El Gran Premio de Australia lanzó la pregunta al aire: "¿Ha perdido Red Bull fuelle?". La escudería austriaca, a pesar de la victoria de Max Verstappen, no se vio tan dominante en comparación a las carreras de Baréin y Arabia Saudí. Esto, sin embargo, podría tratarse de solo una estrategia para mantener vivas las esperanzas del resto de equipos y de la propia FIA sobre un Mundial competido.
Es la reflexión que dejó George Russell, piloto de Mercedes, tras la carrera de Melbourne. El británico cree que Red Bull solo ha querido camuflar su gran ventaja y se puede permitir ir a medio gas y, aún así, seguir ganando. Todo para no forzar que un cambio en las reglas pueda sacudir la parrilla tras las tres primeras pruebas.
En Red Bull se defienden. Según Verstappen, líder del Mundial y ganador tanto en Baréin como en Australia, si no se vieron tan dominantes fue porque les tocó cuidar los neumáticos. No suena convincente para algunos, sobre todo para los que señalan la facilidad que tienen los bólidos de la marca de bebidas energéticas para solventar situaciones de relativa dificultad.
"Es seguro que han escondido su potencial real. Incluso creo que tienen vergüenza de mostrar su superioridad real, porque cuanto más rápido es uno, más se empeñarán los rectores del deporte en neutralizar su ventaja. En la F1 esto se ha visto muchas veces, donde se buscan pretextos más o menos reales para alterar las reglas", acusó Russell a Red Bull tras la última carrera.
El compañero de Lewis Hamilton siente que a Verstappen le bastaba con un colchón de diez segundos y mantenerlo: "De forma realista creo que tienen siete décimas de ventaja sobre el pelotón. Realmente no sé a ciencia cierta cuánto, pero Max no necesita forzar, no tiene razón para hacerlo, y Red Bull tampoco".
Verstappen replicó: "Era absurdo destruir los neumáticos duros y verse abocado a una nueva parada en boxes", dijo. Señaló que no es de los que "conducen por debajo de las posibilidades de forma voluntaria": "Una carrera de F1 no es ir a fondo. Es importante gestionar el ritmo porque nadie sabía realmente si las gomas aguantarían todo el tiempo, así que era básico llevar el coche hasta el final".
Christian Horner, jefe de Red Bull, siguió la misma línea: "En la práctica era una carrera sin paradas. Australia es una carrera a una sola parada y la primera tuvo que ser mucho antes de lo previsto. Había muchas incógnitas sobre la duración de las gomas y sobre si algún otro coche de seguridad y otra bandera roja podrían tener lugar", explicó.
El riesgo del espectáculo
La acusación de Russell, sin embargo, no ha sentado bien y llueven los 'dardos' desde Red Bull. Verstappen fue muy explícito: "Realmente Mercedes no tiene todavía un coche capaz de medirse con nosotros y ganarnos regularmente". Horner, a su vez, dejó caer que si Mercedes tenía esa sospecha sería porque los de Toto Wolff sí lo hicieron en su era de mayor dominio en la Fórmula 1.
La realidad es que la FIA nunca ha sido partidaria de que un equipo se vea excesivamente dominante, perjudicando por tanto el espectáculo y la competición. El organismo ya ha intentado reaccionar en ocasiones a situaciones así, con algunas restricciones o escuchando a otros equipos que piden cambios en las reglas.
No está demostrado que Mercedes en su mejor momento, en la era híbrida, escondiera su verdadero potencial, pero Toto Wolff sí mostró su preocupación siguiendo esa línea del discurso de la FIA de busca competitividad por el bien del Gran Circo y su atención sobre el espectador.