Ferrari está viviendo una pequeña catarsis interna. Los italianos han conseguido dar un gran paso en este 2022. Han sido de los pocos equipos capaces de interpretar bien el nuevo reglamento y consiguieron crear el coche más potente a principios de curso. Ahora, Red Bull ha conseguido reducir su brecha con ellos e incluso sobrepasarles.
Pero todo hace indicar que la lucha por el Mundial estará entre las dos escuderías. A priori, entre sus dos líderes. Max Verstappen es el referente absoluto del equipo austriaco a pesar de que 'Checo' Pérez no ha dicho su última palabra. Donde no está tan clara la organización es en el garaje de Ferrari.
Charles Leclerc había sido el corredor que había conseguido entender mejor el F1-75 ganando las dos primeras carreras del campeonato. Era el piloto más en forma en el mejor coche. Sin embargo, en cuanto ha sentido la presión de Verstappen, ha sucumbido, quedando a una distancia bastante grande del neerlandés. Los problemas de fiabilidad de los italianos no han ayudado tampoco.
Ahora, la diferencia en el Mundial entre ambos es de 63 puntos. Una distancia considerable teniendo en cuenta además que la situación del monegasco es cada vez más discutida en Ferrari. Sainz ha tardado en pillarle el pulso al nuevo monoplaza, pero poco a poco se está poniendo al nivel de su compañero.
La victoria en Silverstone ha supuesto un antes y un después para él. Un alivio y un respaldo importante a su crédito dentro de la escudería. De hecho, muchos empiezan ya a cuestionar si el verdadero líder debería ser Leclerc, quien ha demostrado ser más rápido, pero también más inestable, o Sainz, quien se encuentra en progresión y quien ha demostrado tener un sentimiento de equipo mucho más férreo. Así lo demostró en Paul Ricard ayudando a Leclerc a hacer la pole.
Una carrera que podría haber ganado él mismo de no haber tenido que penalizar de salida y en la que firmó un gran quinto puesto tras salir 19º. De no haber pagado los errores de estrategia de Ferrari, podría subido incluso al podio. Estas circunstancias han provocado que muchos empiecen a ver a Carlos como el candidato a liderar la formación italiana de cara al final del curso.
Algo que ya sucedió el año pasado cuando Sainz terminó superando en la tabla tanto a Leclerc como al gran rival de ambos, Lando Norris. El madrileño terminó quinto, el primero del resto del mundo tras Red Bull y Mercedes, el campeón de los mortales.
El sorpasso de Sainz
Damon Hill, ganador del título de F1 en 1996, valora así su crecimiento en Sky Sports F1: "Carlos me parece más un líder de equipo. Parece más familiarizado con la estrategia, parece que puede tomar decisiones. Charles claramente es rápido y posiblemente más rápido de lo que lo ha sido Carlos en el equipo, pero en las comunicaciones con el garaje se pierden".
Para Hill, en Ferrari falta una persona y una voz autorizada que dirija al equipo para luchar por los dos títulos. El de constructores está todavía más complicado, ya que Red Bull saca 82 puntos a los del Cavallino Rampante: "Necesitan que alguien tome el mando y diga 'Vale, vamos a tomar una decisión', ya sea el piloto o el estratega y tomar una dirección clara".
El expiloto cree que todavía tienen opciones de batalla si consiguen reducir lo antes posible la brecha que tienen en la clasificación: "El potencial es enorme y creo que si pueden arreglar sus problemas, pueden ser una amenaza real. Si pueden hacerlo entre ahora y el final del Campeonato, entonces el Campeonato puede estar muy apretado".
La de Damon Hill no es la única voz autorizada dentro de la Fórmula 1 que ha visto problemas en la situación de Leclerc tras el ascenso de Sainz. Mauro Forghieri, uno de los ingenieros más famosos y admirados en la historia de Ferrari, carga contra Leclerc al que ve todavía algún paso por detrás de Verstappen.
"Charles es rápido, pero debe crecer. Los errores que sigue cometiendo tras cinco años en Fórmula 1 sugieren que no está maduro todavía para ser campeón. Los tifosi deben aceptar la realidad: el título lo merece de nuevo Max Verstappen, que es más glacial y más completo como piloto".
El que fuera integrante importante de la factoría itálica en las décadas de los 60, 70 y 80, asegura que el problema también está dentro del garaje de Ferrari "A Leclerc deben ayudarle desde el box. Cuando Niki Lauda llegó a Ferrari era un buen piloto, pero no buenísimo. Lo 'afinamos' y al año siguiente ganó el Mundial". Forghieri considera que Mattia Binotto debe hacer lo mismo, tal y como declara en Líbero, si quiere tener un piloto campeón de la casa ante la amenaza creciente de Carlos Sainz.