Isidre Esteve (Lleida, 1972) sabe mejor que nadie lo que es tener una vida de contrastes. En su memoria lleva grabado para siempre aquel Rally Dakar en la categoría de motos en el que tenía la victoria en la mano y que por culpa de una avería se fue al traste. En la citada edición pasó de ser el gran favorito al triunfo final a caer más allá del 80º puesto de la general.
Sin embargo, el mayor contraste de su vida llegó en marzo del año 2007 cuando sufrió un gravísimo accidente en una prueba puntuable para el Campeonato de España. Aquel trance lo cambió todo. Dos fracturas en la espalda, en las vértebras T7 y T8, le obligaron a reinventarse y a dibujar un nuevo camino de éxito que tendría por bandera la palabra superación.
Tanto antes como después de aquel percance, Isidre Esteve ha sabido ganarse la condición de leyenda del Rally Dakar, la prueba que ha sido su vida y que le ha regalado sus momentos más dulces, pero también alguno de los más crueles. Ahora, el catalán acaba de cumplir su 19ª participación en lo que ha sido, sin duda alguna, una de las más duras para él.
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A pesar de que llegó pleno de ambición y con un Toyota Hilux Overdrive T1 Plus mejorado que le permitía competir contra los mejores, una avería en el diferencial delantero a mitad de carrera y una odisea en el Empty Quarter, con noche incluida entre el desamparo de las dunas, trastocaron todos sus planes. Pero como siempre, Isidre se sobrepuso a todos los contrastes para seguir brillando y sonriendo de la mano de su guardián incansable Txema Villalobos.
Tras más de 10 horas retirando arena a paladas en la soledad del desierto y después de miles de kilómetros de enlace en solitario, Isidre y Txema consiguieron no perder el vagón de la cola de la carrera para volver a brillar en un Dakar que ha sido epopéyico para ellos. Sin embargo, esos abrazos con su mujer Lidia después de cada milagro y esas lágrimas llegando a cada meta han sido premios muy especiales ante tantos esfuerzos ingratos. Tras dos semanas de mucha pelea, pero también de mucho ritmo, Isidre hace parada en EL ESPAÑOL para analizar cómo ha sido este Dakar y para hacer balance tanto de lo bueno como de lo malo con la mirada ya puesta en un 2025 con sabor a revancha.
Bueno Isidre, ya han pasado unos días desde que terminó el Dakar. ¿Cómo estás? ¿Te ha dado tiempo a recuperar un poco?
Estoy mejor que la semana pasada. Es verdad de que durante la carrera, con la tensión y con todo, siempre estás bien o solo un poco cansado. Pero cuando llegas a casa yo creo que te relajas, baja la tensión de la carrera y cuesta un poquito. Pero bien, ahora estamos ya un poco mejor.
Todo el mundo dice que este por lo menos ha sido el Dakar más duro desde que llegó a Arabia Saudí. ¿Para ti ha sido también tu Dakar más duro?
A nivel deportivo ha sido el más radical de todas las ediciones que llevamos en Arabia. Para mí ha habido dos momentos y dos cosas nuevas en el Dakar que han sido la etapa de 48 horas y luego la semi maratón que han sido dos etapones con poca asistencia, solo dos horas en la semi maratón y luego los 540 kilómetros de la crono de 48 horas. Fueron 540 kilómetros de pura arena que encima en nuestro caso el primer día salió súper bien porque cubrimos 420 kilómetros y en el segundo solo faltaban 120 y es cuando rompimos el diferencial delantero. Luego a partir de ahí fue un reto salir de las dunas.
¿Cómo viviste el inicio del Dakar y esas primeras etapas de piedras de las que todo el mundo ha hablado por su complicación a nivel técnico?
En la primera semana había muchas cosas. Había tres etapas bastante largas al inicio con muchísima piedra, sobre todo la primera, el día siguiente al prólogo. Pero luego estuvo bastante equilibrado. Creo que a nivel de dificultad de piedras fue más difícil al final del Dakar, la penúltima y la antepenúltima etapa. Fueron muy difíciles, pero estábamos en la primera semana tan centrados en cómo sería la maratón y en cómo sería la crono de 48 horas, que recuerdo que cuando nos planteamos la carrera dijimos vamos a hacer como dos partes. Una del inicio hasta la etapa de descanso, a ver cómo llegamos y cómo llega el coche. Y luego vamos a ver cómo planteamos la segunda semana.
Los primeros días os salió todo más o menos bien y en la clasificación estabais en torno al puesto 20-25. ¿Teníais ahí la esperanza de poder hacer en el Dakar que traíais en la cabeza?
Ya desde la etapa prólogo nos sorprendimos de la rapidez que teníamos en pista y sobre todo, de cómo me encontraba con el coche. Me divertía con el coche, cosa que no me había pasado anteriormente. Creo que hicimos muy buen trabajo en la pretemporada, en la Baja España Aragón, y en el Rally de Marruecos encontramos una muy buena puesta a punto del coche.
Sabíamos que podíamos ser súper rápidos y teníamos parciales súper buenos.
Para que se entienda, si hasta entonces yo todo el día me peleaba con el coche, a partir de esa puesta a punto yo disfrutaba del coche, lo conducía, lo podía colocar en cada pista, podía correr, ser rápidos. Hicimos el prólogo y dijimos esa es la sensación que vamos a tener mañana. Hicimos la primera etapa y dijimos ostras, qué sensaciones tan buenas que tenemos. Tuvimos pequeños problemitas, pero como tienen todos en el Dakar. Pero sabíamos que podíamos ser súper rápidos. De hecho, teníamos parciales súper buenos y terminaba cada día con la sensación de que mañana sería mejor. Y esto es genial.
¿Cómo explicas la diferencia que tenía el coche de este año respecto al del año pasado y qué crecimiento ha tenido para poder estar arriba?
Es un tema de confianza. Tú puedes tener un gran coche como el coche que tenemos, que es la Toyota Hilux T1 Plus, pero luego necesitas confianza para ir a 160 o 170 por la pista y saber que cuando decides frenar en un sitio el coche va a parar, o que cuando derrapas el coche va a aguantarse dentro de la línea. Es como si hasta esta edición siempre hubiéramos tenido mil dudas sobre si el coche aguantaría, si haría lo que nosotros queríamos.
En esta edición ha sido la primera vez que hemos terminado con la sensación de que éramos nosotros quienes llevábamos el coche. Hacemos todo el rato lo que queremos y hay un momento que es divertido. Y cuando tú te diviertes con el coche, eres competitivo y tienes ganas de otra etapa y tienes ganas de hacer más kilómetros. Esa es la sensación que he tenido este año que no tenía en otras ediciones.
El Dakar empezó siendo divertido y llegó la crono de 48 horas. ¿Cómo recuerdas tú la primera parte y ese formato nuevo que os tenía poco más aislados y más solos ante las estrategias?
Recuerdo mis declaraciones justo antes de empezar esta etapa y dije que empezábamos la etapa de 48 horas con una ilusión tremenda porque teníamos el ritmo, porque incluso el día antes habíamos hecho una especial muy corta y tuvimos una muy buena calificación y una buena sensación en la arena. Entonces dijimos vamos allá y de hecho empezamos la crono de 48 horas y dijimos 'sería genial si pudiésemos llegar al campamento del refueling, es decir, el antepenúltimo campamento que había'. Y lo hicimos con el grupo de delante.
Por la noche estábamos con Sainz, con Loeb, con la gente de Toyota Gazoo Racing y con la mayoría de los pilotos delanteros. En el campamento siguiente solo estaban Nasser Al-Attiyah, Mattias Ekström y Chicherit. No había nadie más. Entonces estábamos bien. Hicimos 420 kilómetros en una jornada. Era todo perfecto, el coche iba bien y estábamos bien calificados. Al día siguiente solo hacía falta hacer 120 más y estaba hecho. Empezamos bien y a los 40 kilómetros fue cuando se rompió el diferencial delantero. Nos queríamos morir. Porque sí ya era difícil, así...
Al principio, cuando Txema me dice que lo que se ha roto es el diferencial delantero y que no teníamos tracción delante... Yo dije bueno, a 100 kilómetros para el final es imposible, no podemos hacerlo. Y de hecho, cuando quisimos arrancar en esa situación en un sitio llano no conseguimos arrancar el coche, se nos hundía todo el rato y estuvimos como tres horas o cuatro para sacarlo de allí. Entonces bueno, dijimos vamos a ver cuántos kilómetros hacemos, y nos quedamos en el fondo de una duna. Estuvimos casi seis horas para sacar el coche. Se nos hizo de noche.
¿Esas horas allí son uno de tus recuerdos más duros en el Dakar?
Fue de los momentos que dudé más de que pudiésemos completar la etapa porque Txema me decía que no se veía sacando el coche de allí. Y yo recuerdo que le dije 'mira, Txema, nadie nos va a venir a sacar de aquí'. Porque llamamos con el satélite y el camión de asistencia rápida que tenemos en pista estaba volcado en la etapa del día anterior. Entonces el equipo nos dijo que el camión no llegaría con el diferencial ni para sacarnos. Recuerdo que nos dijimos que a nivel deportivo se esfumaban las posibilidades que teníamos de estar delante en la carrera. Pero debíamos salir de allí y llegar.
Se nos hizo de noche. Creo que tomamos la buena decisión de parar a dormir en el último punto que había gente de la organización y dijimos 'nos quedan sólo 40 kilómetros para llegar, de noche no lo podemos hacer porque nos vamos a matar en las dunas y vamos a destrozar el coche y nos vamos a quedar dentro seguro. Esperamos a las 05:00 de la mañana a que amaneciera y lo hicimos de día. Fue una ilusión tremenda cuando cruzamos la meta a las 07:30 horas del día siguiente. Es decir, tardamos 24 horas más.
Hemos salido vivos del infierno de estas dunas solo con la tracción de atrás del coche.
Recuerdo que no había nadie de la organización de cronometraje, pero había un punto virtual en el GPS de la tablet de navegación, y cuando cruzamos la meta, sonó un pitido y se paró el crono de la etapa. Y dijimos hemos salido vivos del infierno de estas dunas solo con la tracción de atrás del coche. Llegamos al campamento, nos reunimos con los mecánicos, con Lidia y luego hicimos 800 kilómetros para llegar a Riad. Es decir, nos comimos el día de descanso, pero solo pensábamos en aquel momento en que podíamos hacer la segunda semana.
¿Qué pensabas en esos momentos en los que Txema estaba intentando sacar el coche y no le podías ayudar? ¿Era más impotencia o rabia?
Tenemos muy normalizado que cuando hay problemas yo no me bajo del coche porque no puedo hacer nada y lo único que pensaba es que le queden energías a Txema. No solo físicas, sino también mentales, para no sentarse delante del coche y decir hasta aquí, yo no hago nada más. Recuerdo que hubo un momento que Txema, después de dos horas o dos horas y media intentando que el coche, que lo teníamos en la rampa de la duna, cayera de morro hacia abajo para poder salir, y veía que no se había movido ni dos palmos.
Y me decía 'Isidre no puedo, no puedo hacer nada más'. Y yo le dije 'Txema, yo creo que está un palmo y medio más hacia la izquierda'. Y él me miró... Seguro que pensó que 'pero ¿qué me estás diciendo?' Y yo le dije mira Txema, te sientas, bebes, comes algo, no pasa nada. Y cuando estés bien, volvemos a intentarlo. Y creo que esos momentos fueron claves para salir de allí. Decirle vamos a hacer todo lo que podamos. Y tenemos todo el tiempo porque no va a venir nadie, 'vamos a intentarlo, ¿no?'.
¿Cómo gestionáis esas diferentes emociones desde que estáis cerquísima de retiraros hasta que volvéis y cruzáis la meta? Me acuerdo de ese momento en el que tú solo lloras dentro del coche y llega tu mujer para abrazarte, pero rápidamente tenéis que seguir la carrera. Entonces, ¿cómo ordenas todo en la cabeza?
Imagínate, todo esto solo en 24 horas. En 24 horas pasas de estar luchando por un resultado deportivo, estás bien por la mañana, a un momento en el que piensas que vas a abandonar la carrera porque no vas a sacar el coche de las dunas. Después hay otro momento que te reúnes con el equipo y dices hemos hecho lo imposible y ahora vamos a continuar así.
Llevo en el Dakar 19 ediciones. Y he vivido el Dakar en África, en Sudamérica y ahora en Arabia Saudí. Y he visto que esto pasa tantas veces... Sabes que lideras el Dakar y que rompes todo y te vas el 80. Me pasó en moto. En Mauritania. Un día salí en una etapa delante en la general. Rompí el motor a 50 kilómetros de la llegada y al día siguiente iba el 80. Entonces hemos aprendido que es necesario cambiar rápidamente de objetivos. Decir esto ya no, ¿cuál es el siguiente? Pero rápido porque no hay otro modo.
Hacéis ese reset y volvéis a brillar en la segunda semana. ¿Cómo os sentís de nuevo con el coche?
Empecé la primera jornada de la segunda semana saliendo el 130 y creo que llegué el 32 o el 33. Había más polvo dentro del coche que fuera. No sé a cuántos pilotos pasé de buggys, de camiones, de coches... Y siempre volviendo a pensar que lo podíamos hacer bien, que teníamos ese ritmo. Pero castigamos tanto el coche para salir de las dunas del Empty Quarter que nos fueron sucediendo pequeñas cosas cada día que nos impidieron ser competitivos. Pero lo bueno es que me divertía con el coche.
Esas sensaciones del primer día también las tenía en la segunda semana. Lo que pasa es que cuando no había una cosa, había otra. Pero me encontraba bien, me divertía y dijimos vamos día a día. Vamos a ver qué somos capaces de hacer cada día. Y surgieron varios problemas mecánicos en la segunda semana y siempre encontramos las mejores soluciones para llegar al final. A tres días del final hicimos más de 280 kilómetros sin pasar de 30 kilómetros por hora porque rompimos una parte del motor. Entonces dijimos bueno, estamos aquí, vamos a ir hasta el final.
Sin todas estas cositas, ¿donde cree Isidre Esteve que hubiera estado en este Dakar?
Esto siempre es una situación que no debemos plantearnos porque es imposible hacer un Dakar que no te pase nada. No. Pero sin tener el gran problema del Empty Quarter, nosotros hubiésemos estado dentro de los 20 primeros y quizás más cerca del Top10 que del 20, pero es un error hacer esta lectura porque al final el resultado deportivo que tienes es el que has conseguido, porque si a todos los demás contra los que compites no les hubiese pasado nada tampoco... No cabemos los 72 coches de la categoría dentro de los 15 primeros. Alguien tendrá que hacer el 16, el 17, el 18 o el 19. Tuvimos un ritmo increíble. Tuvimos una confianza que no habíamos tenido nunca. Y venimos del Dakar sabiendo qué cosas debemos corregir para volver en una próxima edición y tener menos problemas. Creo que esa es la lectura que debemos hacer.
Ahora que ya han pasado unos días desde que terminó la carrera se puede hacer un poco de balance. ¿Qué es lo mejor y lo peor que te ha dado este Dakar?
A nivel deportivo, lo mejor ha sido a tener esas sensaciones que no habíamos tenido nunca. A nivel de resultado no dimos un paso hacia adelante, sino dos no. Y lo peor a nivel deportivo fue esa rotura del diferencial delantero en el Empty Quarter que nos fastidió nuestro proyecto deportivo. Y a nivel de carrera, naturalmente fue la muerte de Carles Falcón. Es algo que desgraciadamente ha pasado en varias ocasiones en el Dakar, incluso con compañeros de equipo cuando corría en moto. Esto es algo que siempre es difícil de gestionar en la carrera porque naturalmente detrás de las personas hay familias. Esto siempre es lo peor de esta carrera.
Hablaba hace unos días con Laia Sanz sobre el tema de Carles Falcón. Nadie mejor que tú sabe lo que es un accidente grave en carrera. ¿Cómo se sube al día siguiente un piloto en su moto o en su coche después de lo que ha pasado? Una cosa que llama mucho la atención del Dakar es que nunca se plantea parar cuando pasan estas cosas y es como que aceptáis lo que hay y que puede pasar. Es como que asumís que el Dakar tiene que seguir.
Yo viví una situación con un compañero de equipo en KTM, con Fabrizio Meoni (2005) en el Dakar, en África. Yo estuve con él cuando desgraciadamente falleció. Y cuando vino el helicóptero, los médicos me dijeron que me fuese a terminar la especial. Ha sido la única vez que al día siguiente los pilotos de moto no nos sentimos con las fuerzas para poder correr y nos neutralizaron la etapa. Fuimos en avión al próximo vivac. Y al día siguiente sí que retomamos la carrera.
Es muy difícil esto, pero también hay una cosa que nos ayuda que es que cuando estamos en carrera, en el Dakar no sabes ni qué día de la semana es. No ves las noticias, no sigues las redes, sobre todo hace algunos años. Entonces estás como muy aislado y muy centrado en lo que estás haciendo. Y pasan cosas y no sé por qué no las olvidas, pero eres capaz de correr al día siguiente o al cabo de dos días. Eres capaz de ver el alcance de la situación de otra forma cuando vuelves a casa, cuando vuelves a la normalidad. Ahí tienes esa capacidad de decir pero qué ha sucedido.
Volviendo a la carrera, seguramente hayas sido de los pilotos que más has sufrido el Empty Quarter y esta crono de 48 horas. ¿Estás a favor de ese tipo de etapas y de ese tipo de cambios?
Sin duda. Ha sido un gran descubrimiento por parte de David Castera. Estoy a favor de la crono de 48 horas. A mí me ha encantado también el tema de la semi maratón, de solo tener dos horas de asistencia cuando termines la especial. La verdad es que es otro tipo de trabajo y estás en un momento donde tecnológicamente hemos avanzado tanto, donde todo está tan controlado, donde la seguridad ha mejorado tanto respecto a ediciones anteriores que es encontrar una fórmula para tener una carrera un poco más abierta y más descontrolada para los pilotos, pero controlada por parte de la organización. Con este tipo de especial, yo creo que se representa muy bien cuál es el espíritu de esta carrera.
¿Con qué objetivo quieres ir al Dakar del 2025?
Estoy convencido de que vamos a volver al 2025 siendo más competitivos, con un coche más competitivo, con más kilómetros y con más experiencia. Las sensaciones que he tenido este año, como sabemos cómo hemos llegado hasta ahí, estoy seguro de que las vamos a continuar teniendo. Por lo tanto, cuando empiece el Dakar 2025 vamos a correr como nunca desde el primer kilómetro.
Bueno, para el 2025 todavía queda mucho. ¿Cómo esperas que sea el 2024 y qué pasos quieres dar para llegar a ese nuevo Dakar?
Yo creo que en un mes o un mes y medio vamos a tener claro con toda la gente del equipo qué proyecto deportivo tenemos para la temporada. Estoy convencido que vamos a hacer más kilómetros de los que hemos hecho en el proyecto deportivo anterior y que nos va a permitir a nosotros visualizar el Dakar 2025 de otra manera. Así que espero estar montado otra vez en el coche en carrera muy pronto.
¿Eres de los pilotos que les gusta preparar las carreras corriendo?
Sin duda. Y me siento afortunado por ello porque conjuntamente con Toyota, con Repsol, con MGS, con KH7 y con los otros patrocinadores que tenemos, tenemos un proyecto muy sólido de continuidad. Esto nos permite planificar. Y es verdad que para mí, desde mi posición en la silla de ruedas, teniendo que pilotar el coche con los mandos adaptados al volante, es muy importante tener un proyecto deportivo porque no puedo subirme a un coche nuevo de golpe e ir a competir porque no sé si todo va a estar a punto y me va a funcionar bien. Por lo tanto, para mí poder trabajar desde febrero hasta el enero siguiente en el desarrollo del coche, en la puesta a punto, es imprescindible para que cuando llegue el Dakar yo pueda salir al máximo desde el primer kilómetro.
Por último, quería preguntarte también cómo es un día para Isidre desde que termina una etapa y cruza la meta hasta la salida de la etapa siguiente. ¿Cómo son esas horas, cómo te preparas tú, cómo trabajas y cómo te cuidas en un proceso que para ti es algo diferente al de otro piloto?
Bueno, no lo tengo tan diferente. Pero sí que es verdad que primero tengo la suerte de tener el equipo que tengo, tanto de los mecánicos como de mi mujer, Lidia, que al final es mi entrenadora, mi fisio y es quién se ocupa de todos mis complementos y aparte nos echa una mano con todo el tema de las redes sociales. Pero bueno, yo termino una etapa y primero estoy con ella con todo el tema de fisios. Voy a cenar a la carpa donde cena todo el mundo, igual que todo el mundo y voy a dormir lo más pronto posible como el resto. Simplemente, cuando hay vivacs con problemas de movilidad me ayudo con un vehículo eléctrico que hace que me mueva mejor que con la silla de ruedas, pero luego por todo lo demás intentamos adaptar todo para que para mí sea lo más cómodo posible.