Le quedaban siete vueltas para proclamarse campeón del mundo de MotoGP por cuarta vez. Le valía ser segundo, pero cuando Marc Márquez se sube a la moto siempre va al máximo, sin pensar en los posibles daños colaterales. El piloto español, que pugnaba con el francés Zarco por la victoria en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, se pasó de frenada en la curva 1 del circuito de Cheste, un giro a izquierdas justo después de la recta de meta. Que no acabase en el suelo fue un auténtico milagro.
Márquez, defendiéndose del ataque de Zarco, apuró demasiado la frenada y la rueda trasera de la moto empezó a derrapar. Toda la parte izquierda del cuerpo del seis veces campeón del mundo -hombro, brazo, cadera, pierna- rozó con el asfalto, pero en una maniobra solo a la altura de los fuera de serie, Márquez logró salvar la caída.
Se fue largo, tuvo que utilizar una de las escapatorias del circuito e incluso recorrer varios metros por la grava, pero Márquez logró retomar la carrera e incluso terminar en tercera posición -la victoria fue para su compañero Pedrosa- después de que Lorenzo y Dovizioso, el único rival que le podía robar el título, se fuesen al suelo en el siguiente giro.
"Iba toda la carrera muy tranquilo, pero hubo un momento en que dije: 'Tengo que apretar'. Luego no sé lo que pasó y perdí la concentración en la frenada de la curva 1", explicó Márquez al término de la carrera. "Cuando creí que me iba al suelo he pensado de todo, pero estaba segurísimo de que no soltaría la moto pasase lo que pasase. ¡Ha sido una locura!", exclamó eufórico.