La Fórmula 1 es un auténtico polvorín en estos momentos. Una guerra a punto de estallar. Un conflicto que necesita una pequeña chispa para que todo salte por los aires. La división entre la FIA y Liberty Media es pública y notoria, pero ahora se ha añadido un nuevo ingrediente a la gran ecuación y es la unión de todos los equipos para evitar la entrada de 'enemigos' en la parrilla.
El 'Gran Circo' va camino de convertirse en lo que la Federación Internacional de Automovilismo siempre ha pretendido evitar: una guerra de vetos y un núcleo completamente cerrado. La Fórmula 1 se encuentra ahora mismo inmersa en dos frentes. El primero es la posible venta del negocio por parte de Liberty Media a la que ha optado un estado como Arabia Saudí previa intercesión de Ben Sulayem, presidente de la propia FIA. El segundo de los frentes es el conflicto abierto para la posible entrada de nuevos equipos a partir del 2026.
En cualquiera de los dos escenarios, las posiciones de Liberty Media y la FIA están totalmente encontradas. Para colmo, los equipos se han puesto del lado de la compañía americana y están dispuestos a llevar a la realidad esa famosa guerra de vetos para bloquear la entrada de equipos que reduzcan su pellizco económico.
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Por si esto fuera poco, la FIA acaba de hacer de una forma velada una confesión en referencia al segundo punto del conflicto y es que ha tratado de esconder que los equipos que forman parte de la parrilla son los que tienen la llave para decidir quién entra y quién sale de ella. Hasta ahora habían mantenido que era la propia Federación quien decidía esta cuestión, pero en la última actualización del reglamento ha aparecido esta significativa apreciación.
Vetos secretos en Fórmula 1
La FIA está contra las cuerdas en estos momentos. Tiene abierto un amplio programa para intentar acaparar la llegada de nuevos equipos a la Fórmula 1. Con más escuderías, mayor es el canon que recibirán llegado desde la parrilla. Sin embargo, después de hacer creer a todos que tenían el control total sobre la competición, han caído en la cuenta de que realmente no es así.
El organismo que preside Ben Sulayem, el gran señalado de todo esto, acaba de reconocer que cualquier equipo que quiera entrar en la Fórmula 1 tendrá que contar con el beneplácito de todas las escuderías por norma incluso aunque cuente con el aprobado de la FIA. Dado que los equipos del 'Gran Circo' no quieren nuevos huéspedes, es muy complicado por ahora que se pueda soñar con nuevos fichajes de cara al 2026.
La FIA ha abierto recientemente el plazo de inscripciones para la presentación de nuevos proyectos de cara a formar parte del Mundial a partir de ese nuevo cambio de reglamentación. El proceso estará abierto hasta el próximo 30 de abril y será hasta el 30 de junio cuando haya plazo para tomar una nueva decisión. Actualmente son 10 los equipos que forman parte del 'Gran Circo' y solo dos los que podrían añadirse siempre y cuando no se produzca alguna salida.
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La Federación Internacional, en la documentación recientemente presentada, ha estipulado una serie de requisitos que los candidatos deben cumplir. Desde la garantía de disposición de recursos financieros hasta la presentación de una plantilla con alta capacidad técnica, pasando por conceptos como la experiencia o el compromiso con la sostenibilidad. La nueva Fórmula 1 avanza hacia el verde.
Algunas empresas como Andretti Racing decidieron dar forma a sus proyectos para intentar ocupar una de esas dos plazas si es que no había ninguna vacante antes. Decidieron unirse a Cadillac y arrancar un nuevo proyecto para poder entrar en la F1.
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Sin embargo, la FIA ha desvelado una condición que había mantenido en el aire hasta ahora: ningún equipo podrá entrar en la Fórmula 1 si los ya presentes no lo deciden así. "Los equipos de F1 existentes tendrán prioridad sobre los nuevos solicitantes. En el caso de que ningún solicitante sea considerado adecuado por la FIA y/o por el titular de los derechos comerciales de la F1, no se seleccionarán nuevos equipos de F1". Así rezaba la aclaración escondida en la normativa presentada junto a la apertura el plazo de solicitudes.
Además, esa potestad de los 10 equipos que ya forman parte de la parrilla prevalece incluso por encima de los criterios de la FIA. El organismo de Ben Sulayem podría dar luz verde, pero el resto de escuderías tendrían mando para bloquear la cuestión. Cuando esta circunstancia no estaba del todo clara, la respuesta de los equipos fue tibia. Sin embargo, ahora es rotunda y contundente: no quieren repartir el pastel.
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La principal preocupación de los propietarios ya existentes es que los nuevos fichajes reducirían notablemente los dividendos financieros a distribuir entre la parrilla actual. Por contra, su entrada no contribuiría necesariamente a aumentar los pagos. Es decir, se repartirían el mismo dinero entre más manos, salvo que la FIA decida interceder y cambiar esta circunstancia, aportando un paquete financiero mayor.
Para colmo, los equipos existentes en la actualidad no quieren otro proyecto efímero. Entrar en la Fórmula 1 cuesta mucho dinero, ya que solo en canon de establecimiento se van cerca de 200 millones de dólares. Y hacer un buen coche tiene un coste por encima de los 500 'kilos'.
Por eso, no cualquier nuevo propietario podría adaptarse a este mercado. El último equipo en entrar fue Haas en 2016 y desde su aterrizaje ha estado a punto de salir en varias ocasiones, sobre todo después de romper sus acuerdos con la empresa rusa Ural Kali. El objetivo es evitar proyectos fracasados como HRT, Caterham o Manor. Así pues, de momento gana peso la teoría de los vetos a nuevos propietarios en la F1.
Guerra contra Ben Sulayem
Liberty Media, empresa que posee los derechos de explotación de la Fórmula 1, está cada vez más cerca de formar una alianza con las 10 escuderías del 'Gran Circo'. Lo que un día lo separaron un calendario saturados, los viajes, los excesivos actos y la comercialización del mundo de las carreras, ahora lo está uniendo la guerra contra Ben Sulayem. El ocultamiento de esa parte de la normativa ha hecho que ambos frentes unan fuerzas contra el presidente de la FIA.
Tanto la compañía americana como el grueso de la parrilla quieren fuera al nuevo dirigente. El sustituto de Jean Todt, que llegó al cargo en el año 2021, está siendo el gran señalado como el causante de todos los problemas que padece ahora mismo la Fórmula 1. Una situación que empieza a ser límite, ya que no se recordaba una animadversión tan clara contra un directivo de la FIA en mucho tiempo.
Las tiranteces ya empezaron a gestarse el año pasado después de una temporada convulsa en cuanto a lo legal. Sin embargo, la polémica con una posible venta por parte de Liberty Media ha terminado por desatar la ira de la empresa americana. Mientras Ben Sulayem, procedente de Emiratos Árabes Unidos, había contactado con Arabia Saudí para tantear una posible compra del negocio, se dedicó a echar pestes de la supuesta oferta realizada por el estado, asegurando que era un precio inflado por un negocio que no valía tanto a pesar de su espectacularidad y su emoción. La cifra rondaba los 20.000 millones de dólares.
Esto enfadó y mucho a Liberty Media, que montó en cólera y detuvo las negociaciones. Si venden serán por mucho más dinero y, también, por perder de vista al directivo emiratí. Sin embargo, los equipos, que hacen piña por el conflicto abierto con la parrilla, no quieren el adiós de Liberty Media y estar bajo el control de un estado, por eso piden la resistencia de la compañía americana y ya estudian la forma de encontrar el camino hacia el cese de un Ben Sulayem que en poco más de un año se ha convertido en el enemigo número uno.