Pocas guerreras existen en el mundo del deporte como Ana Carrasco (Murcia; 1997). Primero se hizo un hueco en un deporte como el motociclismo, todavía asociado a la figura del hombre. Después se convirtió en campeona de una categoría mundial en Supersport 300. Pero su mayor batalla la presentó contra la lesión de vértebras que sufrió en 2020. Tampoco pudo con ella. Ahora se presenta el reto de volver a MotoGP. Lo hará esta semana en Moto3 cuando los motores se enciendan en Catar.
La campeona del mundo de WSSP300 en 2018 regresa a la categoría más pequeña del Mundial de MotoGP a sus 24 años para tratar de asentarse en la mejor competición de motociclismo del mundo. En breve se hará oficial que competirá con el equipo BOE SKX y KTM. La piloto de Cehegín será de las más veteranas de la categoría pequeña del Mundial. Regresa a esta categoría siete años después de triunfar en Supersport.
La murciana compitió allí de 2013 a 2015, antes de pasar al FIM CEV en 2016 en la categoría de Moto2. La española contaba con varias ofertas sobre la mesa, pero, después de barajarlas todas, su futuro vuelve a la categoría más reconocida del mundo del motociclismo. Cerraba una etapa que ella misma describe como "los mejores" cinco años de su carrera deportiva, pero se abre una nueva en la que puede dar un gran salto de calidad.
"Esta oportunidad de correr en Moto3 es un paso lógico en mi mente aunque el paso emocional sea duro. (...) Las carreras son duras, no sólo en pista, donde la gente te ve, sino también en momentos como éste, cuando hay que tomar decisiones difíciles. Mi ambición es siempre crecer como piloto, ponerme nuevos objetivos que otros ven como imposibles y conseguirlos", explicaba el día que anunciaba su fichaje por la nueva montura.
La dura lesión
Esta oportunidad en Moto3 es un premio más que merecido por su trayectoria. La lesión que se produjo en su espalda, con fractura de dos vértebras, fue realmente grave y aparatosa, pero gracias a su esfuerzo y al trabajo de todo su equipo consiguió regresar de una pieza y con la misma calidad sobre la moto. Ana tuvo prácticamente que volver a aprender a andar, pero en ningún momento renunció a la pasión que siempre ha tenido por el motociclismo.
Carrasco reconoce que sigue teniendo secuelas en su espalda, además de esa gran cicatriz que le recuerda que siempre va al límite encima de la moto. Aquella lesión la mantuvo de baja durante 8 meses, pero volvió más fuerte que nunca y demostró nuevamente su calidad con una nueva victoria en julio de 2021 en el circuito de Misano. La Premio Nacional del Deporte de 2018 se tendrá que adaptar en esta temporada a una montura más ligera.
Para ello, seguirá contando con su equipo de confianza. Carla Grau y Eliseo Escámez serán las personas que guiarán su regreso a Moto3. La de Bellaterra era la team manager de Carrasco en Kawasaki a sus 22 años y tendrá otro puesto de responsabilidad en el nuevo equipo. El éxito de Ana no es únicamente fruto del talento, sino de su enorme capacidad de sacrificio y trabajo. Así lo demuestra su dedicación también en los estudios, donde saca adelante su carrera de Derecho.
El futuro
Ahora ni se contenta con superar el octavo puesto en Valencia 2013. Tiene por delante el primer reto de mejorar el resultado de una mujer en el Mundial: los dos séptimos puestos de Taru Rinne (Alemania 1989) y Tomoko Igata (República Checa 1995) en 125cc. En su única temporada en Moto3, tuvo que dar un paso al lado por la falta de marcas que le apoyaran. Ahora vive una realidad completamente diferente y los patrocinios le llueven.
La de Cehegín puede vivir de las motos y cobra por correr. Ahora es su trabajo, pero hasta 2018 competía gracias al sacrificio de su familia. Todo esto lo que ha hecho es motivarla un punto más. A Ana no le gusta demasiado hablar de que es un referente femenino en su deporte, pero lo cierto es que lo ha revolucionado. Ha abierto puertas que hasta entonces estaban cerradas. Este 2022 buscará seguir rompiendo otras que hasta ahora han seguido a cal y canto.
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