del equipo.
Un piloto peligroso
Lo que sí ha permitido el poder de su padre a Mazepin es mantenerse como piloto de Fórmula 1. En este pasado año, el primero en el Gran Circo, ha sido de forma recurrente el centro de la polémica por su forma de conducir. Toques, situaciones de riesgo con otros compañeros de parrilla, chasis que pagó Dmitry destrozados y una guerra con su compañero de equipo Mick Schumacher, el hijo del 'Kaiser', es el resumen del año de presentación.
Pero es que antes de que comenzara a pilotar ya se había enfrentado a su primera gran polémica. Un vídeo en el que Mazepin aparece manoseando a una amiga y que el propio piloto colgó en su cuenta de Instagram avergonzaba a la Fórmula 1. Un comportamiento que hasta Haas tildaba de "aborrecible", lo cual hizo que muchos se preguntaran si el ruso sería despedido incluso antes de debutar. Finalmente, corrió sin ningún tipo de problema.
En la Universidad de Moscú, uno de sus patrocinadores, Mazepin estudia economía e idiomas. De esta forma, compagina su vida de piloto con el servicio militar obligatorio y su preparación para un futuro incluso más allá de la Fórmula 1. Teniendo en cuenta la industria de su padre, estos estudios están bastante ligados a seguir con su legado. En cualquier caso, Nikita no tiene nada fácil quitarse la vitola de piloto de pago con la que se ha dado esta curiosidad de ver a un equipo estadounidense con la bandera rusa.
Orgullo estadounidense y ruso
Los de Gene Haas, presidente de la escudería de Mazepin, se congratularon al subrayar en 2016 -su temporada de debut en Fórmula 1- que eran la única formación estadounidense en el Gran Circo. Lo cierto es que con el aterrizaje del ruso muchas cosas han cambiado en su entorno. Los equipos se afanan en buscar a patrocinadores que les hagan la vida más fácil, sobre todo con los problemas que trajo la pandemia de la Covid-19. Así llegó Uralkali.
La escudería con sede en Carolina del Norte ha apostado todo a este 2022, ya que la temporada pasada no desarrollaron su coche. Dmitry Mazepin ha declarado abiertamente que toma decisiones en Haas, como cuando explicó que está dispuesto a ofrecer una mayor remuneración a empleados del equipo para que permanezcan en la nómina y no emigren a escuderías rivales. Aunque Haas y Steiner han desmentido que haya injerencias, es evidente que la mano que mece la cuna es la de los rusos.
El dinero viene de Rusia, pero las mentes pensantes están en Italia. La sede que tiene el equipo en territorio estadounidense no es donde se decide lo importante. Haas cuenta con un acuerdo con Ferrari para los motores y la escudería les proporcionó unas instalaciones aledañas en Maranello. La escudería lo tiene prácticamente subcontratado todo. La falta de interés histórico de Estados Unidos por la Fórmula 1, al dar prioridad a las competiciones de su país, es la principal razón.
Mientras el país norteamericano mantiene un pulso con Moscú con el trasfondo del conflicto con Ucrania de fondo, habrá una escudería en la Fórmula 1 nacida en su tierra que corra con los colores de Rusia. La polémica no se queda ahí, ya que uno de sus pilotos será un oficial del ejército ruso este mismo año y podría tener que acudir a la llamada de su país si así lo quisieran.
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