Vuelta rápida de Fernando Alonso y victoria de Rosberg. Pocos hubieran podido predecir un resultado como este al ver la parrilla de salida del Gran Premio de Italia y menos conociendo los antecedentes de victorias de Lewis Hamilton sobre el circuito de casa de Ferrari.
Al igual que sucedió en Spa, aunque con mejor fortuna, Ferrari protagonizó una fantástica salida en la que Hamilton se durmió para despertar en sexta posición con un Nico Rosberg que aceptaba el regalo y se escapaba dejando dos monoplazas de Maranello por el camino.
Una vez más el líder del mundial afrontaba un carrera cuesta arriba donde tenía que dar lo mejor de si mismo durante su enésima remontada, al tiempo que Fernando Alonso lograba escalar hasta la novena posición.
El regalo de Hamilton lo aprovechó también la audiencia que pudo asistir a una carrera algo más abierta que ha evidenciado la enorme superioridad de Mercedes sobre todos los demás en todos los niveles: como pilotos con dos fuerzas de la naturaleza en plena forma, por chasis con un monoplaza que domina los neumáticos (probados o no) y por una unidad de potencia que sigue si tener rival por más esfuerzos que Ferrari y Renault pongan con cada evolución.
Las primeras diez vueltas vinieron caracterizadas por un juego de estrategias donde Hamilton trataba de conservar sus ruedas para poder copiar la estrategia de una sola parada de Rosberg, al tiempo que presionaba a Bottas en su remontada.
Por delante, Rosberg imprimía un ritmo incontestable marcando terreno a los Ferrari, que se mostraban incapaces de igualar el ritmo de las flechas de plaza a pesar de usar el neumático más prestacional.
Hamilton daba espectáculo, mordía y mordía a Bottas hasta que este sucumbió en su estoica resistencia sufriendo un magistral adelantamiento por parte del piloto de Mercedes que, con una sublime salida de la parabólica, superó al final de recta al piloto del equipo de Groove.
Tres vueltas más tarde el graining aparecía en los castigados neumáticos Pirelli de Hamilton, pero la superioridad del paquete alemán le permitía seguir y seguir sin sufrir las consecuencias.
Tras perder posición Bottas realizó su primera parada al tiempo que Verstappen y Alonso. El asturiano sufrió las consecuencias de un error del semáforo que le costó importantes segundos perdidos en el pit lane mientras que Sainz alcanzaba la undécima posición aprovechando las primeras paradas para el cambio de gomas de sus predecesores.
Los Ferrari volvían a montar los superblandos apostando por las dos paradas a partir de la vuelta 16, mientras que los Mercedes apostaban descaradamente a un único cambio de gomas.
Con el meridiano de la carrera Sainz realiza su primer cambio de neumáticos al mismo tiempo que Nico Rosberg sorprendía montando el neumático más duro (Pirelli con banda lateral blanca) para el resto de carrera sin volver a visitar a sus mecánicos.
Tan sólo una vuelta después, Hamilton hacía lo mismo con el ojo puesto en asegurar el podio por delante de los dos Ferrari y recortar al máximo la pérdida de puntos que su malísima salida iba a restarle en una pista hecha a medida del británico que cierra el periplo europeo de la Fórmula 1.
Mientras Alonso superaba al Haas de Grosjean en la vuelta 29, la superioridad de Mercedes se hacía evidente con un Lewis Hamilton que, a pesar de usar el neumático más duro de todos, se acercaba como un misil a Kimi Räikkönen, evidenciando la inferioridad de Ferrari delante de su fiel y leal público que abarrotaba las gradas de Monza.
La parte final de la carrera vino aderezada por Red Bull a pesar de que en Monza no han mantenido el nivel visto en las carreras precedentes con los adelantamientos de Ricciardo sobre Bottas y Verstappen sobre Perez.
Cuando sólo faltaban 13 vueltas para la bandera a cuadros el líder de la carera, Nico Rosberg, doblaba a Fernando Alonso levantándole las pocas pegatinas de su McLaren-Honda poniendo seriamente en dudas las declaraciones de días atrás donde el piloto asturiano aseguraba que al final del mundial estarán luchando con Ferrari en la cuarta posición.
La última grata sorpresa de la carrera vino de la mano de Fernando Alonso, que se quitó el mar sabor que deja siempre ser doblado por la cabeza de carrera marcando la vuelta rápida en carrera algo que no lograba desde el año 2013.
El mítico trazado de Monza deja un mundial abierto gracias a un renacido Nico Rosberg que se sitúa a tan sólo dos puntos de Lewis Hamilton con el GP de Singapore a las puertas donde Red Bull y Ferrari pueden ser unos incomodásemos invitados al duelo fratricida que enciende la emoción de la ultima parte del mundial.