Primero fue la huida de más de 3.000 empresas, después no llegó la Agencia del Medicamento, que esquivó a Barcelona y se fue a Ámterdam, más tarde suspendieron la Barcelona World Race y ahora, tras todo ello y como si no fuera suficiente, Cataluña se puede quedar sin la joya de la corona del deporte que se disputa en su territorio: el Gran Premio de España de Fórmula 1.
Siete meses después del referéndum ilegal, seis de la implantación del artículo 155 y casi cinco de las últimas elecciones autonómicas, Cataluña sigue sin Gobierno. Y eso puede afectar de forma muy seria a la celebración de la gran fiesta del motor en Cataluña, una prueba básica en el funcionamiento deportivo y económico de la región.
Con Puigdemont fugado, de gira por Europa, y Junqueras en prisión, PdeCAT y ERC no se ponen de acuerdo en el nombramiento de un Govern que llegue a puerto. Con el 22 de mayo como fecha límite para formar un ejecutivo (si a esa fecha se llega sin gobierno, habrá nuevas elecciones), Puigdemont lo vuelve a intentar, ahora a distancia, y sigue con su pulso. A 14 días de que termine el plazo, Cataluña sigue en la encrucijada.
Y eso también ha cansado a los dueños del circuito de Montmeló (oficialmente 'Circuit de Barcelona-Catalunya'), que ya han avanzado la peligrosidad que tiene que no se forme un nuevo gobierno en Cataluña para el futuro del Gran Premio de España de Fórmula 1, que este fin de semana se disputa allí, una cita ya tradicional en el calendario de este deporte.
Al circuito de Montmeló le quedan dos ediciones por contrato como prueba del Mundial de F1. Su participación vence a finales de 2019 y es momento ahora de comenzar a negociar con Liberty Media, propietaria de los derechos de la F1, la continuidad en un Mundial en el que este trazado alberga el GP de España de forma ininterrumpida desde 1991. Y para eso se necesita un gobierno en Cataluña, ya que la Generalitat es la propietaria del circuito en su 76% (el RACC tiene un 16% y el Ayuntamiento de Montmeló un 8%).
La situación, ahora, no es de emergencia, según Vicenç Aguilera, presidente del circuito, pero avanza que en caso de no llegar con Govern a octubre, tiempo máximo que dan los organizadores de F1 para renovar, la situación será "preocupante". Y es que, tal y como están las cosas, Cataluña va abocada a unas nuevas elecciones en el mes de julio si finalmente no se inviste a nadie en las dos semanas que quedan. Tras los comicios, se podría formar un gobierno, como muy pronto, en septiembre. Y eso contando con que se forme, ya que en la actualidad, hasta ahora, ha sido imposible.
Y perder la Fórmula 1 en Barcelona es un golpe al deporte catalán, así como al turismo y la imagen internacional de Cataluña. Si bien el circuito lleva unos años registrando pérdidas (7,4 millones de euros en 2017, un 30% inferiores a las de 2016), el GP de España es una plataforma perfecta para dar a conocerse en el exterior. "La F1 tiene un valor que es difícil monetizar", resumió Aguilera. La promoción de Barcelona y Cataluña es incuantificable. Unos 40 millones de espectadores tiene la carrera en Montmeló, donde acuden 90.000 espectadores cada año, siendo de ellos más de la mitad extranjeros.
Para que Cataluña "no se permita el lujo de perder la Fórmula 1" se necesita un nuevo Govern que negocie la continuidad de la Fórmula 1 en Barcelona y que apruebe un plan de viabilidad que tiene como objetivo sacar de pérdidas al circuito catalán en un plazo de tres años. Además, según el presidente del circuito, existe un riesgo real de que el circuito se pueda convertir en "un estadio de Montjuic" si se queda sin F1. Es decir, una infraestructura 'abandonada' que perdería todo su poder y encanto.
Y se necesita ya, porque Liberty Media tiene sobre la mesa otras ofertas que podrían sustituir en el calendario a Montmeló. Argentina y Portugal pujan fuerte para conseguir al fin una prueba en el Mundial de F1. El calendario, y los rivales, apremian. Y Cataluña, sin Govern y con 14 días de plazo para formarlo, se acerca a perder su joya deportiva, aquella que mejor le proyecta al exterior y que más gente arrastra.