"Han sido dos días que han parecido dos semanas". Estas palabras de Lorenzo Santolino al término de la etapa crono de 48 horas, las etapas 2A y 2B de este Rally Dakar 2025, resumen muy bien el sentir de toda la expedición que forma parte de la carrera. Con una sola frase, el 'Coyote de Guijuelo' da voz a todos los pilotos que han sufrido la tortura que ha supuesto la primera gran prueba de fuego de la presente edición.
Todos estaban advertidos de que el inicio de este Dakar iba a ser muy duro. El más terrible desde que la carrera se afincó en Arabia Saudí. Sin embargo, seguramente no esperaban este nivel de dificultad y, sobre todo, de mala suerte. Pero es que en el desierto los percances están a la vuelta de cada esquina, detrás de cada piedra.
La mala suerte se ha cebado especialmente con los pilotos españoles, sobre todo en la categoría de coches. Y es que ha destruido los objetivos de la mayoría de ellos. Ya empezó todo a torcerse con el abandono de Laia Sanz, quien sufrió un grave accidente en la etapa 1 que obligó a los comisarios de la FIA a decretar su Century como un vehículo no seguro. Las barras del arco de seguridad de su coche se habían doblado dos milímetros y no era apto para continuar.
De esta manera, Laia no pudo formar parte de la expedición que inició su andadura en esa temida etapa crono de 48 horas. Dos jornadas que han mandado al traste las opciones de pilotos como Carlos Sainz, Nani Roma, Cristina Gutiérrez o Isidre Esteve.
'El Matador' se encontraba 26º a más de una hora y media del líder Lategan y a casi una 1 hora y 20 minutos de su mayor rival, Nasser Al-Attiyah. Sin embargo, las revisiones de su Raptor T1+ por parte de los comisarios de la FIA han confirmado su abandono. Por su parte, Nani Roma e Isidre Esteve han sufrido sendas averías graves en sus vehículos. El de Ford todavía no sabe si podrá continuar en carrera, mientras que el del Repsol Toyota ha cedido ya más de cuatro horas en la general. Y para colmo, Cris Gutiérrez ha tenido que decir también adiós al Dakar por un problema en su Dacia Sandrider.
El espíritu 'cruel' del Dakar
La clasificación en coches ha quedado prácticamente desierta para los españoles. Sólo Armand Monleon y Dani Oliveras, copilotos de Lucas Moraes y de Juan Cruz Yacopini, continúan dentro del Top10. Al menos, esta infernal jornada doble ha sido menos movida en la categoría de motos y los nuestros siguen contando con opciones de brillar.
Tosha Schareina ha pasado con nota, aunque no sin apuros, la crono de 48 horas y sigue cuarto de la general a algo más de 12 minutos de la cabeza. Y el debutante Edgar Canet y Lorenzo Santolino se aproximan al Top10 desde la undécima y la duodécima posición respectivamente. Aunque eso sí, con casi una hora perdida y a casi 45 minutos del Top5.
Y es que, incluso para los pilotos que no han tenido problemas graves, la crono de 48 horas no ha perdonado. Viajando un poco entre las entrañas del Rally Dakar hemos podido descubrir esa otra cara de la carrera, la que va más allá de las clasificaciones. Y la que muestra, por ejemplo, el sufrimiento que está padeciendo un piloto como Isidre Esteve. Un dolor que va más allá incluso de los problemas mecánicos de su Toyota.
El de Oliana lleva varios días luchando contra una gripe que está haciendo de su Dakar una batalla titánica: "Me encuentro fatal. Tengo algo de fiebre. He devuelto dos veces y tengo que encontrar un ritmo que me permita llegar al final". Al menos, al término de la etapa 2 A había conseguido recobrar en cierto modo las buenas sensaciones: "Me encuentro un poco mejor, me estoy recuperando". No obstante, el mazazo de su grave avería ha supuesto un nuevo jarro de agua fría.
Esta primera semana de Dakar se va a grabar y mucho en la memoria de infinidad de pilotos. Uno de ellos es Lorenzo Santolino. El de Sherco, a pesar de que ha conseguido salvar estos días, ha vivido una heroica pelea particular contra el desierto. "Han sido días muy largos. Terrenos variados con mucha piedra y cactus, pero también con muchas dunas y zonas de fech-fech".
De hecho, el de Guijuelo ha tenido que hacer incluso de MacGyver para intentar 'sobrevivir' a este Dakar. "Cogí un alambre que se me enrolló en los frenos y me dejó sin freno delantero y tuve que parar a arreglarlo. En las zonas de fech-fech me enganché dos o tres veces, en una estábamos hasta 10 pilotos enganchados".
"En mi última enganchada perdí un minuto y medio, tuve que dar la vuelta a la moto para sacarla". Fue precisamente ese acto de supervivencia el que le acarreó otro problema grave. El filtro de su moto se taponó con el polvo y la arena y provocó que su Sherco perdiera rendimiento, trayendo consigo una considerable pérdida de tiempo.
Al parar, pudo minimizar daños: "Pude cambiar el filtro y la moto ya iba bien, aunque iba despacio al ir sin freno". La odisea ha sido total como muestran estas imágenes de Adrien Van Veberen peleando contra el desierto, uno de los pilotos que se encontró 'Loren' atascado en las dunas de fech-fech y contra el que estuvo a punto de chocar.
Otro piloto que ha visto casi de todo en estas 48 horas de salvaje disputa contra los elementos ha sido Javi Vega. El de Pont Grup - Kove continúa en la pelea por el podio de la categoría Original by Motul, la de pilotos sin asistencia. De momento ya es quinto, aunque se ha alejado a más de una hora de los primeros puestos.
No obstante, sabe que si el Dakar es una guerra de resistencia, la de su categoría es incluso de supervivencia. "Seguimos sobreviviendo como siempre". El madrileño era uno de los pilotos que más ganas le tenía a estas jornadas, ya que son las que permiten revivir disfrutar el espíritu dakariano, el de sus orígenes africanos. Por ello, para alguien que pasa todas sus noches en una tienda de campaña, ver a todos sus rivales en iguales condiciones no ha tenido precio. "Noche espectacular. Ojalá fueran todas así".
Noches de desierto y espíritu dakariano
Y es que durante estas etapas, el Dakar se vive de manera diferente. Es pura subsistencia, con todos los pilotos, amateurs y leyendas, compartiendo conversaciones bajo las estrellas del desierto, durmiendo casi a la intemperie entre hogueras y corrillos improvisados donde se comparten comida y anécdotas.
Lorenzo Santolino también ha podido disfrutar, en cierto modo, de este otro Dakar. "La noche en el desierto ha estado bastante bien dentro de lo que es dormir en una tienda de campaña. No hemos pasado frío y la comida era correcta". Eso sí, no han faltado esos 'caprichitos' traídos desde Guijuelo para amenizar la velada.
Si la noche ha sido bonita para muchos, los días han sido duros y complicados. 992 kilómetros de especial, para algunos hasta 8 y 9 horas pilotando y aventuras de todos los colores. Javi Vega se tomaba con humor haber roto la torre de navegación. "Esto no es porque la moto sea china. Es culpa mía por poner tornillos malos". Menos mal que el de Kove tiene experiencia arreglando estas averías, ya que en 2024 ya sufrió un percance parecido.
A medida que iban pasando los kilómetros, el propio Javi veía cómo algunos de sus compañeros y rivales iban desfalleciendo. "La gente empieza a flojear de fuerzas". Y hasta el líder de su equipo tenía que poner pie a tierra con un importante problema mecánico. "En el kilómetro 609, en un refueling, nos hemos encontrado a Mason Klein reparando la moto".
Y es que en el desierto, y más en una etapa de estas características, todos son iguales. "Le he dejado un eslabón de cadena, es lo único que tenía, pero parece que son muy cortos". En ese momento les quedaban "casi 400 kilómetros" y la desesperación comenzaba a hacerse real. "Vamos a ver si puede reparar y podemos llegar".
Y es que Vega no se ha librado tampoco de los problemas, padeciendo incluso un fuerte accidente. "He tenido una caída en las dunas y he roto el paramanos, pero la moto está intacta, así que seguimos". Y después de esta batalla intensa con mil historias y mucha convivencia, hacía balance positivo. Muy habitual en él.
"Estoy vivo. Lástima la navegación que con la vibración se ha roto el cable que me permite pasar las páginas del roadbook electrónico y he tenido que ir sin navegación, siguiendo a la gente. Me he equivocado alguna vez con las trazas de los coches y se me ha complicado el día". El Dakar sigue aunque algunos ya se han quedado por el camino. Las historias y las aventuras también continúan rumbo a Shubaytah.