Aston Martin ha conseguido crear una de las máquinas más evolucionadas de la historia de la Fórmula 1. Un coche completo, que aparentemente es fiable y que tiene muchos puntos fuertes, pero muy poco áreas débiles. Uno de esos aspectos más flacos sería la velocidad punta, esa que pasó factura a Fernando Alonso en el Gran Premio de Arabia Saudí, pero que no le impidió subirse al podio.
El AMR23, desde los primeros test en Bahréin, ya consiguió mostrar cuáles iban a ser sus grandes fortalezas. La primera era su capacidad para asegurar un ritmo alto en tandas muy largas. Cuantas más vueltas componen un stint, mayor es la diferencia que el Aston Martin consigue con sus rivales directos. La otra gran virtud del monoplaza verde es la baja degradación que registra en sus neumáticos. Pero especialmente en circuitos como el de Sakhir.
Está claro que el Aston Martin aumenta su rendimiento en las segundas partes de las carreras y que, al menos en manos de Fernando Alonso, sigue siendo un coche muy potente en las salidas. El asturiano se comió a 'Checo' Pérez en Jeddah y le quitó las pegatinas en la primera recta, aunque luego sucumbió ante el ritmo del RB19.
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Es precisamente el monoplaza de Red Bull con el que más se ha comparado al AMR23. Por su parte, desde Mercedes, Toto Wolff indicaba que en realidad era con su W14 con el que más parecido había. Los dos monoplazas son totalmente opuestos, lo que explica que el Aston Martin no se puede parecer a uno de los dos. Aunque realmente, lo que han conseguido los británicos es absorber la parte más positiva de ambos conceptos y fusionarlos con ideas propias. La eficacia conseguida en esta tarea ha sido máxima, aunque ha desnudado alguna de las debilidades del monoplaza, que también las tiene.
La primera y principal es la falta de velocidad punta, esa que afecta en circuitos con largas rectas como el de Arabia Saudí. Y que también hace al monoplaza más débil a una vuelta, aunque lo cierto es que de momento Fernando Alonso ha conseguido meter en la lucha con los mejores a Aston Martin en clasificación. Siempre lejos de Red Bull eso sí.
Para intentar paliar esos problemas de velocidad, Aston Martin se encuentra perfilando un nuevo concepto de alerón trasero que, según algunas estimaciones, podría favorecer que los británicos consiguieron reducir la brecha con los austriacos. Seguramente no sería de manera total, pero sí en gran medida.
Esa parte trasera, más parecida al Mercedes, va a evolucionar en el AMR23. La parte más parecida al Red Bull sería la delantera, aunque no así la zona de los pontones ni en la suspensión. Mientras Red Bull utiliza un sistema 'pull road', Aston Martin opta por uno 'push road'. Todavía no está muy claro cuándo llegará ese nuevo ala, pero no será en Melbourne salvo milagro. Aston Martin no quiere fallos, sino que persigue la eficacia, y son conscientes de que para eso necesitan algo más de tiempo.
Los avances de Aston Martin
El mes de abril será clave en este proceso, ya que entre el Gran Premio de Australia y el de Azerbaiyán habrá más de tres semanas de diferencia. Tiempo de sobra para trabajar y para soñar. El Aston Martin tiene ahora mismo un problema ya que por encima de los 300 kilómetros por hora, su rendimiento cae de manera alarmante. Con Red Bull, por ejemplo, hubo una pérdida media superior a los 20 kilómetros por hora en recta.
El problema de Aston Martin se debe atacar desde varios puntos y uno clave será mejorar la eficiencia del DRS, importante también en circuitos como Australia, que será el primero en tener cuatro zonas de detección. Allí, Aston Martin planea utilizar un alerón similar al usado en Bahréin. Por otro lado, desde la 'energía verde' tienen que seguir trabajando en el 'drag', la resistencia que se debe superar para que el coche atraviese el aire, una consecuencia natural del 'downforce' (carga aerodinámica).
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Aston Martin lleva trabajando casi un año en un concepto mixto entre Red Bull y Mercedes, a pesar de que al inicio de la temporada 2022, el monoplaza británico era mucho más parecido al de los germanos y ese concepto sin pontones. Desde el Gran Premio de Barcelona, los de Silverstone volvieron a acercarse más a Red Bull, intentando adaptar su concepto aerodinámico delantero a un motor, una caja de cambios y una suspensión trasera de sello Mercedes.
Este juego de encaje de piezas ha provocado que Aston Martin tenga un difusor que proporciona una menor carga de la esperada, hándicap que se ha intentado paliar con un ala trasera que ofrece más carga. Este hecho se ha traducido en una menor velocidad punta en este inicio de curso, aunque ha permitido lidiar mejor que sus rivales con problemas como el porpoising, casi inexistente en el AMR23.
Los estudios de Aston Martin se centran ahora en intentar ganar esa punta de velocidad que les falta, tratando de saber si el problema es solo cuestión del 'drag' o si por el contrario sería más necesario tener más 'downforce'. Y para ello, la única vía abierta ahora mismo es encontrar el alerón trasero que ofrezca esa ganancia de velocidad en recta.