David Alonso se proclama campeón del mundo de Moto3 y hace historia: primer piloto colombiano que lo consigue

El colombiano David Alonso (CFMoto) se ha proclamado campeón del mundo de Moto3 como lo hacen los grandes campeones, ganando con autoridad su décima gran premio de la temporada, el de Japón en el circuito de Motegi.

Alonso supo esperar el momento propicio para doblegar a sus rivales y vencer con autoridad por décima vez en lo que va de temporada, por delante del neerlandés Collin Veijer (Husqvarna) y del español Adrián Fernández (Honda), que se tuvieron que conformar con acabar tras el colombiano nacido en Madrid y que cuenta con la doble nacionalidad.

El español Iván Ortolá salió como una exhalación desde la 'pole position' para liderar la prueba desde los primeros metros, secundado por el líder del campeonato, David Alonso (CFMoto), que ganó una posición, por delante de Daniel Holgado (Gas Gas), que recuperó nada menos que siete posiciones en los primeros instantes de la competición -salía noveno-, y los pilotos de Leopard Honda, Adrián Fernández y Ángel Piqueras.

Efe

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Además de ellos, en el grupo de cabeza estaban el resto de favoritos de la categoría, como el neerlandés Collin Veijer (Husqvarna), el japonés Ryusei Yamanaka (KTM) o los españoles David Muñoz (KTM), José Antonio Rueda (KTM) y David Almansa (Honda).

Adrián Fernández decidió atacar a Iván Ortolá en la tercera vuelta para asumir el liderato de la carrera en la curva cinco, mientras que el líder del mundial optó por rodar en las posiciones traseras de ese grupo principal, sin asumir más riesgos que los estrictamente necesarios.

A ritmo de récord de vuelta rápida de José Antonio Rueda o Ángel Piqueras por delante, ese mismo grupo fue perdiendo unidades debido al fuerte ritmo que se imprimía en cabeza y que provocó los primeros errores, como con la caída del australiano Joel Kelso (KTM) en la curva diez de la sexta vuelta.

Por delante, Adrián Fernández seguía marcando el ritmo de la competición, perseguido por Iván Ortolá, Ángel Piqueras Daniel Holgado y Ryusei Yamanaka, con David Alonso, un poco descolgado en la sexta posición, pero sin perder en ningún momento de vista a sus rivales.

David Alonso (izquierda) y Nico Terol, en el circuito Ricardo Tormo de Cheste en 2019.

Así fue como a ocho vueltas del final Alonso superó a Yamanaka y se pegó al rebufo de Piqueras, al que superó poco después, como también a Daniel Holgado, aunque éste le devolvió rápidamente el adelantamiento, pero dando la sensación en todo momento de que el piloto colombiano tenía controlado en todo momento la situación.

Poco a poco el numeroso grupo principal pronto quedó reducido a siete pilotos entre los que estaban todos los que se jugaban el título mundial de 2024 en la categoría pequeña, con especial mención al líder David Alonso, que poco a poco fue dando buena cuenta de todos sus rivales para situarse segundo tras la estela de Adrián Fernández.

A cinco vueltas del final David Alonso parecía tener controlada la situación, no así Ángel Piqueras, que se fue por los suelos en la curva diez sin posibilidad de continuar, mientras que el colombiano asumía por primera vez el liderato de la carrera, aunque recuperaba rápidamente el mismo Adrián Fernández.

Una vuelta más tarde David Alonso lo volvía a intentar y superaba a Adrián Fernández, que esta vez no le pudo devolver el adelantamiento de inmediato y el colombiano logró unos metros de ventaja sobre un Ortolá que se percató de la situación y superó a Fernández para intentar pegarse a Alonso en las vueltas finales.

Con el ataque de Alonso el grupo principal se estiró aún más y aunque Ortolá intentó controlar la situación, acabó por los suelos en la curva diez, dejando aún más fácil el camino hacia el título mundial del colombiano, que en esa penúltima vuelta hizo su vuelta rápida, dejando claro que tenía más que controlada la situación.

Nadie pudo evitar que David Alonso se fuese en pos de su décima victoria de la temporada y del título matemático de campeón del mundo, sin que ni Collin Veijer ni Adrián Fernández, que acabaron tras él, pudiesen hacer nada por evitarlo