No quería ni oír hablar del título desde que llegó el pasado jueves al Twin Ring Motegi, el circuito propiedad de Honda Racing Corporation (HRC) y donde disponía de su primera bola de partido para proclamarse campeón del mundo de MotoGP. Incluso llegó a decir que había un 95% de posibilidades de no conseguirlo porque necesitaba ganar la carrera, que Valentino Rossi no terminase entre los 13 primeros y que Jorge Lorenzo no finalizase en el podio. Una carambola de campeón que Marc Márquez vio como se cumplía porque él hizo su trabajo y ganó por primera vez en el trazado de Motegi en la clase reina, uno de los dos circuitos donde nunca mientras lo había hecho antes –el otro es el austriaco Red Bull Ring-, mientras que los dos pilotos de Yamaha se fueron al suelo.
“La verdad es que es una sensación increíble porque no me lo esperaba. Volver a ser campeón del mundo es muy especial. Quiero dedicar este título a mi abuela, que murió este año. Ella estaría muy contenta”, fueron las primeras palabras del tricampeón del mundo de MotoGP más joven de la historia, que a sus 23 años acumula tres coronas de la clase reina en cuatro temporadas y cinco títulos mundialistas en siete años después de que en 2010 logrará su primer cetro de 125cc y HRC ya pusiera sus ojos sobre él para, en un futuro, llevarle a MotoGP.
Márquez, que tomó la salida desde la segunda posición, pasó a liderar la carrera en el cuarto giro tras adelantar a Lorenzo y después de defenderse con uñas y dientes de los ataques de Rossi, que trató de superarle hasta en dos ocasiones durante la segunda vuelta pero supo resistir los ataques de Il Dottore.
Con el piloto del equipo Repsol Honda liderando la carrera, el italiano de Yamaha pasó al ataque porque no quería que se le escapara. Superó en el sexto giro a su compañero de equipo, mermado físicamente tras la brutal caída en la tercera sesión libre, y fue a por Márquez pero el esfuerzo le terminó pasando factura y una vuelta después entró pasado en la curva 10 y se fue al suelo.
Con Rossi fuera de combate, no había quien plantara cara a Márquez , que demostró sentirse cómodo porque poco a poco fue ampliando su distancia con Lorenzo, al que Dovizioso comenzó a pisarle los talones hasta que a cinco vueltas para el final se fue al suelo en la curva 9.
Ante semejante panorama, Márquez tenía el panorama despejado para sumar su victoria mundialista número 55 y superar a Mick Doohan en el cómputo general. Un triunfo que le ha permitido coronarse campeón del mundo por quinta vez, como rezaba en su camiseta (Give me five), aunque en esta ocasión a la primeras de cambio gracias a una carambola de campeón.