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La figura de Ayrton Senna es, sin lugar a dudas, una de las más emblemáticas en la historia del automovilismo. Su legado en la Fórmula 1, con tres campeonatos mundiales y hazañas memorables en las pistas de todo el mundo, lo convirtió en un ícono del deporte.

Sin embargo, la reciente serie de Netflix sobre su vida ha traído a la luz aspectos de su identidad que muchos aficionados desconocían por completo. Entre estas revelaciones destaca el hecho de que el genial piloto brasileño no siempre utilizó el apellido 'Senna'.

Antes de transformarse en leyenda en la máxima categoría del automovilismo, Ayrton compitió bajo el nombre de 'Ayrton da Silva', tomando el apellido paterno que, en aquel momento, era el que lo identificaba.

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Este descubrimiento ha resultado sorprendente para quienes, durante décadas, habían identificado al tricampeón mundial únicamente como Ayrton Senna. La serie muestra que, en sus inicios en las categorías inferiores de Europa, cuando daba sus primeros pasos en el karting y en fórmulas de promoción en Inglaterra, el joven brasileño no utilizaba el apellido que luego haría famoso a nivel planetario. 

De hecho, fue más adelante, al llegar a la Fórmula 1, cuando decidió adoptar el apellido materno 'Senna', comprendiendo que 'Da Silva' era un apellido demasiado común en Brasil y que, por ende, podía dificultar su diferenciación en un ámbito internacional tan competitivo como el de la F1.

Este cambio no fue simplemente una cuestión de marketing o de vanidad, sino una estrategia cuidadosamente pensada. La notoriedad, el carisma y la singularidad de un nombre desempeñan un papel fundamental en un deporte globalizado, donde la personalidad del piloto trasciende las pistas y se convierte en parte del espectáculo.

Tomar el apellido Senna, con resonancias menos comunes, ayudó a forjar una marca personal inconfundible. Así, el mundo conocería a una estrella única e irrepetible: Ayrton Senna da Silva, pero con una identidad deportiva concentrada en ese segundo apellido, más fácil de recordar, pronunciar y asociar con el piloto brasileño que revolucionaría la Fórmula 1.

El apodo

Otra de las facetas poco conocidas que la serie de Netflix ha puesto sobre la mesa es el cariñoso apodo 'Beco', con el que familiares y amigos cercanos llamaban a Ayrton desde que era niño. Este diminutivo, casi desconocido para el gran público, humaniza aún más la figura de un hombre que, a pesar de ser un genio al volante, mantenía rasgos cotidianos y afectivos propios de cualquier persona cercana a su familia y amigos.

El cariñoso 'Beco' nos recuerda que, tras el mito, había un ser humano con una historia personal, ambiciones, temores y momentos de ternura. La producción de Netflix aprovecha a fondo estas historias menos difundidas, guiando al espectador por las diferentes etapas de la vida del piloto.

Ayrton Senna al volante del McLaren (Imagen de la serie)

Desde sus inicios en el karting en Brasil, donde ya destacaba su talento natural y su obsesión por la perfección técnica, hasta sus primeras experiencias compitiendo en el Reino Unido, en las Fórmula Ford 1.600 y 2.000, e incluso en la Fórmula 3 Británica, la docuserie reconstruye el entorno en el que el joven Ayrton da Silva aprendió las estrategias, maniobras y trucos que luego lo llevarían a dominar bajo la lluvia y a marcar hitos en la Máxima categoría.

Es allí donde el futuro campeón, forjando su temple a través de una férrea disciplina y un talento innato, tomó la decisión de presentarse con un nombre que resonaría en la historia del automovilismo.

A lo largo de este repaso, la serie no se limita a exaltar los logros deportivos del brasileño, sino que muestra la complejidad de su personalidad. Senna era un hombre que combinaba una espiritualidad profunda con una voraz competitividad.

Su ética de trabajo, su pasión por la perfección y su valentía en el asfalto quedan reflejadas en cada etapa de su vida. Pero, al mismo tiempo, emergen rasgos más íntimos, como su timidez natural, su lado introvertido fuera de las pistas y el carácter reservado que lo distinguió incluso cuando ya era una superestrella mundial.

El tránsito de 'Da Silva' a 'Senna' marcó un quiebre. A partir de esa elección, su nombre y apellido se convirtieron en la representación gráfica de un mito que trascendió el deporte.