El verdadero nombre de lo que todos conocemos como Fórmula 1 es Formula One Group. Una sociedad que se configura como la punta del iceberg de un conglomerado de empresas interconectadas donde el grupo británico CVC Capital Partners, encargado de gestionar capitales en nombre de más de trescientos inversores institucionales, privados y gubernamentales por todo el planeta (en total más de 71 mil millones de dólares), posee el 33.5% de la FOG.
El brazo ejecutor de CVC en la Fórmula 1 no es Donald Mackenzie, cofundador del grupo inversor a punto de jubilarse, sino Bernie Ecclestone, quien introdujo a los británicos en el negocio más lucrativo de su historia y que aún se guarda el 5% de la F1 a través de su fondo de inversión personal.
La avanzada edad de Mr. E, las limitaciones estatutarias de CVC que restringe a diez años sus inversiones, junto con los nuevos retos de un mundo que cambia al ritmo frenético impuesto por los gustos, las tendencias de consumo de los millennials y con la generación Z llamando a la puerta, imponen un cambio de curso que sitúe a la Fórmula 1 en la ruta compatible con las demandas y espectáculo que marcarán el consumo futuro de entretenimiento.
Los 'amigos' de Ecclestone fracasaron
Tras tocar muchas puertas y una vez que los invitados a la subasta por la Fórmula 1 traídos por Ecclestone, como el propietario del equipo de la NFL Miami Dolphins en unión con un grupo de Qatar, o los grandes gigantes del automóvil no han cuajado a la hora de la verdad, la opción del Dr. John Malone se ha hecho realidad a través de su grupo Liberty Media Corporation (NASDAQ: LMCA).
Los americanos son admirados por su tradicional conocimiento y dominio del mundo del espectáculo y la comunicación, sectores donde Liberty destaca a través de corporaciones como SiriusXM, o sus inversiones en Time Warner o Viacom.
Comunicación y gestión del espectáculo acordes con la demanda de la sociedad multimedia-multidispositivo basada en internet son las asignaturas pendientes de una Fórmula 1 que no termina de encontrar su lugar en un mundo donde cada vez cuesta más captar y concentrar la atención de los usuarios durante dos horas de carrera, cuando además desde hace unos años sólo ofrece un aburrido monopolio alemán.
CVC compró una Fórmula 1 valorada entre 2 y 4 mil millones, negocio que no ha parado de dar generosos dividendos temporada a temporada. El acuerdo que debe oficializarse en la primera quincena de septiembre fija el precio de venta en 8.500 mil millones de los que el grupo Norteaméricano ya habría hecho el primero de los pagos.
Consecuencias de la posible adquisición
El cambio de propiedad puede llevar consigo una auténtica revolución en la gestión de la Fórmula 1. Hasta el momento, los derechos comerciales, los grandes patrocinios, las negociaciones con países, políticos, dirigentes y circuitos para albergar un Gran Premio, es decir, absolutamente todo lo que se firma y acuerda en la F1, pasa por la mano de Bernie Ecclestone.
Con al llegada de Liberty Media la forma autoritaria de llevar el timón de la Fórmula 1 puede dejar paso a un grupo de equipos especializados en cada sector y hasta a una nueva configuración de la forma en la que se asignen los acuerdos, derechos de imagen y televisión de la categoría.
La gran duda de toda la operación pasa por saber el roll que ocupará el inmortal Bernie Ecclestone. El escenario más conservador podría mantener al creador de la Fórmula 1 moderna al mando durante algún año más para facilitar una integración del grupo americano.
El plan B llevaría consigo una rápida transición de poder que provocaría la salida definitiva de Bernie Ecclestone abriendo una auténtica revolución al desaparecer la figura referente que sirve de nexo de todas las actividades económicas y, sobre todo, políticas del paddock en un salto al vació de difícil vaticinio.
Ambos escenarios son complejos, sobre todo porque quien paga casi diez mil millones querrá imponer sus nombres en los cuadros de mando. El acuerdo que se ha conocido en Monza debe aclarar durante esta semana nuevas líneas de desarrollo que se espera que salgan a la luz cuando se oficialice la operación.