Ya es 17 de enero. Eso significa que quedan tan solo dos días para que termine el Rally Dakar. Algunos pilotos, los que tienen la difícil misión de acabar la prueba, empiezan a ver la luz al final del túnel. Otros como Carlos Sainz o Cristina Gutiérrez, que se están jugando el Tuareg, apuran sus opciones de triunfo en la carrera.
Sin embargo, el Rally Dakar es mucho más que victorias y ganadores. El Rally Dakar está detrás de la increíble historia de todos y cada uno de sus participantes. Mientras el dolor por la triste muerte de Carles Falcón sigue marcando el rumbo de la prueba, algunos continúan luchando por sobrevivir en el rally más extremo del mundo.
Es el caso de Javi Vega. El piloto del Pont Grup - Yamaha está viviendo un auténtico calvario en el que seguramente esté siendo su Rally Dakar más difícil. Y eso que sabe lo que es cruzar la meta con varias costillas fracturadas y con un neumotórax que le hicieron pasar varios días ingresado tanto en Arabia Saudí como después en España.
Aún es pronto para saber si Javi tendrá que quedarse en un hospital cuando cruce la meta en Yanbu el próximo 19 de enero. Lo que es seguro es que tendrá que pasar por las manos de los médicos para reparar su maltrecha pierna izquierda, esa que lleva hinchada "como un botijo" por culpa de una profunda raja que se produjo tras tener una dura caída en la segunda etapa.
Una herida que no se ha cerrado a pesar de que ha sido cosida en innumerables ocasiones y que le está poniendo a Javi las cosas muy complicadas. Sin embargo, el madrileño no se rinde y sigue mirando hacia delante. A pesar de todo lo que está sufriendo, el antiguo esquiador del equipo nacional sigue sobre su Yamaha y con una sonrisa camino de su objetivo: terminar el Dakar.
Entre ecógrafos y amenazas de drenaje
Contaba Javi Vega hace unos días desde Arabia Saudí que había activado el "modo supervivencia" y es que el madrileño está dejando en este Dakar 2024 muchas frases para el recuerdo. Seguramente, esta edición está siendo la más dura que ha vivido nunca. Sin embargo, de las pruebas más difíciles es de las que más se aprende en la vida.
El Dakar se ha convertido en una carrera de obstáculos para él. Tras las caídas que sufrió en las primeras etapas, Javi atraviesa un laberinto constante en lo físico y en lo mecánico. Su primer accidente le provocó daños en el manillar y en la torre de navegación, donde se sitúa el roadbook que le marca el camino etapa tras etapa.
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Durante su arreglo, un tornillo se alojó en el cárter de su moto ocasionándole posteriormente un agujero en el motor. Esta avería, que ha estado a punto de retirarle, le hace ir perdiendo aceite kilómetro a kilómetro. No solo no puede dar gas, sino que la amenaza de quedarse en cualquier esquina está ahí.
"De momento voy bien. La moto sigue perdiendo aceite, pero lo voy reponiendo cada pocos kilómetros". Javi, que compite sin asistencia como embajador de la categoría Original by Motul, no solo tiene que hacerse de mecánico tras cada especial, sino que tiene que ir autoreparando su moto en cada tramo. "No paso de 110 kilómetros por hora para que no consuma mucho".
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Sin embargo, el mayor drama para Javi no está en su moto, sino que está en su pierna izquierda. Hace unos días sufrió una durísima caída con tan mala suerte de que una de sus rodilleras le provocó un gran corte en su pierna. Seis puntos de sutura son los que recibe día tras día, ya que con el jaleo de las etapas encima de la moto, esta se abre una y otra vez. Los comisarios y médicos le vigilan de cerca día tras día para que no ponga su salud en riesgo más de lo que ya lo ha hecho.
El sufrimiento que está teniendo que aguantar Javi supera incluso los altos límites que se ponen en una carrera como el Dakar. Un daño colateral están siendo los múltiples vendajes que le colocan en la zona y es que estos, lejos de frenar las hemorragias, lo que hacen es presionarle la pierna hasta el punto de que no para de hinchársele. Ahora mismo, la situación es casi crítica para él. Pero Vega sigue avanzando y consumiendo etapas.
"Hoy me he vuelto a rozar la herida y me ha salido otro bulto. Me han pasado el ecógrafo y lo van a vigilar por si hay que drenarlo". Los testimonios de Javi desde Arabia asustan. Sin embargo, todos llegan acompañados de una sonrisa y es que si algo tiene claro es que no se va a rendir y de que va a poder con este Dakar antes de que la carrera del desierto lo haga con él.
A su ritmo, y sin pensar ya en remontadas o en resultados deportivos, Vega sigue tachando hojas en el calendario para llegar a la meta de Yanbu el próximo 19 de diciembre. El objetivo cada vez está más cerca, pero no hay que bajar la guardia hasta el último centímetro.
Sin perder la sonrisa
Lo más llamativo de todo está siendo la actitud con la Javi Vega está afrontando este Dakar. Siempre contento, siempre alegre, siempre positivo y siempre con una sonrisa. Por ello, incluso en mitad del sufrimiento, de la mala suerte, del dolor y de la falta de descanso, se permite hace bromas.
"Perdón a los sponsor porque llevo los trajes tan llenos de grasa y aceite que no se ven, cada vez doy más miedo". Al contrario, ya que si algo desprende Vega y algo está transmitiendo en este Dakar es que es un auténtico ejemplo de lucha y de resiliencia.
Además, sus testimonios desde Arabia Saudí denotan que incluso en los peores momentos, el antiguo esquiador del equipo nacional está sabiendo ver el lado bueno de las cosas: "Al ir tan despacio voy disfrutando de la navegación y del paisaje". Javi se despide un día más mandando ánimos desde el campamento y subido ya a su Yamaha sobre la que espera completar las poquitas etapas que le restan para conseguir su objetivo: "Vamos a por más".