Lewis Hamilton sigue dando de qué hablar por motivos extradeportivos en la Fórmula 1. El piloto británico volvió a ser noticia después de la tercera y última sesión de los entrenamientos libres del Gran Premio de Singapur por sus famosos piercings, algo que está terminantemente prohibido por el reglamento.
La guerra entre las dos partes viene desde lejos. Al principio de la presente temporada, el de Mercedes apareció en varias carreras con distintos pendientes de los que habitualmente luce en su cara y la FIA ya le expresó su disconformidad con aquello. Hamilton, sin embargo, hizo oídos sordos y siguió luciendo este tipo de atuendos durante varios Grandes Premios más. Incluso llegó a decir que, en el caso de ser sancionado, no le importaría perderse alguna carrera.
Después de varias semanas de tregua en las que Hamilton pareció doblegarse a las peticiones de la FIA, ahora el británico ha vuelto a la carga. En el presente Gran Premio de Singapur ha lucido de nuevo un piercing en su nariz y por ello los comisarios le han llamado al orden para que tanto él como un representante de su equipo den explicaciones.
Alega recomendación médica
Los comisarios hablan de un "posible incumplimiento del Apéndice L del Capítulo III del Código Deportivo Internacional de la FIA", un apartado en el que se habla precisamente de la imposibilidad de lucir este tipo de joyería en las carreras. En el artículo 5, se dice que "el uso de joyas en forma de piercings en el cuerpo o cadenas de metal en el cuello están prohibidos durante la competición y, por lo tanto, se puede controlar antes de la salida".
No es la primera que esto sucede y Hamilton ha llegado incluso a presentar motivos médicos para lucir estos pendientes en su cara. El piloto de Mercedes alegó ante la FIA hace tiempo que tenía que dejarse puesto el piercing de su nariz para la correcta curación y mantenimiento de la herida, y hasta ha buscado una exención médica para librarse de sanciones.
La FIA, por su parte, se remite a la seguridad de los pilotos para impedir los piercings y cualquier accesorio que se le parezca: "El uso de joyas puede dificultar tanto las intervenciones médicas como el diagnóstico y el tratamiento posterior en caso de que sea necesario después de un accidente. La presencia de joyas puede complicar, debido al riesgo de enganche, la retirada del equipo de seguridad del conductor como el casco, pasamontañas y monos".
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Un desafío tras otro
Tras alegar aquellos problemas médicos para la retirada de sus piercings, la FIA le dio al inicio de temporada un tiempo considerable de margen a Hamilton para que solucionara todo. Concretamente, hasta el Gran Premio de Mónaco, competición en la que se presentó con más joyas de lo habitual a modo de desafío.
Sin embargo, unos días después ya en el Gran Premio de Silverstone, en su casa, Hamilton borró de su cara cualquier rastro de pendientes. También lo hizo en las siguientes carreras en Italia, Países Bajos y Bélgica, pero ahora ha vuelto a la carga.
Ahora está por ver si la FIA, después de volver a llamar al orden al piloto británico, decide castigarle o todo vuelve a quedarse en un simple aviso. Hamilton, por su parte, ha demostrado que está dispuesto a llevar esta guerra hasta el final.