España recordará para siempre el martes 10 de enero de 2023 como una las jornadas más negras para su motorsport. De una tacada, la armada nacional ha perdido a sus dos bazas más sólidas para brillar en un Rally Dakar que se está ganando el calificativo de ser, con amplia diferencia, el más duro de los últimos años.
Parece que tras varios años de pruebas, David Castera y ASO han conseguido dar con la tecla en Arabia Saudí. Han unido sus caminos y han creado una carrera de puro Dakar. Sin embargo, esa dureza se ha llevado por delante las esperanzas de los dos pilotos españoles con mayor capacidad de brillar en la élite.
El martes despertaba con los accidentes de Carlos Sainz en coches y de Joan Barreda en motos y se cerraba con la confirmación del abandono de ambos. Lo del corredor de Honda estaba claro tras ser evacuado en helicóptero después de sufrir su tercera caída seria de la competición. Lo de Sainz se ha confirmado a lo largo de un día frenético con paseo en helicóptero, chequeo médico exprés, regreso a la arena y un viaje por carretera para certificar que, efectivamente, su Audi no podía seguir.
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El adiós de ambos cierra lo que ha sido un Dakar de pesadilla tanto para el madrileño como para el de Torreblanca. Y se une a la larga lista de grandes damnificados entre los que se encuentran Laia Sanz, Cristina Gutiérrez, Óscar Fuertes o Álex Haro. Pilotos o copilotos españoles que han visto como sus grandes objetivos se veían arruinados por la tempestad de un Dakar que no está perdonando a nadie.
Hazaña con triste final
Cuando Carlos Sainz regrese a España, hecho que se producirá en las próximas horas, sin duda se parará a pensar en lo que ha sido un Dakar que ha intentado terminar por todos los medios, pero que no ha podido. La carrera más dura del mundo le ha dado la espalda una y otra vez tanto a él como al proyecto de Audi. Se esperaba que iba a ser una prueba difícil para la compañía alemana, pero seguramente no imaginaban que tanto.
Las cosas empezaron de manera inmejorable con una victoria en la primera etapa tras el triunfo de Ekström en el prólogo inicial y una renta de 7 minutos sobre Nasser Al-Attiyah, campeón y líder actual, que invitaban y mucho al optimismo. Sin embargo, llegó la tercera etapa y todo se empezó a torcer. Un problema en la rueda trasera izquierda, una suspensión dañada y varios pinchazos provocaron una pérdida de casi una hora que ponía el Dakar muy difícil. Nasser se situaba líder con más de media hora de renta.
'El Matador' consiguió mantener la pelea con varios buenos puestos y una intensa batalla con Nasser Al-Attiyah por intentar recortar tiempo. El madrileño empezaba a atacar el podio en plena remontada y su compañero Stéphane Peterhansel se mantenía a la estela del qatarí. Sin embargo, llegó la fatídica etapa seis donde todo se volvió a torcer.
Los dos pilotos de Audi tuvieron un gravísimo accidente que dio al traste con sus opciones en carrera. Aquel mítico kilómetro 212 engulló al francés primero y segundos después al español en una especie de duna que ninguno supo leer a máxima velocidad. El galo decía adiós a la carrera por la lesión en la espalda de su copiloto Édouard Boulanger mientras que Carlos Sainz tenía que salirse de la general tras pasar un sinfín de horas atrapado en el desierto.
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Los importantes daños sufridos en su Audi requirieron de unas enormes reparaciones y eso le acarreó una sanción de más de 28 horas y la pérdida de su lugar en la general. Ya solo le quedaba luchar por etapas. Y lo intentó con todas sus fuerzas. Solo un día después, tenía a tiro el triunfo, pero lo dejó escapar al detenerse para poder ayudar a su compañero Mattias Ekström, el único Audi que seguía vivo en competición. Otra gran pérdida en la general que ya le importaba poco. Lo que sí le dolió fue ver como sus opciones de ganar otra etapa se iban al limbo.
Pero quedaba carrera y con esa filosofía se lo tomó un Sainz que en la octava jornada sí consiguió cumplir el objetivo. Salió con el cuchillo entre los dientes y fue el más rápido. Sin embargo, poco después de cruzar la meta, la FIA le imponía una sanción de exceso de velocidad en un tramo controlado que le hacía perder su conquista en favor de Sebastien Loeb. El Dakar era ya para Carlos una auténtica pesadilla.
Llegó la jornada de descanso y el español decidió hacer borrón y cuenta nueva y afrontar la última semana de carrera, con el temido Empty Quarter por delante, con la mayor ambición. No obstante, la novena etapa tenía deparado el mayor de los desastres y, también, la mayor de las aventuras. Un día entre accidentes, helicópteros, mecánicos y abandonos.
Carlos Sainz y Lucas Cruz sufrieron un brutal accidente a los 5 kilómetros de etapa. El madrileño atacaba una duna demasiado rápido y al caer volcaba de nuevo. Esta vez, los daños no solo se los había llevado su Audi RS Q e-tron 'E2', sino también su costado y su espalda. Tanto es así que, debido a los dolores, 'El Matador' aceptaba ser trasladado en helicóptero a un hospital para hacerse un chequeo médico. Sin embargo, algo se le cruzó por la cabeza para intentar cambiar un destino que estaba ya escrito. Comenzaba la polémica del helicóptero.
Surgía la duda de si se había llegado a subir y había decidido volver o no. Al parecer, el madrileño se sintió recuperado de sus dolores en pleno viaje y eso, unido a un error del piloto a la hora de elegir el destino al que había llevado al corredor y que le obligó a detenerse para recalcular sus coordenadas, le hizo tomar la determinación de ordenar al piloto que le llevara de nuevo hasta el punto donde había tenido su accidente. Se hizo una comprobación rápida, observó que estaba más o menos bien y se puso manos a la obra para intentar reparar el coche.
Efectivamente, esperó al camión de asistencia de Q Motorsport y reparó todo lo que pudo de su Audi para intentar reengancharse, por enésima vez, a un Dakar que parecía no quererle por allí. Se salió del desierto y regresó al campamento por carretera para allí intentar salvar su continuidad en la prueba. Sin embargo, la FIA revisó los elementos de seguridad fundamental del chasis de su coche y, tristemente, confirmó el abandono del triple ganador tras un día de épica batalla contra los elementos. Habrá que ver si el 2024 es el año en el que Sainz puede completar el póker de victorias con cuatro marcas diferentes.
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El adiós más cruel
Joan Barreda llegó al Rally Dakar 2023 de absoluto milagro. El de Torreblanca estaba ya seguro de que se despediría de la carrera más dura del mundo desde la distancia. Sin embargo, a última hora consiguió encontrar un proyecto para poder tomar la salida y sería él en carrera quien tendría que buscarse su propia suerte con su talento y su explosividad.
Participaría en paralelo al equipo oficial Monster Energy Honda con un prototipo evolucionado de la CRF 450 Rally, una moto de fábrica, pero fuera de la agrupación principal de la marca japonesa. Una situación difícil, pero no le quedaba otra si quería tener un último baile con el Dakar y una última oportunidad de intentar cumplir el sueño que ha perseguido durante más de una década.
Barreda empezó bien, intentando dejar atrás en cierto modo su explosividad habitual para tomarse el Dakar con calma y pensando a largo plazo. Un quinto puesto en el prólogo y un cuarto en la primera etapa le dejaban en buen lugar en la clasificación general. Sin embargo, en la segunda jornada de carrera llegaba el primer gran contratiempo. Un golpe contra una piedra le provocaba una fractura en el dedo gordo de su pie izquierdo y le condicionaba el resto de su actuación en el Dakar.
Tanto es así que incluso desde aquel día ha tenido que competir con la bota de su compañero Quintanilla, de un número más grande, para poder meter todos los vendajes con los que ha luchado contra el dolor. La situación parecía enderezarse con su victoria en la cuarta etapa, la 30ª de su carrera. Un éxito que le servía para desquitarse y para afrontar con garantías el reto de asaltar el podio de la general y el ansiado Touareg.
Sin embargo, solo un día más tarde, sufría su segundo contratiempo. Dura caída a gran velocidad que le acarreaba una fuerte contusión en la pelvis y en el hombro. Para colmo, recibió un fuerte golpe en la cabeza de otro piloto que rodaba justo por detrás que, de no haber sido por la enorme resistencia de su casco, podría haber provocado una tragedia.
Magullado y con el cuerpo lleno de golpes afrontó los últimos días que fueron positivos para su recuperación. La reducción de una etapa por la lluvia y la neutralización total de otra dieron paso a la merecida jornada de descanso a la que llegaba metido de lleno en la lucha por la victoria. Tenía el ansiado título a unos pocos minutos.
Pero llegó la fatídica etapa 9, esa que destrozó las pocas aspiraciones que le quedaban a Carlos Sainz, y rompió en mil pedazos el sueño de su Dakar. Una caída en el kilómetro 16 al paso de una doble duna cortada le provocó una nueva caída que le dejó más golpes por todo el cuerpo y una fractura en la vértebra lumbar L2 que daba al traste con su carrera. Tumbado en posición lateral y sin poder moverse, rápidamente varios pilotos se interesaron por él porque la situación era grave. Entre ellos el valenciano Tosha Schareina, cuarto final de la etapa y que aspira al Top15 de la general.
Los médicos no tardaron en llegar hasta su posición para socorrerle. Le inmovilizaron el cuello y le se lo llevaron en helicóptero al hospital. Así fue cómo Joan se despidió del Dakar 2023, ese que soñaba con ganar y en el que ha ido acumulando golpe tras golpe. Salvo milagro, esta también ha sido su despedida de la carrera más bonita y más cruel del mundo. A sus casi 40 años, y como rezaba el mensaje que llevaba en su casco, parecía que este iba a ser su 'last shot' (último tiro) en el desierto. Para eso habrá que esperar. Lo que está claro, es que Barreda ya forma parte de la pesadilla española de este Dakar.
Un Dakar ingrato
España afrontaba con mucha ambición este Rally Dakar 2023. La victoria de Cristina Gutiérrez en el prólogo de la categoría T3, la de Sainz en la etapa 2 y el buen rendimiento de Barreda en el inicio obligaban a soñar con muchos éxitos. Sin embargo, los días han ido pasando y la lista de malas noticias no ha parado de crecer.
Los problemas de Sainz y Joan se unieron también a los de la propia Cristina, quien está viviendo un auténtico calvario con su Can-AM en un año en el que había 'cambiado' de coche para huir de la falta de fiabilidad vivida en el 2022. Sin embargo, la burgalesa, odontóloga de profesión, está viviendo un drama tras otro con continuas averías en la carrera.
Incluso se vio gravemente afectada por la jornada de las terribles inundaciones producidas por las lluvias torrenciales en las que su vehículo, con ella dentro, se quedó atrapado en un río que se formó en cuestión de minutos. 'Tortu' continúa en carrera y es quinta en una clasificación general que aspiraba a ganar, pero que ahora mismo la tiene situada a más de tres horas del liderato que ocupa Guillaume de Mevius.
La complicada situación de Cristina recuerda un poco a la de Laia Sanz, otra de las estrellas españolas del Dakar. La de Corbera de Llobregat llegaba a Arabia Saudí con la presión que le supone su brillante racha: 12 carreras empezadas y 12 carreras completadas (las 11 primeras en motos). En este su segundo Dakar sobre cuatro ruedas, en el que aspiraba a atacar el Top10-20 de la general, ha vivido también un auténtico drama.
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A los problemas mecánicos de su ASTARA que le acarrearon una gran pérdida de tiempo, y con ello, una posición muy retrasada de salida, se unió un brutal accidente en la quinta jornada que puso en un puño su continuidad. Tras muchas horas parada en el desierto esperando al camión de asistencia, consiguió recomponer su coche y seguir en la prueba aunque ahora se sitúa en la posición 71 a casi 51 horas de Al-Attiyah.
El Dakar está siendo muy ingrato para los españoles y es que se ha cobrado ya muchas 'víctimas' en forma de abandonos o de corredores que han visto arruinados sus objetivos. El primer abandono de todo el Dakar, que se produjo en el prólogo, fue de un español, Eduardo Iglesias del equipo JoyRide Race Service, en la categoría de motos.
Después llegaron los de César Rojo y Merce Martí antes de otro muy sonado, el del compañero de Laia Sanz y Carlos Checa, Óscar Fuertes, quien aspiraba a un buen puesto en la general. Otro de los golpes más duros para la armada nacional fue el del copiloto Álex Haro, quien dijo adiós junto a Orlando Terranova. Haro es habitual copiloto en el BRX Team de Nani Roma, ausente en esta edición al estar recuperándose de un cáncer de vejiga.
La lista de abandonos, en la que se encuentran nombres tan importantes como Dani Vila en quads o Manolo y Mónica Plaza en la categoría de coches, superan las 20 unidades después de una desgraciada etapa 9 que ha marcado un antes y un después en este Dakar. Sin embargo, a pesar de tanto golpe, también quedan algunas alegrías.
Por ejemplo, la pelea por el Top10 en categoría de coches del copiloto Daniel Oliveras, quien compite junto a Juan Cruz en el Overdrive Racing, o la batalla por el Top20 de Carlos Checa e Isidre Esteve. También la lucha por el Top10 y el Top15 en motos de Lorenzo Santolino y de Tosha Schareina respectivamente. En quads, Toni Vingut está séptimo de la general y aspira a seguir resistiendo y subiendo posiciones.
En los prototipos ligeros T3, Santi Navarro acompaña a 'Cris' Gutiérrez en el Top10, mientras que en T4, Gerard Farrés es tercero de la general a solo 9 minutos del liderato, el cual ocupa un copiloto también español como es Oriol Vidal. Se van consumiendo los días de un Dakar difícil que ha dejado noticias muy malas hasta ahora, pero que todavía podría deparar alguna gran alegría.