Nico Rosberg empieza el curso del mismo modo que cerró el pasado: con una victoria fruto de la tenacidad y de una cierta dosis de suerte. Esta vez en Australia, liderando un doblete de Mercedes que esta vez no respondió a la superioridad aplastante de otras citas, ya que tanto el alemán como Hamilton -segundo- se beneficiaron de una oportuna interrupción de la carrera y de una torpeza de los mecánicos de Vettel -tercero- en su última parada en boxes. Sin embargo, puede que la mañana deje para la historia el espectacular accidente de Fernando Alonso del que el asturiano, afortunadamente, podrá contar que salió por su propio pie y sin rasguños.
Melbourne nunca decepciona. Siempre hay emoción, incertidumbre y sorpresas. La primera, eso sí, llegó antes de lo esperado, en el mismo momento en el que se apagaron los semáforos. Ambos Ferrari salieron de forma imperial e invirtieron ya en la primera curva el orden de salida con los Mercedes. Así, mientras Hamilton se quedaba clavado y se hundía en la clasificación y Rosberg hacía lo que podía, Vettel se colaba entre los dos para tomar el liderato y Raikkonen también se buscaba la vida para superarlos y tintar en doble rojo el liderato de la prueba.
Oportunidades inesperadas
Desde ahí, la discusión sobre la pista se hizo en la distancia y con la calculadora en mano. El alemán sostuvo sin problemas su distancia, aprovechando el trabajo de contención de su compañero con Rosberg y, sobre todo, que Hamilton andaba perdido en batallas ajenas, con la carrera arruinada de no mediar algún suceso excepcional. Ni siquiera las primeras paradas en boxes presagiaban un final diferente pero Australia, claro, cómo no, volvía a ofrecer oportunidades inesperadas.
Y lo hizo de la manera más fea, con un accidente espectacular que trastocó todo. Para Fernando Alonso también era un día especial. Por supuesto que su McLaren sigue a años luz de los puestos nobles pero al menos este coche sí ofrece mejores prestaciones que las vistas en los últimos tiempos. Así, el asturiano vivía con cierta placidez este domingo. Hasta que se topó con Esteban Gutiérrez.
En su afán por sobrepasar al Haas del mexicano, éste varió levemente su trayectoria y Alonso no pudo evitar la colisión de su McLaren con el coche del rival. El asturiano salió rebotado contra el muro primero y comenzó a dar varias vueltas de campana en el aire después, para acabar con el vehículo boca abajo junto a una valla. Pese a la espectacularidad del suceso, el doble campeón del mundo pudo abandonar el monoplaza por su propio pie, con una leve cojera que finalmente no implicó nada más. Gutiérrez, que tampoco sufrió daños, esperaba al asturiano para interesarse por su estado.
Un nuevo escenario
El accidente, que provocó una bandera roja, varió el escenario de la carrera hasta ese momento y trastocó todos los planes estratégicos en marcha. Una nueva carrera empezaba entonces.
Y aunque adelantar en pista se hizo imposible, la estrategia volvió a dictar sentencia en favor de la escudería campeona que, casi sin querer, fue a recuperar el terreno perdido. Por un lado Rosberg, enzarzado en una batalla en la distancia con su compatriota, se vio beneficiado por una torpeza en los boxes de Ferrari, que ralentizaron hasta la desesperación el último cambio de neumáticos de Vettel.
Tal fue la pérdida de tiempo que hasta Hamilton llegara a colarse entre los dos. Ambos pugnaron en las últimas vueltas por la segunda plaza, hasta el momento en el que el germano cometió un error -suyo, esta vez- y también ese capítulo quedó zanjado, echando por tierra lo que se antojaba como una memorable sorpresa que finalmente acabó sabiendo a derrota para el tetracampeón. Y todo esto, además, con Raikkonen fuera de la ecuación con un problema técnico. De una manera diferente a la presuntamente esperada, la historia vuelve a repetirse. Todo cambió para que nada cambiara: doblete de Mercedes y esto que empieza como acabó el curso previo.
Para el otro español en liza, Carlos Sainz, tampoco fue un buen día. Su novena plaza tiene un lado bueno: ganar a su compañero, décimo. Pero a tenor de lo visto en pretemporada, e incluso durante todo el fin de semana, los Toro Rosso podían haber aspirado a posiciones mucho más boyantes.