Regresó de nuevo al podio en Termas de Río Hondo tras superar a Andrea Dovizioso en la última vuelta. Un adelantamiento que aupó a Valentino Rossi al segundo escalón del cajón ocho meses después del último logrado la pasada temporada en Sachsenring, donde finalizó también finalizó segundo. “Fue una gran emoción volver a subir al podio en Argentina después de una espera tan larga para mí, para el equipo y también para los aficionados”, expresó el italiano que, tan eufórico estaba, que terminó por dar la mano a Marc Márquez en el mismo circuito donde el español recibió tres sanciones la pasada temporada, una de ellas por tirar al Rossi, y el piloto de Yamaha despotricó de lo lindo.
El gesto de concordia se produjo en el antepodio del Gran Premio de Argentina, cuando Il Dottore dio un golpecito en el hombro al español y le tendió la mano para felicitarle por la contundente victoria cosechada en presencia de Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna.
“Fue un momento. En Argentina nos dimos la mano y fue como el primer beso con una chica, que si sí, que si no, y estás sin amigos para que te empujen. Estábamos los dos solos allí contentos después de una gran carrera y sucedió. Desde el primer día dije que no tenía ningún problema en mantener una relación de respeto y profesionalidad. Estuvo bien, pero ahora es otra vez como con una chica y te preguntas: ¿hay segundo o no hay segundo?”, ha comparado Márquez sacándole una carcajada al italiano.
“Creo que ahora ya se ha roto el hielo y eso es importante. No creo que haya ningún problema. Este jueves, por ejemplo, nos hemos saludado. ‘Ciao Vale’. ‘Ciao Marc’. Ser amigos es difícil, pero una relación de profesionalidad y respeto no hay ningún problema”, ha valorado el líder de MotoGP mientras Rossi permanecía sentado a su izquierda.
“Era el momento adecuado. Le di la enhorabuena porque tuvo un gran fin de semana. Fue muy rápido en la carrera y creo que es lo normal”, ha explicado el italiano durante la conferencia de prensa del Gran Premio de Las Américas.
El español ya lo intentó la pasada temporada en Misano, cuando en plena conferencia de prensa se lanzó a tenderle la mano. La cara de estupefacción de Rossi dio paso a un gesto mohíno, mientras negaba con la cabeza y seguía con los brazos cruzados. El paso del tiempo parece haber curado las heridas.