La guerra entre Arabia Saudí y Yemen amenaza la Fórmula 1, el Dakar y la Supercopa de España
El bombardeo cerca del circuito de Fórmula 1 en Jeddah provocó las dudas en el paddock sobre si correr o no este fin de semana en Arabia Saudí.
27 marzo, 2022 03:00Noticias relacionadas
Cuatro horas de tensión durante la madrugada del viernes al sábado. Fue el tiempo que estuvieron reunidos los pilotos del campeonato de la Fórmula 1 con la organización del Mundial por la viabilidad de competir el fin de semana en Arabia Saudí. A mediodía habían sido bombardeadas las instalaciones de la compañía petrolera Aramco, situadas a menos de 20 kilómetros del circuito.
En el momento del atentado, atribuido por los insurgentes huthíes de Yemen, todavía se corrían los FP1 del Gran Premio. Max Verstappen se vio alertado por el olor a quemado que le llegaba debajo del casco, mientras los mecánicos le aseguraban que no venía del coche. Otros veían a lo lejos la profunda humareda que salía del lugar del ataque.
El Gobierno saudí pronto se encargó de transmitir a la FIA que la seguridad en Jeddah Corniche, zona del circuito, era máxima. "El lugar más seguro de Arabia Saudí", decía el director de Mercedes Toto Wolff. Los equipos estaban de acuerdo con lo marcado por la organización, que era seguir corriendo, pero los pilotos sembraban dudas sobre si estaban a salvo corriendo en un ambiente casi bélico.
El conflicto
La guerra en la que se ha encontrado la Fórmula 1 esta semana es la que enfrenta desde hace siete años a una coalición liderada por Arabia Saudí contra los rebeldes hutíes, grupo chií respaldado por Irán, que antes habían dado un golpe de Estado en Yemen para acabar con presidente Hadi. Arabia Saudí y EAU tenían como objetivo restituir en el poder a Hadi. El saldo son miles de muertos por bombardeos en Yemen.
Lo de este viernes ya ha tenido una represalia de Arabia Saudí. Este sábado se produjo en Saná, capital de Yemen, un bombardeo de la alianza militar encabezada por Riad. El resultado fueron ocho personas muertas y cuatro heridas, todas ellas guardias de seguridad o familiares de estos, alojados en un edificio del servicio público de pensiones de la ciudad. La situación es la misma casi a diario.
El deporte y los atentados
Los rebeldes hutíes contraatacan a Arabia Saudí donde más le duele, que es en su plan de aperturismo hacia el resto del mundo en base al deporte. La Fórmula 1 recibe 200 millones de euros anuales por la organización de la carrera en Jeddah y el patrocinio de la petrolera estatal Aramco, bombardeada este viernes. Pero el Gran Circo estaba bajo aviso de la situación en el país por los precedentes en otras disciplinas.
Los hutíes ya habían golpeado antes con un misil que fue interceptado en plena celebración de la Fórmula E y con un atentado que le costó una pierna a un integrante de la caravana del Rally Dakar, el piloto Philippe Boutron, a comienzos de año. Para que la gran prueba del desierto no se viera comprometida, se intentó ocultar en todo momento que la explosión del coche en el que iba el herido se tratara de un atentado.
La apuesta de Arabia Saudí por el deporte es total, tanto que en España está el claro ejemplo de la Supercopa de España. La RFEF tiene acordada con el país árabe la sede hasta 2029 del torneo que enfrenta a cuatro equipos españoles (campeones de Liga y Copa y los segundos de ambas competiciones). En 2020, precisamente, se jugó en Jeddah y este año se ha hecho en Riad, con triunfo del Real Madrid en ambos casos.
No somos perfectos, nadie lo es, pero queremos abrirnos al mundo
La Fórmula 1 pisa por segunda vez Arabia Saudí tras hacerlo ya en el cierre del pasado Mundial. El Gran Circo es uno de los pilares de esta estrategia del país de Oriente Medio para mejorar su imagen a través del deporte: "No somos perfectos, nadie lo es, pero queremos abrirnos al mundo que es justo lo que nos reclaman", decía el príncipe Abdulaziz, ministro de deportes, justo antes de que empezaran a rugir los motores en esta segunda edición del Gran Premio.
Por momentos, este viernes se temió que todo se viniera abajo por la postura de los pilotos tras el ataque. En juego, además de los millones que recibe la F1 cada año de Arabia Saudí, estaba el gran proyecto que todavía está por venir y que establecerá un circuito específico para la Fórmula 1 en Qiddiyah, la futura capital del entretenimiento en el país que está en construcción.
"Esperamos que el GP de Arabia se recuerde por una gran carrera y no por el incidente del viernes", rezaba la asociación de pilotos este sábado. Esta nota seguía a la de la FIA asegurando que el espectáculo iba a continuar. La organización reza para que el mal trago pase lo más rápido posible y no se vea afectada de verdad por un conflicto bélico muy latente.
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