Cristina Gutiérrez (Burgos, 1991) es el vivo retrato de la resistencia. Ahora, la piloto burgalesa se encuentra en la cima del mundo. Hace poco más de una semana se consagró como campeona del Rally Dakar en la categoría Challenger, haciendo historia en la carrera más dura del mundo. 

La española se convirtió en la primera mujer de nuestro país y en la segunda mujer en toda la historia de la prueba en subirse a lo más alto del podio siguiendo los pasos de la legendaria Jutta Kleinschmidt. Aunque parezca noticioso, romper moldes y destrozar registros es el día a día de 'Cris'. Ya fue la primera española en terminar un Dakar en la categoría de coches y también la primera en llevarse una victoria de etapa sobre cuatro ruedas, hito que alcanzó en 2021. 

Desde entonces, se ha consolidado como una de las mejores de su categoría, alcanzando el podio solo un año después y defendiendo la identidad de una carrera que la permite competir contra hombres en igualdad de condiciones, sin clasificaciones diferenciadas. Sin embargo, para llegar hasta aquí, Cristina ha tenido que sufrir mucho, tanto a nivel físico como a nivel mental y, sobre todo, en el plano personal. 

[Cristina Gutiérrez: "Hemos hecho historia, espero que no sea noticia que una mujer gana el Rally Dakar"]

Por ello, incluso llegó a anunciar que dejaba de competir porque sentía que el mundo por el que lo había dado todo le cerraba sus puertas. Sin embargo, la vida le cambió en poco más de un mes, pasando de la nada al todo, en un fiel reflejo de lo que puede llegar a ser una carrera como el Rally Dakar. Cuando tomó la decisión de abandonar la competición le llegó una gran oportunidad con Mini, después conoció a Lewis Hamilton y unió su camino al de otra leyenda en activo como Sébastien Loeb

Lo apostó todo aún a riesgo de arruinarse, pero la vida le tenía guardada una segunda oportunidad para seguir brillando. Tras ganar la Extreme E, ahora Cristina ha hecho suyo un Dakar en el que llegó a estar a casi una hora y media del liderato. Pero la española, que no conoce la palabra rendición, siguió remando y confiando en sus opciones hasta lograr un triunfo milagroso en una etapa final en la que remontó una desventaja de 25 minutos con Mitchell Guthrie. Cristina repasa todo su camino en este Dakar, y en su vida, con EL ESPAÑOL, y deja pistas de cuáles serán sus nuevos pasos en Dacia, marca que ha confiado en ella para dar el salto a la categoría Ultimate de coches con un proyecto que aspira a ser ganador y en el que compartirá filas con Sébastien Loeb y Nasser Al-Attiyah. 

La piloto Cristina Gutiérrez durante una entrevista con EL ESPAÑOL Laura Mateo / EL ESPAÑOL

Bueno, Cristina, han pasado ya unos días desde que te proclamaste campeona del Rally Dakar, ¿te has dado cuenta ya de la que has liado?

Ya hace más de una semana y parece que fue ayer. La verdad es que han sido tantas emociones y ha sido una llegada con mil cosas que hacer, un montón de medios interesados... La acogida ha sido brutal y poco a poco sí que voy aterrizando y sobre todo entendiendo un poco las emociones que he ido viviendo estos días.

¿Has tenido algún momento de quedarte sola y de decirte a ti misma 'sí, lo he hecho'?

Si te digo la verdad, ese momento fue cuando pasó todo lo de que nos enteramos que habíamos ganado y teníamos una parte de enlace por carretera en la que yo voy con el casco conectada con el copiloto, pero íbamos sin hablar y ese fue el momento de más silencio y de más de estar conmigo, de estar pensando en serio ha pasado esto porque además no tenía ni el móvil. Y fue algo brutal porque se me caían las lágrimas ahí, iba como muy sola, pero fue muy bonito porque como que ahí entendí más cosas y dije, 'lo que acaba de pasar'. Fue un momento muy chulo para mí.

Entrando un poquito en la carrera, ¿qué te ha parecido este Dakar? ¿Ha sido tan duro como se cuenta?

Pues como dices, ha sido bastante duro. Es el quinto año que hacemos el Dakar en Arabia Saudí y para mí ha sido probablemente el más duro. Ya no solo por el kilometraje, que nos metían bastante caña con los kilómetros, sino también con el perfil de las etapas. Cuando hicimos la etapa de 48 horas en el desierto del Empty Quarter fue algo fuera de lo normal. Normalmente no nos suelen meter tanta paliza y sí, lo fue, fue muy duro. Lo bueno de este año es que nos ha respetado un poquito más el clima porque el año pasado sí que es verdad que hizo mucho frío, mucha lluvia y eso al final como que pesa en el cuerpo. Y este año bueno, ha sido muy, muy, muy duro. Pero es verdad que el tiempo nos ha respetado en ese sentido.

Nos vamos a ir unas etapas más atrás. Al principio, a esas etapas de piedras. ¿Cómo las vivisteis? ¿Os advirtieron todo lo que os tenían que haber advertido de lo infernales que iban a ser?

Creo que nunca es suficiente. Nos dicen 'tened cuidado que se pincha fácil, tened cuidado', pero no eres consciente de lo que va a pasar hasta que pasas porque nosotros no sabemos por donde vamos a pasar hasta que llegas. Sobre todo en la etapa 11. La primera semana fue muy de piedras y pinchamos bastante, pero la etapa 11 es la que quizás nos daba más miedo porque desde que se presentó el Dakar en noviembre pusieron mucho foco en esa etapa y nos habían metido el miedo en el cuerpo.

Hay muchas piedras que están debajo de la arena y son súper afiladas y parece que no es un terreno de piedras. Tienes que ir a ese nivel de detalle para intentar no pinchar.

Incluso uno de los dueños del equipo Audi decía que a partir de saber cómo iba a ser la etapa 11 se había guardado un bote de piedras para recordarse que iba a llegar más adelante con muchas más piedras. Y muchas veces las piedras son cuestión de suerte porque no sabes cómo gestionar el ritmo. Pases rápido o pases lento, vas a pinchar. Entonces no sabes muy bien si estás yendo lento, si estás yendo rápido, cómo tienes que ir, si los demás están yendo más rápido, más lento... Entonces imagínate, tú vas lento y aún así pinchas y te fastidia porque estabas conservando el coche para nada. Yo creo que es una cuestión un poquito de suerte. Al final en la etapa 11 hubo cierta molestia de algún equipo porque dejas la carrera en manos un poco de la suerte y eso pesó un poco, pero bueno, es espectáculo. Y para vosotros pues generar esos cambios de clasificaciones son súper interesantes.

Hablaba con Laia Sanz y me comentaba lo que me estás diciendo tú ahora, que una de las cosas que más le cuesta a ella es sobre todo mantener la tensión en esas etapas. ¿Cómo gestionas tú esa presión dentro del coche?

Es complicado porque muchas veces no sabes si estás yendo demasiado rápido. El adaptarte un poco al ritmo y más cuando vas conduciendo y llevas tantas etapas apretando al máximo, llegar de repente a una etapa y cambiar el ritmo y cambiar tu mente... Piensas 'tengo que bajar el ritmo y tengo que ir despacio'. Muchas veces te apoyas en el copiloto. ¿Tú crees que voy demasiado lento o crees que voy apretando demasiado y voy a romper? Yo a veces me apoyo en Pablo en ese sentido porque incluso uno mismo no es consciente de cómo está yendo.

Hemos ido tan a fondo los días previos que ese cambio de ritmo cuesta un poquito. Pero bueno, al final yo creo que es un poco la lógica. Depende de lo que estás viendo y cómo ves las piedras, porque no es lo mismo un tipo de piedra que otro. Hay muchas piedras que están debajo de la arena y son súper afiladas y parece que no es un terreno de piedras y pinchas más que en una trialera. Por ejemplo, en las trialeras el canto rodado de la roca está un poco más pulido. Entonces tienes que ir a ese nivel de detalle para intentar no pinchar.

En la etapa cuatro tenéis muchos problemas de navegación, perdéis tracción en el coche, fallos electrónicos... ¿Cómo mantienes la calma en ese momento a pesar de haber perdido tanto tiempo?

Quizás es un poco la experiencia de llevar ocho Dakar. No te voy a engañar, hubo mucha tensión y hubo palabras. Y decíamos venga, vamos a concentrarnos. Hubo que hacer un reset ahí dentro porque entras en un bucle de no sé para dónde voy, no sé dónde estoy, he perdido un waypoint, puede que vaya a peor... Entonces yo creo que en ese momento hay que decir a partir de aquí vamos a empezar de cero. Me da igual lo que ha pasado antes y yo creo que ese reset lo hemos conseguido hacer por la experiencia de haber hecho otros Dakar.

Cuando llegas al final de etapa y ves que no ha ido bien y has perdido un waypoint, te han puesto penalizaciones... Parece que esto es un destrozo. Pero te queda mucho Dakar. En ese momento quedaba más de la mitad y muchísimos kilómetros por recorrer. El Dakar es una carrera de eliminación, de ir sorteando este tipo de dificultades porque a todo el mundo le van a pasar. Entonces yo creo que lo importante es saber en qué carrera estás, que estás en el Dakar y a todo el mundo le va a pasar algo. Con ese tipo de mentalidad yo creo que vas día a día.

El Dakar es un poco el día y la noche porque justo después de ese momento tenéis un muy buen día. Os metéis otra vez en el podio con Eryk Goczal y con Mitchell Guthrie. ¿Os vuelve un poquito la ilusión de ver que no está todo dicho y de que podéis seguir peleando?

Lo bueno que tuvimos es que llegamos al equipo sin experiencia porque hicieron una redistribución entre Taurus y Can-Am y nos tocó en Taurus y la verdad es que íbamos sin mucha experiencia. Había tenido experiencia en el OT3, que era como la evolución previa del Taurus y más o menos se mueve un poco igual. Pero es verdad que llegas a un equipo nuevo y a un coche nuevo y lo bueno es que desde el primer día me sentí como si lo hubiera llevado mucho tiempo.

Jugaba con esa desventaja porque mis otros compañeros llevaban muchos kilómetros recorridos con el coche y eso al final se nota. Pero desde la prólogo me sentí competitiva y aunque haya palos como el que hubo en la etapa cuatro, en la cinco salí a darlo todo porque me veía capaz de estar en el podio. Y entonces yo creo que con esa mentalidad de podemos hacerlo, yo creo que vas superando todo y vas teniendo esperanza. Y con la esperanza consigues resultados.

¿Cómo fue la experiencia de esa etapa maratón de 48 horas en el Empty Quarter? Allí estabais solos literalmente y os podía pasar cualquier cosa.

Sí, sobre todo que no sabíamos muy bien de qué iba a ir. Me acuerdo cuando hicieron la presentación que no entendía nada porque decían que a las 16:00 horas de la tarde se apagaban los motores y que te tenías que ir a un campamento. No nos dio tiempo casi a entender muy bien el formato. En el briefing de esa etapa, que fue la noche anterior, nos explicaron que iba a ser un recorrido de 700 kilómetros, que había dos días para hacerlo y que en medio más o menos iba a haber diferentes campamentos y cada campamento tenía una hora de cierre. O sea, tú a partir de una hora no podías pasar por ahí. Entonces los primeros eran como muy tarde para que la gente, la que iba atrás, le diera tiempo y había otros que cerraban a las a las 15:30, a las 16:00, a las 16:30... El último creo que fue al que llegaron Nasser Al-Attiyah y Mattias Ekström.

La piloto Cristina Gutiérrez durante una entrevista con EL ESPAÑOL Laura Mateo / EL ESPAÑOL

Nosotros nos quedamos en el D y estuvimos con Sébastien Loeb, con Carlos Sainz y con algún otro buggy y lo que bueno en esa etapa fue hacer el máximo número de kilómetros el primer día y que no pasara ningún problema. Porque claro, si tú entrabas a las 16:00 a una puerta que cerraba a las 16:30 te tenías que quedar parado esa media hora y contaba como que lo habías perdido. Entonces tienes que llegar ajustadísimo a la hora o incluso pasado para que no te dejaran seguir. Entonces teníamos que hacer el máximo número de kilómetros. Hicimos unos 450 en dunas, que además el formato de la etapa fue muy complicado. Eran dunas muy cortadas, muy seguidas y con mucho calor. Era muy difícil y me acuerdo que tardamos siete horas y media en hacer ese primer día y llegamos fundidos. Llegamos muy cansados, pero lo bueno es que llegamos a nuestro objetivo y para el día siguiente ya simplemente quedaban unos 160.

¿Notaste que esos días había muchas estrategias y mucha gente dándole vueltas a ver cómo podía sacarle más partido a esa etapa?

Sí, sí que había. Había diferentes pensamientos de cómo afrontar la etapa. Pero es que al final creo que la única era intentar llegar lo más lejos posible y no perder minutos porque a mí lo que más me preocupaba es que se nos hiciera de noche porque en ese desierto anochece como una hora antes de lo normal. A las 17:00 era de noche y la última puerta cerraba a las 16:30. Si tú llegabas a las 16:25 y no querías perder esos cinco minutos porque no te quieres quedar parado y quieres seguir, probablemente te podía pillar la noche. Y si te pilla la noche en el desierto, probablemente pierdas mucho más de cinco minutos.

Entonces a mí lo que me preocupaba era llegar antes de tiempo a la puerta y decir ¿qué hago? ¿Sigo o me quedo y pierdo esos cinco minutos? Y si sigo, ¿me pillará la noche porque no sabemos cómo va a ser la etapa? Entonces eso era lo que más costaba. Pero al final tuvimos suerte y llegamos ya a las 16:40 y cerraba las 16:30, así que ya estaba 'cerrado', no perdíamos tiempo y simplemente te quedabas allí a dormir y ya está. Entonces, en ese sentido sí que tuvimos suerte.

¿Cómo fue la convivencia aquella noche? ¿Era recuperar ese espíritu un poco de puro Dakar y de estar allí más solos en grupos pequeños?

Sí, fue bastante bonito. La verdad es que llegamos allí y se portaron bien porque nos daban una tienda y un saco y una ración militar. Fue bastante gracioso descubrir lo que había dentro. Además, a mí me tocó la única diferente porque todos tenían comida muy rica y a mí me tocó una lata de sardinas, alubias con tomate y arroz con pollo, que no sé dónde estaba el pollo, pero no comí nada. Por suerte me había llevado una mini lata de atún, porque claro, te puedes llevar cosas contigo, pero no mucho, porque metes peso al coche y tampoco tienes espacio suficiente. Y me metí esa lata de atún y algo por ahí que no me acuerdo ahora, pero tiré de lo mío y bueno, cenamos un poquito, así que por ese lado bastante aventura. Pero muy bonito. Noche a la luz de las estrellas porque no había absolutamente nada y con hogueras. También estaban Sébastien Loeb y Carlos Sainz. Fue bastante gracioso, la verdad.

Volviendo un poco a la carrera, ¿cómo te enteraste de la sanción a Eryk Goczal y cómo viviste ese momento?

Me enteré súper tarde porque yo me iba a la cama y de repente salió. Nos suelen colgar todas las notificaciones en una aplicación y saltó la noticia y claro, yo me quedé en shock, no entendía nada y que le hubieran echado así de golpe... Me costó un poco entender qué había pasado, me empecé a informar y bueno, al final son normativas que tienes que seguir y es una lástima porque estaba haciendo un muy buen rally y estaba siendo muy rápido. Pero también te digo que si no sigues las normas es lo que pasa, te arriesgas a que te vea alguien y te expulse. Nos pasaría a todos. Estaba hecho polvo. Además es un chaval, tiene 19 años, estaba haciendo un gran rally y estaba siendo muy rápido. Pero bueno, lo que te digo, son cosas que pasan y que espero que tomen nota para que no vuelva a pasar.

Entendiendo que la sanción es justa porque al final lo pone claro en el reglamento, pero ¿te parece proporcionada?

Sí porque al final, a nivel de rendimiento, un embrague de carbono te puede dar mucho. Bueno, de hecho, hubo gente con el mismo coche que él y que yo que se quedó sin embrague en la etapa maratón y que se quedó fuera de carrera simplemente por eso. Entonces que él lleve un embrague que a nivel de durabilidad puede aguantar mucho más o puede fatigarse mucho menos sin tener ningún tipo de bajón de rendimiento te puede cambiar la carrera. Es verdad que el coche no va a ir más rápido por tener un embrague de carbono, pero sí que a nivel de fiabilidad te puede dar unas ventajas que nosotros no teníamos. Entonces sí que lo veo justo.

La piloto Cristina Gutiérrez durante una entrevista con EL ESPAÑOL Laura Mateo / EL ESPAÑOL

Le sancionan, te pones segunda de la general, pero perdías alrededor de media hora con Mitchell Guthrie. ¿En ese momento ya piensas en la victoria? ¿Lo hablas con Pablo?

Sinceramente, siempre pensé en que se podía ganar aunque Eryk llevase una hora y media de ventaja, pero porque antes de la etapa de descanso quedaban más de 4.000 kilómetros que recorrer. Entonces no sabemos si a Eryk le hubiera pasado alguna cosa porque estaba yendo muy fuerte y estos coches tienen mucha memoria a nivel mecánico e ir tan fuerte al final te pasa factura. Entonces yo, aunque Eryk llevase una hora y no sé cuánto tiempo de ventaja, nunca di por hecho que iba a ganar y que yo no podía ganar. Al final esto es el que aguante más. Y bueno, al verme en segundo lugar, obviamente, ya te da más vértigo en el sentido de que lo veía muy cerca. Incluso en la última etapa, aunque tuviera 25 minutos de desventaja, lo veía. Siempre he tenido esa esperanza de que podíamos. Nunca me doy por vencida ni firmo el segundo puesto.

El último día sales a una diferencia de 25 minutos de Mitchell Guthrie. ¿Cómo recuerdas todo lo que pasó?

Esto es extraño. Durante mi vida deportiva es como que tengo sensaciones dentro. Y en ese día salí diciendo que yo no me fijaba en el de detrás, yo me fijaba en el de delante. Yo iba a salir a quitarle minutos. Si al final quedo segunda y le recorto cuatro y me quedo a 21, pues ya está. Pero ese día salí como convencida de darlo todo porque si no lo doy todo me voy a quedar con la espinita ahí y por eso salimos a darlo todo. Obviamente no iba a destrozar el coche porque quiero quedar segunda, no quiero tirarlo todo en la última etapa, pero sí que salí convencida de que si no se podía, al menos lo habíamos intentado. Tenía ese convencimiento de darlo todo.

¿En qué momento te llega la primera información de que Mitchell Guthrie está en problemas?

Hubo dos momentos muy cruciales. Yo llego, atravieso la línea de meta y hay como un espacio de 100 metros para llegar al control de tiempo. De repente, a lo lejos veo a Pep Vila, que fue a visitarnos allí, y veo a su hijo haciendo gestos con la mano. Y digo pues igual he hecho buen tiempo. Nunca me imaginé que era que Mitchell estaba parado. Me acerco, estábamos parados porque tenían que dar el cartón a Pablo, y escucho ¡Cris que puedes ganar! Y yo me quedo como ¿qué? Y me dicen que algo le pasa en el turbo. Me empiezan a gritar ese tipo de cosas y yo digo 'Pablo, ¿tú estás entendiendo algo?'. Y dice 'no, no entiendo nada', y ya teníamos que seguir porque no te puedes quedar mucho tiempo parado.

Pasaron 15 minutos hasta que alguien me dijo que Mitchell Guthrie estaba parado y que era campeona.

Sigo y veo como una marabunta de medios y digo jolín, pues Carlos sí que se ha estirado con la celebración que sigue aquí. Yo pensé eso y de repente veo a Lara (su representante) que siempre me acompaña a las carreras con una bandera de España agitándola a muerte. ¡Cris que puedes ganar, que puedes ganar! Y ya empiezo a decir espérate que ha pasado algo. Y ya bajo del coche y pregunto qué ha pasado. Y me dice que está parado, que llevo 50 segundos de ventaja en el último punto y no tenemos cobertura. No sé, fue todo muy, muy extraño. Y pasaron como 15 minutos o así hasta que alguien por fin dijo 'sí, sí, que está parado definitivamente, que ya eres campeona'. Y ahí ya empezamos a celebrarlo. Fue muy divertida la celebración.

¿Cómo es ese momento en el que tocas el Touareg por primera vez, que te subes al podio y que te sientes la número uno delante de todo el mundo?

Fue muy fuerte. Lo primero subes ahí con el coche. Además, el equipo está súper contento porque es una estructura muy pequeña, francés y muy familiar, y creo que eso lo hizo más importante. Había mucha unión y muchas ganas de ganar porque nos sentíamos todos uno. Íbamos todos a una, estaban volcados en que yo estuviera cómoda. Estaban súper implicados y al final vivir eso con todo el equipo y con toda la gente que ha estado durante casi un mes contigo es súper bonito. Cuando cogí el Touareg, lo primero que pensé es pesa muchísimo esto y estoy súper cansada de brazos (risas) y claro, levántalo arriba, abajo... Digo madre mía, lo que pesa, pero es súper bonito. Nunca se me va a olvidar. Por suerte tengo vídeos, pero también tengo vídeos mentales y los voy a guardar siempre.

¿Cómo de importante ha sido Pablo en todo este camino?

Súper importante. Es el 50%. Además, me ha encantado que sea con él porque Pablo, antes de ser mi copiloto, ha sido mi amigo. Antes de ser mi amigo fue mi primer mecánico cuando teníamos solo 19 y 20 años, y nos conocemos desde hace mucho tiempo. Nos conocemos en las buenas y en las malas. Hemos pasado momentos de estar compitiendo dos años en el Dakar, hubo un parón de dos años y luego estos últimos dos años con RedBull. Al final, para él está siendo también súper bonito y algo increíble estar en Red Bull. Pablo es la mitad del coche. Un copiloto en rally raid es todo, son tus ojos, es quien interpreta el camino para que tú vayas a buen ritmo. Vivirlo con una persona así... A mí siempre me ha gustado mucho compartir los éxitos y los logros con mi gente y poder compartir esto con Pablo ha sido muy bonito.

¿Sientes que has cumplido un sueño?

Por supuesto. De hecho, soñar con ganar el Dakar me parecía hasta demasiado. Nunca he querido ser de pedir demasiado a la vida porque me parece que muchas veces hay que respetar esta carrera y hay que fijarse simplemente en Sébastien Loeb, que lleva ocho años intentándolo y aún no lo ha conseguido. Entonces siempre he ido con los pies en la tierra y siempre mi objetivo era ser competitiva e intentar llegar hasta lo que pudiera, hasta el máximo. Y si tú das todo, al final no te quedas con ninguna espinita. Y yo siempre he ido así. Y poder conseguir ganar un Dakar para mí es un punto y aparte en mi carrera deportiva. Esto es súper importante para mí y va a ser un highlight toda mi vida.

Ahora estás en la cima, pero no siempre ha sido todo tan fácil. ¿Cuántas veces te has sentido un poco al límite y cuántas veces has estado cerca de renunciar y de tirar la toalla por lo complicado que es hacerte un hueco en el mundo del motor?

Muchas veces. Muchas veces te lo planteas. Yo incluso decidí que dejaba de competir. O sea, hasta ese punto. Sobre todo al principio el mundo del motor es muy, muy desagradecido. He tenido que buscarme la vida desde muy pequeña, desde los 18 años, buscando financiación. Al final vas escuchando comentarios de ¿pero tú vas a aguantar el Dakar? Es como que te quitan un poco de valor y poder luchar tan joven contra esos comentarios que te pueden afectar en ese momento a veces te cuesta. He tenido alguna conversación con amigos y con la familia que te animan, y te dicen 'venga Cris, que esto es lo tuyo, que se te da bien'. Y al final, en esos momentos gracias a la superación, vas entendiendo tu forma de ser y lo vas superando, vas creciendo.

Anuncié en redes sociales que lo dejaba y hasta sentí alivio porque lo estaba pasando muy mal.

También ha habido lesiones, el momento de la Covid fue un destrozo a nivel presupuestario y solo se me quedó Santander Consumer y no daba para hacer ninguna carrera. Entonces anuncié en redes sociales que me iba, que lo dejaba y que me iba a estudiar a Barcelona. Por un momento hasta sentí alivio porque lo estaba pasando muy mal. Porque al final, cuando estás buscando algo desesperadamente y la gente no responde, lo pasas mal y sufres. Con todo lo que he hecho y con todo lo que he dado por este deporte, que mi final sea este... Y la vida al final me hizo un reset involuntariamente y de repente me llaman del equipo Mini, el hijo de Sven Quandt, y me dice oye, mira, que tengo una oferta para que vengas a competir al equipo en la Baja Andalucía. Claro, la oferta era tener que pedir un crédito y yo al principio dije que no. Dije yo no me voy a arriesgar a deber dinero muchos años de mi vida al banco, porque si hago esto y va bien, puede ir muy bien. Pero yo no sabía lo que iba a pasar. Y si va mal, probablemente esté años pagando esto. Hablé con amigos muy importantes para mí y dije 'Cris, estas oportunidades pasan una vez en la vida'.

Entonces me fui al banco, pedí el crédito, costó un poco, pero me lo dieron y fui a competir a la Baja Andalucía. Hicimos cuartos en scratch y al día siguiente me llega un mensaje a Facebook y me dice mi hermano 'oye, leí un mensaje muy raro'. Lo abro y leo 'hola, soy el manager de Lewis Hamilton. Cuando quieras tenemos una videollamada para ver si te contratamos para la Extreme E'. Y dije vale, será mentira. Bueno, pues era verdad. Tuve la videollamada y fue nada más y nada menos que con Lewis Hamilton, su manager y David Richards. Era como estar en la televisión. Verme ahí en pequeñito fue algo surrealista. Y conocí en el primer test de la Extreme E a Sébastien Loeb, quien me pregunta '¿qué vas a hacer este año en el Dakar?' Y dije no tengo presupuesto, así resumiendo. Y me dice vale, pues nada, te va a llamar mañana alguien de RedBull. Y me llamaron para hacer unas pruebas con el Junior Team, a la cual me tuve que ir al día siguiente. Entonces fue todo en un mes. Me fui a Dubái y me seleccionaron y ahí fue mi primer año con el Junior Team. Fue todo en un mes, de decir adiós a ir al Dakar.

Entonces, a las Cris que están en el camino y que están en momentos de dificultades, ¿les dirías que merece la pena pelear por esa oportunidad?

Sí, sobre todo decir que van a llegar momentos malos, que en la vida no todo son flores y rositas y que todo va a ser fácil, sino que hay que labrarse un futuro, hay que sembrar mucho, hay que trabajar mucho y que después vendrá. Momentos en los que dices que no me merece la pena estar sufriendo por esto, pero hay que seguir confiando en tu foco y en lo que te mueve, lo que te hace vibrar por dentro pase lo que pase. Seguir para adelante y que la vida también te vaya poniendo en situaciones y oportunidades y tú ir valorando si te merece la pena o no.

A lo largo de tu carrera te has acostumbrado a hacer historia en el Dakar. Fuiste la primera mujer española que terminaba en coches, que ganaba una etapa, que subía al podio y ahora la primera que lo ganas. Pero ¿cómo ves tú de necesario que se siga diciendo si Cristina ha sido la primera o la segunda mujer que gana si de Carlos no decimos eso? ¿Cómo crees tú que hay que tratar tu victoria desde ese punto?

Entiendo el titular porque al final no ha habido muchas. Entonces, claro, entiendo que lo tengan que decir. Entiendo que es importante decirlo para que también nos demos cuenta de que es un deporte súper minoritario a nivel femenino. Pero espero que a raíz de esto ya empecemos a normalizar que una mujer pueda ganar y pueda estar en un pódium del Dakar. Da igual si es la primera, la segunda, la tercera o la cuarta. Que se normalice porque lo bonito de este deporte es que podemos competir en la misma categoría. No hay una categoría femenina y masculina, entonces es súper bonito y creo que se debería de hablar del Dakar y del motor como uno de los deportes más inclusivos que hay ahora mismo en el mundo. Eso de por sí lo hace súper especial.

La piloto Cristina Gutiérrez durante una entrevista con EL ESPAÑOL Laura Mateo / EL ESPAÑOL

Para el Dakar 2025 todavía queda mucho. ¿Cómo te planteas este 2024 y qué objetivos tienes?

2024 va a venir cargado de cosas chulas que ahora no puedo decir, pero va a venir muy, muy bonito, con muchas carreras. Probablemente siga haciendo algunas pruebas del Mundial con el coche del Dakar de este año. Y va a haber muchos test en diferentes puntos del mundo con Dacia. Y la primera prueba que está pensada a nivel ya oficial es Marruecos, que se va a hacer en octubre. Después de Marruecos, pues supongo que habrá algún que otro test y ya el Dakar. Entonces este año muchas, muchas carreras. Tengo intención de entrenar al máximo para llegar al mejor nivel.

¿Cómo surge la oportunidad y el proyecto de Dacia?

Surge hace justamente casi un año. Me llama Loeb y me dice bájate a la piscina, porque estamos en Abu Dhabi corriendo. Hablamos de nuestras cosas, algo normal. Y me empieza a decir que me iba a llamar alguien de Dacia. Muy raro. No me pegaba Dacia en el Dakar. Y me empieza a contar, que me iban a llamar y que él iba a estar ahí. Y me dice 'probablemente vaya yo a correr'. Y yo ¿en serio vas a correr tú ahí? Nos llevamos muy bien, compartimos mucho trabajo y es como con amigo. Y recibí la llamada, me proponen el proyecto y digo, pero ¿en serio? ¿Este proyecto? Poco a poco lo empiezo a entender. ¿Pero habéis contado conmigo? Y me dicen 'sí porque nos parece que tus valores van muy acorde a lo que estamos buscando'. Al recibir esa llamada fue como que me cambió un poco la vida. Y además vivirlo con Sébastien es muy chulo.

Esta llamada te llega antes de ganar el Dakar porque hace un año no eras la ganadora, entonces ¿cómo valoras que confíen en ti para este proyecto?

Claro, lo valoro mucho. Uno de los valores que me transmitieron cuando me metí un poco en la marca es que quieren romper las reglas. Y las han roto de escándalo. Yo en ese momento llevaba compitiendo muchos años y había conseguido cosas, pero ellos tenían una baraja de pilotos increíbles y que hayan dicho venga, pues Cristina, para mí eso es algo increíble a nivel de marca y de confianza. Y así me lo han transmitido. Me han dicho que no me preocupe, que no tengo que llegar ahí para ganar, que ya saben quién soy, cómo soy y lo que puedo dar. Para mí eso a nivel de confianza me da alas y es súper bonito.

Se te abre un proyecto muy importante. ¿En cuánto tiempo podría ser lógico que Cristina esté peleando por otro Dakar?

No quiero tener prisa tampoco en saber a qué nivel estoy. Sí que es verdad que cuando tienes el apoyo necesario y estás en un proyecto como este, los resultados probablemente lleguen. No sé si llegaré a ganar un Dakar o no, lo que tengo claro es que voy a disfrutar del proceso. Voy a intentar dar lo mejor de mí y como he hecho con la categoría Challenger, ir de menos a más y lo que vaya sintiendo. Si me siento competitiva, apretamos y si no, pues habrá que ver qué podemos sacar de esto. Pero seguramente salga la mejor Cristina.

¿Con qué te sentirías satisfecha el año que viene en el Dakar?

Ya solo con estar en Dacia estoy muy satisfecha, pero sí que es verdad que, no te voy a decir que no voy a luchar por ganar, pero sí que si este año he hecho un Top16 pues un Top15 puede estar muy bien, aunque no me gustan los números. Ayudar a Sébastien o a Nasser a ganar un Dakar sería la leche, me encantaría poder implicarme en ganar, en ayudar a ganar al equipo y sobre todo, si puedo ganar yo, pues vamos a pelear y a ir viendo. No voy a decir que no, eso ya te lo digo, pero sobre todo darlo todo y verme competitiva ya sería un súper objetivo para mí.

La piloto Cristina Gutiérrez junto al título del Dakar en una entrevista con EL ESPAÑOL Laura Mateo / EL ESPAÑOL

¿Qué significa para ti el compartir tan de cerca el año que viene el Dakar con Loeb?

Mucho porque ya he compartido Extreme E con él y hemos pasado unos momentazos increíbles. Así que en el Dakar, que ahora mismo es su objetivo principal, verle trabajar y verle conducir en el día a día, para mí es un regalo.

¿Pero sabe ya que ibas un poco más con Carlos que con él?

A ver, él lo sabe (risas), él sabe que soy española, entonces, obviamente siempre me va a tirar un poquito la sangre, pero también creo que estoy un poco a la par. Es verdad que este Dakar me hacía ilusión que Carlos ganara con Audi porque lo llevan intentando tres años. Y han hecho un rally espectacular. Igual el año que viene ya no sé. La balanza se tiene que equilibrar un poco porque además es mi equipo. Entonces qué voy a decir, que tiene que ganarlo 'Seb'. Además, Carlos no sé si sigue, así que ahora la respuesta es clara.

Y la última para terminar. ¿Tienes pensado ya dónde vas a guardar el Touareg?

Sí, esto es muy gracioso porque a una amiga le pregunté y estuvimos hablando de dónde lo pongo. Y me contó que una actriz de Hollywood había ganado un Oscar y lo había puesto en el baño para que toda la gente que entrase en su baño se sacara una foto en el espejo con él. Así que creo que va a ir al baño (risas).