La escudería Mercedes encaraba las últimas semanas con toda la atención puesta en consumar la remontada sobre Red Bull y proclamarse así campeón del mundo de Fórmula 1. La lucha entre Hamilton y Verstappen lo centraba todo. Sin embargo, un acuerdo publicitario con 4 millones de euros de por medio lo cambió todo. Apenas hace una semana de que la compañía confirmara el acuerdo con Kingspan. Ahora, los de Toto Wolff han tenido que rectificar por el alboroto generado en Reino Unido y la influencia de un Lewis Hamilton siempre activo en aspectos sociales.
El acuerdo podía parecer un pacto más con el objetivo de ganar unos cuantos fondos en el tramo final del Mundial. Kinspan aparecería en el casco de un Lewis Hamilton con opciones de proclamarse campeón del mundo. Y, a cambio, Mercedes se haría con 4 millones. Una cantidad que, por comparar, es la misma que recibiría Hamilton en el supuesto de proclamarse campeón del mundo de la Fórmula 1. Sin embargo, el pasado de la empresa no era el de cualquier otra.
Kingspan fue una de las señaladas por la catástrofe de la Torre de Grenfell. Un incendio en 2017 acabó con la vida de 72 personas y las investigaciones realizadas señalaron al revestimiento empleado como una de las causas de la rápida extensión. Kinsgpan, encargada de fabrirar ese revestimiento, acabó aceptando que una parte de la cúpula de la empresa había gestionado de mala manera el negocio, rebajando la calidad y los controles, hasta consecuencias como la de la Torre Grenfell.
Después de conocerse el acuerdo con Mercedes, cargos políticos de Reino Unido y los colectivos de víctimas por el incendio se movilizaron. Incluso se llegó a enviar una carta a Toto Wolff, el gran peso pesado de Mercedes, que no pasó desapercibida para Lewis Hamilton. Esa presión, acompañada del respaldo del piloto inglés, han acabado siendo claves para desperdiciar 4 millones en el momento actual.
Hamilton, siempre activo
El piloto británico, como era de esperar, tuvo que hacer frente a la pregunta de qué pensaba sobre el acuerdo. Una cuestión necesaria y más a la vista del revuelo que había habido en Reino Unido tras conocerse el acuerdo. Hamilton no lo respaldó y, a pesar de evitar una crítica dura y frontal a su compañía, dejó claro que no dependía de él y que no estaba muy de acuerdo en la conveniencia de esa relación.
"No es algo que quiera hablar públicamente", llegó a advertir en una muestra de la complicación del asunto. "No tiene nada que ver conmigo, sé que Toto Wolff lo está analizando", reconoció. "El logo se pone en mi coche, ya veremos", sentenció el piloto. El acuerdo estaba condenado al fracaso y días después, como se ha podido comprobar, la vinculación con la empresa ha quedado completamente resuelta.
Así las cosas, Lewis Hamilton suma un nuevo reconocimiento a su carrera lejos de los circuitos. El piloto, después de haberse atrevido a colocar la bandera arcoíris en defensa del colectivo LGTBI en territorios como Qatar, o de pedir la movilización social en Hungría por leyes contra el mismo colectivo, no podía quedarse inmóvil a pesar de que el acuerdo estuviera relacionado con la cúpula de la escudería. El gran luchador por la igualdad racial y los derechos, acabó poniendo su aportación a la desaparición de un patrocinador que se había comprometido a desembolsar 4 millones.
"Mercedes AMG Petronas y Kingspan anuncian en el día de hoy que han acordado romper su alianza con efecto inmediato. Esta unión anunciada la semana pasada, tenía como fin crear un nuevo grupo en pro de la sostenbilidad, con el fin de que el futuro campus del equipo sea más sostenible". Sin embargo, el objetivo no se cumplió.
"Ambas partes hemos concluido en que no es el momento apropiado para llevar a cabo esta unión, aunque queremos dejar claro que siempre fue para tener un impacto positivo. Tanto unos como otros hemos llegado a un acuerdo de romper el contrato con efecto inmediato". Y una semana después, Hamilton podrá proclamarse campeón del mundo sin Kingspan en su casco.
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