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Toyota ha confirmado su regreso a la Fórmula 1, de la mano del equipo Haas, marcando un nuevo capítulo en la historia de los fabricantes japoneses en la máxima categoría del automovilismo.

Este regreso representa, en muchos sentidos, el cierre de una deuda pendiente desde su retirada en 2009, motivada por la crisis económica mundial y una petición expresa del emperador de Japón de reducir gastos superfluos.

Con este regreso, Toyota se une a Honda, que también volverá a la Fórmula 1 como proveedor de unidades de pontencia en exclusiva para Aston Martin en 2026, formando un potente dúo de marcas japonesas en la competición.

Presentación del acuerdo entre Haas y Toyota. HAAS

Ambas marcas han tenido una relación intermitente pero significativa con la Fórmula 1, contribuyendo con tecnología e innovación. Sin embargo, sus retiradas, especialmente durante la crisis financiera de 2008-2009, dejaron una sensación de vacío en sus respectivas historias.

Honda, un pionero

Honda debutó en la Fórmula 1 en 1964, no mucho después de lanzar sus primeros automóviles. Durante su primera etapa en la F1, el fabricante japonés destacó por su rapidez en adaptarse y su capacidad de innovación.

Tras retirarse en 1968, regresó en 1983 como proveedor de motores, estableciendo alianzas notables, especialmente con Williams y McLaren, con quienes dejó una huella importante en la competición. Sin embargo, el estallido de la burbuja económica japonesa en 1992 llevó a Honda a dejar la F1 nuevamente.

En el año 2000, Honda regresó como escudería, pero fue en 2015 cuando volvió a destacar como proveedor de motores para McLaren, antes de iniciar su exitosa alianza con Red Bull en 2019.

Con Red Bull, Honda alcanzó la cima del éxito, contribuyendo al campeonato de pilotos de Max Verstappen. No obstante, en 2021, el fabricante japonés anunció su salida para centrarse en su transición hacia la neutralidad de carbono y en el desarrollo de vehículos eléctricos, aunque ha mantenido un acuerdo de apoyo técnico con la escudería austríaca hasta 2025.

Para 2026, los japoneses volverán oficialmente a la Fórmula 1 de la mano de Aston Martin, un movimiento alineado con las nuevas regulaciones de la FIA y los objetivos de sostenibilidad de la F1.

Honda, en la Fórmula 1 F1

Toyota, un adiós abrupto

Toyota se introdujo en la Fórmula 1 de manera formal en 2002, tras una preparación exhaustiva que incluyó el desarrollo del TF101, un monoplaza de prueba. Desde su debut, Toyota fue ganando terreno, y sus instalaciones en Colonia, Alemania, se convirtieron en una referencia para otras escuderías.

Entre 2005 y 2009, Toyota mostró un crecimiento notable, logrando varios podios y consolidándose como uno de los equipos más prometedores.

Sin embargo, en 2009, cuando Toyota parecía estar en la senda del éxito, el equipo anunció su salida. En ese contexto, Japón enfrentaba una crisis económica sin precedentes.

Uno de los primeros Toyota F1 Reuters

El emperador de JapónAkihito, pidió a las principales corporaciones del país, incluidas Toyota y Honda, que redujeran los gastos considerados innecesarios. El alto costo de la F1 se consideró un gasto excesivo y ambos fabricantes, pese a estar en una buena posición en la competición, decidieron salir de la categoría.

La salida de Toyota fue especialmente dolorosa. La inversión ya estaba hecha y el equipo había desarrollado el TF110, un monoplaza que prometía resultados destacados.

Sin embargo, la presión de las circunstancias llevó a la retirada del equipo, renunciando así a los beneficios económicos que la F1 ofrecía y dejando un vacío en la historia de Toyota en el automovilismo.

El regreso de Toyota a la Fórmula 1 no se da en solitario, sino en colaboración técnica con el equipo estadounidense Haas. Este acuerdo, aunque no convierte a Toyota en un constructor a gran escala en la F1, simboliza un nuevo paso hacia la recuperación de su legado en la máxima categoría del automovilismo.

No obstante, la naturaleza de esta alianza ha generado cierta controversia entre los aficionados. Muchos consideran que un fabricante de la envergadura de Toyota debería tener una participación más comprometida y visible, como la de otros gigantes como Mercedes o Ferrari, en lugar de limitarse a un rol de apoyo técnico.

La maniobra recuerda a la estrategia de Alfa Romeo con Sauber, en la que un fabricante importante coloca su nombre en un equipo sin estar verdaderamente comprometido en el desarrollo y la gestión del mismo.

Esta práctica ha sido criticada por los puristas del deporte, que ven en estas colaboraciones una forma de participación que no se corresponde con el peso histórico y la capacidad de las marcas involucradas.