Max Verstappen sigue agrandando su leyenda. El piloto neerlandés consiguió en la Sprint Race de Catar su tercer título mundial. Un título que demuestra que estamos ante un deportista de época y que no impide atrevernos a decir cuando dejará de ganar.

No ha tenido rival Verstappen en todo el año. Ganador de 13 de las 16 carreras disputadas, estableció un nuevo récord con diez victorias consecutivas entre los Grandes Premios de Miami e Italia; cinco meses en los que, ininterrumpidamente, el neerlandés se subió a lo más alto del podio en cada carrera. Ese dominio con 'puño de hierro', pocas veces visto en la competición, le eleva al Olimpo de la Fórmula 1.

El neerlandés supera en títulos mundiales a Fernando Alonso (campeón en 2005 y 2006). Con tres coronas, Max se pone a la altura de Ayrton Senna, Nelson Piquet, Niki Lauda, Jackie Stewart y Jack Brabham. Y quiere más, ya que por delante solo le quedan los cinco pilotos que ganaron más de tres veces el Mundial: Sebastian Vettel y Alain Prost, con 4; Juan Manuel Fangio, con 5; y Michael Schumacher y Lewis Hamilton, con 7.

[Max Verstappen agranda su leyenda y se corona campeón del Mundial de Fórmula 1 por tercera vez]

Una realidad empañada

La euforia se apoderó del garaje de Red Bull en el momento en el que Max Verstappen se proclamó campeón del mundo en la Sprint Race del GP de Catar. Seguramente, la prueba mantuvo con los ojos encima a centeranes de miles de espectadores expectantes con ver agrandar su leyenda al piloto neerlandés. Es normal, siempre gusta ver a un deportista alcanzar la gloria. Sin embargo, mirando desde un prisma más amplio una temporada 2023 que ya ha quedado vista para sentencia nos damos cuenta que la Fórmula 1 tiene un problema: poca competitividad y poco espectáculo.

Max Verstappen se proclamó campeón del mundo por tercera vez en su carrera con todavía seis Grandes Premios por disputarse. Ha sido un dominio abrumador del de los Países Bajos que ha ganado el 81% de las carreras de esta temporada.

El equipo Red Bull durante el GP de Catar REUTERS

Sin embargo, esta superioridad del piloto de Red Bull no es algo nuevo. El año pasado también se paseó y ganó el título mundial sin apenas despeinarse. Sumó 454 puntos aventajando en 96 a Leclerc, segundo en el Mundial.

Pero no ha sido únicamente un dominio de Verstappen. Es cierto que ha sido el líder absoluto de Red Bull, pero el equipo austríaco encadena dos años de tiranía absoluta respecto a sus rivales. Contando la temporada 2022 y lo que llevamos en 2023 han logrado 1.382 puntos. Una animalada. Por poner en contexto, Ferrari ha logrado 839 y Mercedes 820. Muy lejos queda Aston Martin con 276.

Un espejismo

Esta tiranía de Verstappen, que suma ya tres títulos mundiales consecutivos, comenzó en una temporada 2021 que enganchó a millones de aficionados y devolvió la ilusión a muchas personas que se habían desenganchado de este deporte.

La temporada 2021, una de las mejores de la historia, estuvo marcada por una batalla frenética entre Lewis Hamilton y Max Verstappen. Pasó de todo: accidentes entre los dos pilotos, polémicas, intercambios constantes en el liderato... Todo se juntó para ver una última carrera de infarto.

Ambos pilotos llegaron al GP de los Emiratos Árabes empatados a puntos. Las cuentas eran sencillas: quien quedara delante ganaba el Mundial. Y la moneda cayó del lado del neerlandés. El campeonato del mundo más épico de los últimos años acabó tuvo un final a la altura y es que el entorchado se decidió en la última vuelta. 

Tras un periodo de Safety Car todo se jugó a una vuelta. Hamilton era primero, pero Verstappen amenzaba con neumáticos nuevos. El holandés no escatimó y en la primera oportunidad que tuvo pegó el hachazo. Acabó ganando y se llevó su primer Mundial y dejó a Hamilton sin la oportunidad de ser el piloto más laureado de la historia.

Dos temporadas después el campeón del mundo de la Fórmula 1 ha seguido siendo el mismo. Nadie sabe lo que durará el dominio de Max Verstappen, pero está claro que hay que darle una vuelta a la competición. Si no se consigue igualdad y competitividad los aficionados acabarán dejando de lado este deporte.