La máxima competición se ha convertido en una “Fórmula ahorro” que ha cansado a los aficionados y, en este momento, incluso a Fernando Alonso, dos veces campeón del mundo. La Fórmula 1 se juega su futuro en 2017 porque en 2016 no deja satisfecho a nadie.



El niño que quiso ser campeón



La historia de Fernando Alonso arranca con la fascinación de un niño asturiano por la velocidad de una Fórmula 1 que ya no existe, salvo en la memoria de unos cuantos nostálgicos. El sueño de ser campeón del mundo estaba grabado a fuego en la cabeza desde una niñez en la que se sucedían duelos entre pilotos como Senna, Prost, Piquet o Mansell que competían llevando al límite en cada vuelta a unos monoplazas que no eran fotocopias unos de otros y que inundaban la atmósfera de los circuitos con un sonido único e irrepetible.



Alonso es hijo de una Fórmula 1 donde existían los neumáticos de clasificación, los repostajes y hasta motores de clasificación. Como bien recuerda Jenson Button, uno de los ‘abuelos’ de la parrilla y compañero de equipo del campeón español: “Hemos estado muchos años en la Fórmula 1 y aún recordamos los días de los V10, las guerras de neumáticos y la enorme cantidad de carga aerodinámica”.



La fascinación por la competición extrema, por el desarrollo en libertad de cada elemento de un coche de carreras y su estremecedor sonido son las bases una competición nacida del espíritu del ser humano de superarse, a pesar del riesgo, que cautivaron a un pequeño Fernando Alonso que decidió ser Campeón del Mundo e hizo realidad su sueño en dos ocasiones, cuando la F1 aún tenía una magia especial que se ha ido diluyendo a medida que ha pasado el tiempo.



Los aficionados se marchan. ¿Hará Alonso lo mismo?



De un tiempo a esta parte el gran público parece dar la espalda a la máxima categoría del automovilismo, algo normal cuando ésta ni tan siquiera entusiasma a quienes forman parte de ella.



De un tiempo a esta parte son muchas las ocasiones en las que se escucha la amenaza de la retirada del primer campeón del mundo español de la Fórmula 1 siguiendo los pasos de miles de aficionados que han abandonado su cita del domingo con los Grandes Premios.



“Mi continuidad en la Fórmula 1 dependerá de las reglas del próximo año”. Así de claro se ha mostrado Alonso esta semana ante su futuro. Tras haber conquistado la cima, el asturiano busca una motivación y satisfacción extra para continuar agrandando su libro de oro, pero bajo la condición de que el reto merezca la pena.



“Si los coches son divertidos, si tienes la sensación de que estás conduciendo al límite, como siempre había sido en la F1 del pasado, no será un problema para mí continuar”. Este es el rotundo mensaje que transmite el sentimiento de Alonso y de millones de aficionados.



El público y los pilotos quieren disfrutar de una competición pura, no una “fórmula ahorro” como la que padecemos en la actualidad que está poniendo en peligro hasta la participación en la categoría de todo un auténtico apasionado como Fernando Alonso.



No es de extrañar que el público huya de la Fórmula 1 si hasta un dos veces campeón se plantea buscar nuevos retos en Le Mans u otras competiciones que ofrezcan las sensaciones que tiempo atrás sólo se encontraban a bordo de un monoplaza.



Lo que no gusta a nadie…



A Fernando Alonso no le gusta una categoría llena de normas que, como se vio en Hungría, no cumple ni la propia Federación. No le gusta tener que competir a velocidad de tortuga vigilando la gasolina disponible, ni no poder luchar por un rival porque hay que vigilar la degradación de los neumáticos, ni mucho menos le gusta estar en un coche donde no puedes evolucionar el motor porque te has gastado las ‘fichas de desarrollo’ disponibles anuales.



Lo que no le gusta al español coincide a pies puntillas con lo que no le gusta a los aficionados. Tantas personas difícilmente pueden estar equivocadas ante una Fórmula 1 que ha llegado a una complejidad donde ni tan siquiera es capaz de comprenderse a sí misma y que no puede pretender por tanto que los aficionados lo hagan desde el salón de su casa.



2017 como última esperanza



2017 es la última esperanza para Alonso y millones de aficionados alrededor del mundo. Si las nuevas reglas no funcionan, y difícilmente lo harán, puede que no sólo sean los aficionados quien abandonen en Circo de las Fórmula 1, sino también los pilotos. Uno de ellos, Fernando Alonso. 

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