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El presidente de Honda Racing Corporation, Koji Watanabe, ha sido una figura clave en la transición que llevó a la marca japonesa a separarse de su exitoso proyecto con Red Bull.

Durante varios años, Red Bull y sus equipos asociados (primero Toro Rosso y después Racing Bulls) contaron con las unidades de potencia de Honda, lo que les permitió conquistar triunfos importantes y, eventualmente, campeonatos mundiales.

Sin embargo, en el momento en que Red Bull decidió fundar su propia división de propulsores, la colaboración con el gigante nipón se vio abocada a un punto muerto.

Watanabe, encargado de trazar la estrategia deportiva de Honda, asegura que no hallaron un espacio donde ambas partes pudieran colaborar de manera satisfactoria. De acuerdo con sus declaraciones, Red Bull contempló la creación de su motor de combustión interna y propuso a Honda responsabilizarse únicamente de la parte eléctrica.

Pero Honda juzgó que ese reparto de tareas se volvería impracticable, pues implicaba una coordinación muy compleja para integrar ambas tecnologías. Por ello, Honda optó por firmar con Aston Martin para 2026, el año en que la Fórmula 1 introducirá normas más exigentes en materia de sustentabilidad y electrificación.

Honda, en la Fórmula 1 F1

Nueva era en Aston Martin

A pesar de haber anunciado su retirada oficial al término de la temporada 2021, Honda nunca se desentendió por completo de sus actividades en la Fórmula 1. Buena muestra de ello es que continuaron dando asistencia técnica a Red Bull y Racing Bulls, lo que permitió mantener los propulsores a la altura competitiva requerida sin forzar un gasto extra.

No obstante, esta suerte de "trabajo en la sombra" tenía los días contados. Con la llegada del nuevo reglamento previsto para 2026, la marca japonesa registró su interés ante la FIA para participar con un motor propio y comenzó a negociar con varios equipos interesados en ser socios de fábrica.

Finalmente, la entidad que más convenció fue Aston Martin, una escudería ambiciosa que está realizando importantes inversiones para consolidarse en la élite de la Fórmula 1.

La firma británica comenzó en 2023 la construcción y calibración de instalaciones de vanguardia, como un túnel de viento de última generación, y sumará al reconocido ingeniero Adrian Newey a su plantilla técnica en 2025. Sin embargo, ese salto cualitativo no está exento de complicaciones.

Según Watanabe, el desarrollo de la nueva unidad de potencia para Aston Martin ha sido "muy difícil", dado que todo el concepto mecánico cambia para 2026. El reglamento obligará a utilizar combustibles renovables y a elevar de forma notable la potencia eléctrica, reduciendo a la vez la porción de la energía que proviene del motor de combustión interna.

El reto tecnológico que esto supone es enorme: la batería debe ser más ligera y con más capacidad, el motor eléctrico debe ser mucho más potente, y el bloque térmico, menos voluminoso pero suficientemente robusto para mantener el equilibrio de rendimiento.

Dupla Newey - Honda

Adrian Newey, valorado como uno de los mejores ingenieros en la historia del campeonateo, considera que 2026 marcará un verdadero punto de inflexión, ya que chasis y propulsores experimentarán cambios profundos de manera simultánea.

Subraya que, si algún fabricante logra dominar el apartado de la combustión o de la hibridación, los rivales podrían tardar varios años en alcanzarlo. El propio Newey advierte que, aunque Aston Martin cuente con el respaldo de una compañía de la talla de Honda, es complicado predecir la competitividad inicial del conjunto en la etapa que se avecina.

Vale la pena recordar que el recorrido de Honda en la era híbrida tuvo comienzos difíciles. Su regreso en 2015 se produjo con retraso respecto a los fabricantes establecidos y la asociación inicial con McLaren resultó un fracaso, generando dudas sobre la preparación de la marca para afrontar semejante desafío técnico.

Con el tiempo, la perseverancia nipona consiguió desarrollar uno de los motores más potentes de la parrilla, hasta el punto de convertir a Red Bull en un equipo ganador con relativa facilidad. Sin embargo, el escenario de 2026 es una hoja en blanco en la que nada está garantizado.

Por su parte, Aston Martin también afronta sus propios retos logísticos y de infraestructura. El nuevo túnel de viento, que debería servir como eje de las operaciones de diseño, no estará perfectamente calibrado hasta bien entrada esta temporada 2025.

Este retraso podría traducirse en datos de correlación aerodinámica incompletos, afectando el rendimiento del monoplaza durante la transición de 2025 a 2026. Además, la llegada de Newey no se producirá hasta marzo de 2025, lo que reduce su margen para ejercer una influencia amplia en el proyecto de la siguiente temporada.

Aun así, tanto la escudería como el afamado ingeniero confían en poder sentar las bases de un monoplaza que responda a las nuevas exigencias técnicas.