El comienzo arrollador de Yamaha la pasada temporada, tras conseguir cuatro triunfos (tres de Maverick Viñales y uno de Valentino Rossi) en ocho carreras, dio paso a una extraña segunda parte del año en el que sólo obtuvieron cinco podios entre ambos pilotos y que acabó en un absoluto esperpento cuando en la última carrera del curso, en Valencia, recurrieron al chasis de 2016. Desde entonces, la fábrica de Iwata busca soluciones pero no es capaz de encontrar el camino que les lleve de nuevo a lo más alto del podio.
Yamaha ha tocado fondo en MotoGP, donde ya acumula 21 carreras sin ganar: desde la victoria de Rossi en Assen la pasada campaña. De no hacerlo este fin de semana en Silverstone igualará la peor racha de su historia, que se remonta a hace dos décadas cuando la marca de los tres diapasones subió a lo más alto del podio en el GP de Australia en 1996 (Loris Capirossi) y no volvió a hacerlo hasta el GP de Gran Bretaña en 1998 (Simon Crafar).
En medio de todo este caos, Kouji Tsuya, project leader de la marca japonesa, tuvo que comparecer en rueda de prensa durante el GP de Austria para pedir perdón a sus pilotos por no haber sido capaces de ofrecerles una moto en óptimas condiciones. “Tenemos que pedir disculpas a nuestros pilotos por el rendimiento de nuestra moto en aceleración. El rendimiento de la moto no es bueno, estamos sufriendo”, se disculpó el ingeniero responsable de Yamaha en MotoGP.
Por eso se programó un entrenamiento de urgencia en Misano, el pasado domingo. “Es difícil entender lo que está sucediendo en Iwata después de las disculpas de la fábrica. Nosotros no sabemos nada”, ha asegurado Rossi, que ha descartado avances importantes tras el test realizado en el circuito italiano.“Maverick fue muy fuerte y quizá encontró algo mejor. Yo, no”, ha sentenciado Il Dottore, que ha reclutado a Michele Gadda, un técnico especializado en electrónica y que ha sido clave en la mejora del equipo Yamaha en el Mundial de Superbike.