La vida vuelve a la normalidad en la Fórmula 1. Después de una carrera caótica, Max Verstappen se hizo con el triunfo en el Gran Premio de Canadá. Una victoria que le sirve para seguir comandando con autoridad el Mundial, más aún con el abandono de Charles Leclerc, su principal rival por el título.
El neerlandés cruzó la línea de meta por delante de Lando Norris, piloto con quien ha tenido varias luchas en las últimas carreras. El británico de McLaren lideró durante mucho tiempo sobre el circuito de Montreal, pero se tuvo que conformar con el segundo puesto. Cerró el podio Russell después de una preciosa batalla hasta la última vuelta con su compañero Lewis Hamilton.
En cuanto a los españoles, Fernando Alonso fue la noticia positiva de la tarde. El asturiano, a los mandos de su difícil Aston Martin, logró un más que notable sexto puesto. Sólido en condiciones de mojado y seco demostró su gran nivel de pilotaje. Peor suerte tuvo Carlos Sainz que se vio obligado a abandonar después de tocarse con Albon por un trompo. Fue un fin de semana negro para el madrileño y para el equipo Ferrari ya que Leclerc también quedó fuera combate.
Carrera accidentada
La cautela imperó durante el primer tercio de carrera. Bajo la lluvia ninguno de los cuatro primeros quiso arriesgar y mientras Russell empezaba como líder y era el único en contar con aire limpio, por detrás el australiano Daniel Ricciardo salió mal y perdió tres posiciones de un plumazo.
Alonso se vio beneficiado de ello y, desde el primer giro, comenzó una batalla que se prolongó durante 25 vueltas con el británico Lewis Hamilton, que aunque tenía más ritmo de carrera, era incapaz de adelantar al bicampeón del mundo, que, sin embargo, se vio sobrepasado por el inglés tras una mala parada en el garaje de Aston Martin.
Pero la batalla estaba delante. Russell aguantaba a Verstappen, pero no pudo hacer nada con el ritmo del británico Lando Norris, que parecía dispuesto a sumar su segunda victoria y a cogerle el gusto al sabor del triunfo.
Norris calentó los neumáticos, supo llevar el monoplaza por el raíl más seco de todo el circuito y se puso a tirar. De hecho, fue el que tuvo más ritmo de carrera en el primer tercio de carrera y salió de ’caza’ a por los dos primeros. El primero en caer fue Verstappen, adelantado en la vuelta 20 en la recta previa al muro de los campeones y, una vuelta más tarde, repitió jugada con Russell, líder de carrera.
Parecía que tras la tormenta llegaría la calma, pero nada más lejos de la realidad. Cuando Norris ya había logrado más de seis segundos de ventaja sobre Verstappen, que aprovechó un despiste de Russell para ponerse segundo, el estadounidense Logan Sargeant se salió de pista y provocó un coche de seguridad que trastocó toda la carrera.
La suerte del campeón
Verstappen, Russell y Piastri pararon, pero Norris, tranquilo con su ventaja, se esperó una vuelta para pasar por ’boxes’ mientras veía qué ruedas ponían sus perseguidores. No lo sabía, pero era un error que le pudo costar apuntarse a la fiesta por el Mundial.
Norris paró y salió por detrás de Verstappen y Russell. Y el neerlandés se puso a tirar en cuanto el coche de seguridad se salió de la pista. Tiró y tiró mientras aprovechaba las pugnas entre los dos británicos para seguir sacando tiempo.
Por detrás, todo el mundo intentaba innovar, aunque casi toda recreación salía mal. Fue el caso de Leclerc, que puso gomas duras cuando todos los demás iban con intermedios por una pequeña nube que iba a dejar una fina lluvia durante unos minutos.
El monegasco volvió a los intermedios, pero ya era demasiado tarde. Había sido doblado por Verstappen y un pequeño fallo en el motor le obligó a abandonar una carrera después de haber reinado en Mónaco, consiguiendo la gran victoria de su carrera.
Pero a Sainz no es que le fueran mejor las cosas. Con la pista mojada, trompeó a falta de diecisiete vueltas y acompañó a Leclerc en el paddock, donde se amontonaron los pilotos para ver la reanudación de la carrera a falta de once vueltas para el final.
Un accidente del tailandés Alexander Albon (Williams) motivó la salida de un nuevo coche de seguridad y desde el paddock los dos pilotos de Ferrari, los de Williams y ’Checo’ Pérez, con el alerón trasero destrozado, vieron un final de carrera en el que Verstappen retornó a la victoria tras el sabor amargo de la sexta plaza en Monaco.