Lo de siempre. Da igual que no salga desde la pole, no importa que a lo largo de todo el fin de semana no haya marcado el mejor tiempo, ni siquiera que juegue en casa ajena y que haya miles de tifosi en las gradas apoyando a otros. Max Verstappen es el dueño y señor de la Fórmula 1 y cada fin de semana mina un poquito más la moral del resto de sus rivales que piensan en dar la sorpresa. [Así vivimos la victoria de Verstappen en el GP de Italia]
Eso es lo que sucedió en este Gran Premio de Italia. Carlos Sainz se las prometía muy felices después de haber dominado durante los días anteriores, pero cuando hay un rival de esta envergadura enfrente cualquier sueño se convierte en un imposible. Luchó y batalló el madrileño, pero en el momento en el que Verstappen tomó la primera plaza, la carrera se acabó.
15 vueltas duraron las esperanzas de Carlos Sainz de poder salir vencedor de Monza. Trató de domar al líder y campeón del Mundial todo lo que pudo, pero las ofensivas del holandés fueron insostenibles y las aspiraciones de Ferrari se fueron al traste.
Peor le fueron las cosas todavía a Fernando Alonso, que vivió una carrera para olvidar. Estuvo en todo momento lejos de los mejores y terminó en la novena plaza, volviendo a arrastrar los problemas de semanas anteriores.
Verstappen, al acecho
Con un coche inferior como es actualmente el Ferrari en comparación con el Red Bull, lo de Carlos Sainz iba a ser un ejercicio de pura supervivencia si aguantaba su primera posición antes de llegar a la primera chicane. Lo consiguió, así que efectivamente a partir de ahí el español tuvo que poner en marcha una estrategia de desgaste para tratar de mantener a raya el máximo tiempo posible al campeón del mundo.
Aguantó varias embestidas, pero el de Red Bull sabía que tenía las de ganar en esta lucha así que no se desesperó y tiró de paciencia para encontrar el momento oportuno. Las vueltas comenzaron a pasar mientras que un poco más atrás Fernando Alonso perdía una plaza para volver a recuperarla poco después, y la renta entre Sainz y Verstappen siempre rondaba el medio segundo.
Al paso por la vuelta 15, sucedió lo que parecía inevitable. Verstappen apretó en la recta y obligó a Sainz a entrar un poco pasado en la primera chicane. El holandés traccionó bien y terminó aupándose a la primera posición. Se le abría un nuevo escenario al de Red Bull, al que él está mucho más acostumbrado, ese de ir sin nadie por delante y marcar el ritmo que quiere.
En un abrir y cerrar de ojos, la diferencia de Verstappen con respecto a Sainz se fue ya por encima de los 3 segundos. En Ferrari sabían que en el momento en el que perdieran la primera plaza las opciones de victoria quedarían reducidas a cenizas salvo sorpresa, y efectivamente así fue.
Si Verstappen manda en la pista, directamente no hay carrera salvo que él mismo cometa un error inesperado. El de Red Bull voló marcando una vuelta rápida tras otra, y su primera parada en boxes también fue buena así que eso le bastó para seguir su plan hacia la victoria.
Lucha en Ferrari
Con Verstappen a otro ritmo, lo más atractivo de la carrera se centró en la pelea de los dos Ferrari por la segunda posición. Sainz perdió terreno y Leclerc se acercó peligrosamente. El monegasco intentó en varias ocasiones pasar a su compañero de equipo en una lucha noble en la que saltaron chispas.
El momento de entrar en boxes parecía decisivo, pero no cambió nada en el orden de la carrera. Primero paró Sainz y después lo hizo Leclerc, pero tras ambas paradas el español quedó por delante. Eso sí, en el ecuador de la carrera Checo Pérez se metió en esa pelea por la segunda posición y empezó a incomodar seriamente a los Ferrari.
El Gran Premio de Italia se había convertido por completo en una lucha Ferrari - Red Bull. De hecho, las últimas vueltas pasaron a ser una pesadilla para Carlos Sainz, agobiado por la insistencia de Checo Pérez en robarle la segunda posición.
El mexicano cerró el hueco que le separaba del español y a partir de ahí comenzó un acoso similar al que en el inicio de la carrera había hecho su compañero de equipo Max Verstappen. Consiguió Checo adelantar a un Carlos Sainz que iba fuera de ritmo pero que a pelea no le iba a ganar nadie.
Cayó hasta el tercer escalón el español, y eso significaba pasar a pelear por el podio con Charles Leclerc. Su compañero de equipo le buscó las cosquillas por todos los lados, e incluso llegaron a intercambiar posiciones. En el box de Ferrari estuvo a punto de haber algún pequeño infarto por la pelea entre sus dos coches, pero finalmente todo se saldó sin incidentes y Sainz salvó la tercera posición.