Hubo una etapa en la que la relación entre ambos era prácticamente inexistente. Un periodo, situado en el tiempo a lo largo de tres temporadas -desde 2008 hasta 2010-, en el que compartieron box por primera vez, pero en el que una barrera física y mental se levantó entre ambos.
Para no compartir datos ni telemetrías, un muro se instaló en el box de Yamaha cuando Valentino Rossi decidió cambiar de suministrador de neumáticos, después de que Casey Stoner ganara el título de campeón del mundo de MotoGP en 2007 con Bridgestone; mientras que Jorge Lorenzo, un recién llegado a la categoría reina, se tuvo que conformar con Michelin. Por expreso deseo de Il Dottore, cuando ambos pasaron a portar el mismo suministrador de neumáticos en 2009, el muro persistió y la relación comenzó a enrarecerse hasta estallar en 2010 antes de la marcha de Rossi a Ducati.
Hasta Masao Furusawa, por aquel entonces máximo responsable técnico de Yamaha y su valedor en la fábrica de los tres diapasones, tuvo que tomar cartas en el asunto y reprender al piloto italiano después de tocarse hasta en tres ocasiones con Lorenzo cuando éste se estaba jugando el cetro de campeón. Fue precisamente en el Twin Ring Motegi donde sucedieron los hechos y donde, un lustro después, ambos llegan separados sólo por una diferencia de 14 puntos, aunque su relación ahora es de tolerancia.
A estas alturas de la temporada, cuando restan cuatro carreras para el desenlace final, comienza a subir la tensión entre Rossi y Lorenzo, porque ambos son los dos únicos aspirantes a la corona de campeón. De momento, no han librado ninguna batalla mano a mano esta temporada, pero el maestro de la guerra psicológica ha comenzado a mostrar sus cartas contra un Lorenzo que ha llegado lesionado al Gran Premio de Japón. El piloto español, que acostumbra a salir el primero a la sesión de clasificación para tener la pista limpia, vio cómo su compañero de equipo se pegaba a su rueda y lograba el mejor tiempo en el primer giro. Un acto que molestó a Lorenzo, pese a que la pole terminó cayendo de su lado aunque sólo fuera por 81 milésimas.
“Él ha sido muy listo y yo muy ingenuo. Este año no estamos acertando muchas veces en la estrategia, pero en eso Valentino es muy bueno. Antes de salir, me he dado cuenta de lo que iba a hacer, pero tenía clara la idea de hacer tres intentos. No he pensado en la posibilidad de cancelar esa vuelta para pasar a la estrategia de dos neumáticos”, explicó Lorenzo, visiblemente enfadado en el parque cerrado: “El error es mío así que, si acaso, estoy enfadado conmigo mismo. Él juega sus cartas lo mejor que puede y sabía que por velocidad no podía hacer 1.43, pero con mi rueda sí que lo ha podido hacer. Compartir datos con él me perjudica. Vale tiene mucha experiencia y haciendo esas cosas es muy pillo”.
Tan pillo es Rossi que no se molestó en argumentar lo contrario. “Nos estamos jugando el Mundial y estas cosas suceden en la calificación, donde hay que ir muy rápido y tener los ojos muy abiertos”, afirmó el italiano, al que ya no le disgusta compartir la telemetría en el box porque es consciente de que Lorenzo es más veloz que él: “Igual que yo miro su telemetría, él y su equipo ven la mía. Seguramente, cuando yo estoy así de cerca, él sufre un poco. Debo meterle en dificultades, porque si tiene medio segundo es mucho más fuerte. Su fuerza depende también mucho de mi velocidad. Tengo que jugármela así. En el equipo Yamaha, toda la información es libre”.
Y eso, sin haber tenido todavía ningún encontronazo en la pista.