Fueron 56 vueltas peleando sin parar para ahogarse en la orilla. El McLaren de Fernando Alonso no funciona, no va, no corre y por mucho empeño que ponga el asturiano no hay manera de terminar una carrera. Abandonó en Australia. Abandonó en China. Y en Bahrein ha vuelto a hacerlo. [Así le hemos contado la carrera en directo]
El piloto español enfiló los boxes cuando apenas le quedaba un giro al circuito de Sahkir. Fue la viva imagen del desastre, de las cosas mal hechas. Y eso que la carrera no estaba yendo mal. Rodaba fuera de las posiciones de puntos pero en esa raya en la que si alguien abandona 'rascas' premio.
Llegó a estar undécimo tras superar a Kvyat y Palmer en una lucha a tres preciosa, en la que hasta la siempre férrea realización de la F1 le dio bola. Al ruso y al británico les había superado gracias a su buena conducción, pero cuando llegaba las rectas... ay las rectas. Ahí tanto el Toro Rosso de Kvyat como el Renault de Palmer se lo comían. Y Alonso explotó, claro. “En mi vida he corrido con un coche con menos potencia”, soltó por radio.
Pero siguió. Algunas veces estaba decimotercero, otras decimosegundo. En esta posición se mantuvo hasta la última vuelta, cuando le adelantó Palmer y volvió a activar la radio. "Motor, problema de motor", gritó Fernando. Ahí se acabaó su carrera. Llevó el McLaren a boxes y se quedó en el garaje.
Oficialmente acabó 14º, pero la realidad es que él no pasó la línea de meta. Su McLaren se había roto, otra vez más y por tercera carrera consecutiva (tres de tres). Y esta vez a lo 'pupas', en la última vuelta, cuando ya tocaba esa sensación de poder ver la bandera a cuadros. Tampoco la vio en Bahrein.
Él ya, con vistas en Indianápolis, así lo confirmó. "Vamos a centrarnos en las 500 millas, para estudiar, estar en contacto con el equipo, ver datos de la telemetría. Vendrá bien para refrescar un poco a la cabeza", comentó Alonso.
Vettel se 'comió' a los Mercedes
La carrera se la llevó un listísimo Vettel, que se aprovechó de dos circunstancias: de hacer un undercut, que es parar unas vueltas antes de lo esperado para ganar la posición en pista, y justo después, de un coche de seguridad por el accidente de Carlos Sainz con Stroll, en el que el español embistió al canadiense y destrozó el Williams. Se equivocó el madrileño.
Por detrás quedaron los dos Mercedes, el de Hamilton, segundo, y el de Bottas, tercero, que partía desde la pole. Otra vez un Ferarri superó a los dos Mercedes y Vettel ganó su segunda carrera del Mundial, que se encamina ya a un cara a cara entre Hamilton y él. El alemán lo celebró como merece la ocasión. ¡Hasta cantó el himno italiano! No es para menos.