La Fórmula 1 comienza un proceso de despolitización, al menos en sus gestos. Justo en el momento en el que la Federación Internacional de Automovilismo ha pasado a estar dirigida por una persona de Oriente Medio, Liberty Media demuestra que prefiere el dinero de Baréin y denigrar a Barcelona y, sobre todo, Lewis Hamilton parece decidido a seguir corriendo, ha anunciado que se elimina el espacio de "We race as one" en el que los pilotos esgrimían sus reivindicaciones raciales.

"Es el momento de pasar del gesto a la acción", esgrimía Stefano Domenicali, máximo responsable de la F1, en el comunicado en el que se esclarecía este cambio de rumbo. El piloto de Mercedes fue uno de los deportistas que más activo se mostró a la hora de impulsar algún tipo de reivindicación en su lucha por condenar el racismo en el mundo. El fallecimiento de George Floyd que inició el movimiento 'Black Lives Matter' fue el crimen que llevó a la organización a aprobar este gesto.

Hamilton encabezó una campaña de concienciación social en contra de la xenofobia. Con camisetas contra el racismo y la rodilla al suelo ganó su séptimo Mundial de Fórmula 1. En principio, se vio como la mejor publicidad para promover los valores de igualdad del deporte. Pero, pronto, lo que era un mensaje idílico comenzó a tomar cierto tono político. Esa situación dio lugar a que algunos pilotos comenzaran a dejar de comulgar con un ritual que, en realidad, se había convertido en una imposición.

Los pilotos de F1 divididos entre los que se arrodillan y los que no REUTERS

Gente como Max Verstappen, Kimi Räikkönen, Charles LeclercCarlos Sainz decidieron dejar de hacer este gesto. Hamilton les comenzó a criticar por esta decisión y se creó una guerra en torno a este tema. Ahora la Fórmula 1 decide frenar la campaña que se había convertido en un arma arrojadiza en la que se metían cuestiones como la política del país al que pertenecía el piloto o el lugar en el que se corría ese fin de semana.

Contradicciones

Domenicali ha sido el hombre en anunciar los cambios. "No tenemos que hacer política en la pista. El gesto ya ha sido importante para los que creían que era un gesto importante. Necesitamos respetar a todos como siempre, pero ahora es el momento de seguir adelante y tomar otras medidas", resaltaba el capataz del 'Gran Circo'.

Para suavizar el golpe, la Fórmula 1 prometió aprovechar el impacto del gesto, anunciando el martes que extenderá su compromiso de financiación al programa de becas de ingeniería para grupos vulnerables hasta 2025, y continuará proyectando un mensaje contra el racismo antes de cada carrera. En cualquier caso, el primer pensamiento de la prensa inglesa, donde hizo las declaraciones Domenicali, fue preguntarse qué pensaba Hamilton.

Sebastian Vettel, con la rodilla en el suelo y una camiseta reivindicativa de los derechos LTGB Reuters

Sky F1 asegura que el británico fue informado como el resto de pilotos antes de que se hiciera oficial. El silencio que se autoimpuso Hamilton ha impedido que pudiera hacer una declaración al respecto. Lewis consiguió cambiar también las tradicionales 'flechas plateadas' al negro, aunque esta temporada volverán a los colores habituales de Mercedes. No se pronunció, por ejemplo, porque la Fórmula 1 corra en Arabia Saudí, una carrera en entredicho por la cuestión de los derechos humanos en el país.

Menos política

Hamilton podrá seguir arrodillándose en otro momento, aunque no tendrá el foco de las cámaras detrás. Desde 2020, Liberty Media ha desarrollado un programa de visibilidad a favor de los grupos sociales más perjudicados. También se dio cabida a las protestas contra el racismo y contra la homofobia antes de dar comienzo a la escucha del himno anfitrión. Pero, como Fernando Alonso ha recalcado en muchas ocasiones, la Fórmula 1 es política.

La entrada en escena de Michael Masi como director de carrera, y la excesiva intromisión de los comisarios, propició una escalada de controversias porque jamás se advirtió uniformidad en las sanciones, un día se aplicaba el reglamento, otro el criterio personal y muchas veces no sucedía nada ante una misma acción. Por esa y otras razones, ahora mismo, la FIA no es creíble como ente que regula el deporte motor. De hecho, el italiano podría tener que dejar su puesto.

La gestión de la escudería Haas, con la mano de Rusia detrás, la de Aston Martin con el dinero canadiense de los Stroll, que haya hijos de dueños o antiguas leyendas por lo que cuesta un asiento de Fórmula 1 y los patrocinios de empresas discutidas siguen poniendo en la picota a este campeonato. Liberty Media quiere más espectáculo para esta temporada, pero es complicado que se quiten la mancha política que siempre rodea al deporte.

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